Lucero, ella es la persona que se me viene en la mente, es que la misma escena no deja de darme vuelta y vueltas. Adal salió de la oficina mientras estaba hablando con Lucero, ella me llamó llorando, diciéndome que había visto a mi madre en la fiesta de anoche en casa de los padres de Adal y que si quería más información era necesario que buscara a ese hombre sí o sí.Ella tocó el tema de mi madre y fue en ese entonces que no demoré en ir tras Adal, lo siento por Dolores, pero el tema de mi madre era muy delicado y no podía esperar más tiempo, solo él tenía las respuestas a todas mis preguntas, lo que no esperé es que una de las respuestas era el fallecimiento de mi padre, cuesta que mi cabeza y corazón lo asimilen, soy un ser humano que tiene un corazón y siente dolor por un ser querido. Por un Dios que está en los cielos los amaba.လTerminé cediendo y, Adal finalmente se salió con la suya. Ha pasado una semana completa después de aquel día que me quedé en su casa, junto a mi hijo,
—No, necesito que ellos se vayan —respondí cabreada—, entiendan por una vez que necesito estar sola.—Joder... —farfulló él y a mí me dieron ganas de abrir la puerta—, no sé lo que ocurrió para que te encerraras, pero una cosa te digo mujer y es que si no me sales ahora nosotros no nos vamos y tampoco los empleados porque no es justo de que tú te quedes y ellos se vayan a dormir.Ese hombre está demente, no tuve otra opción que abrir la puerta, ¡perdí! Me enredé toda y medio dije que los dos estaban dementes.—Nena, ¿qué te pasó? —Dolores viene a mí con los brazos abiertos—, ¿por qué no me has llamado?Me detuve, se me hizo un nudo en la garganta, al sentir sus brazos junto a los míos y me suelto a llorar, entre llanto y llanto le digo que soy la culpable de que otras personas tomen malas decisiones.—No, eso no es cierto, todos somos responsables de nuestros actos y tú no le has metido un cuchillo para que esa persona la embarrara como hacemos con la mantequilla al pan.No lo hice co
လAl final Adal se salió con la suya, el muy hijo de su papá nos llevó a casa porque me dijo que estaba nerviosa y no era condiciones de manejar. Al principio me opuse, pero Dolores le metió segunda para convertirse en amiga de Adal. Luego de que Adal viera que no había nada que hacer me chantajeo utilizando estás palabras, “nuestro hijo te espera en casa”.Él se pasó de listo, ya que metió a mi bebé en nuestro pleito de que no quiero que se involucre más en mi vida, no lo necesito.Ahora que estoy en casa, me muerdo la lengua con el propósito de quedarme callada, veo como mi hijo está jugando con ese hombre, ya que Gerald se comió toda la cena que le preparo la niñera.Dolores se me acerca y me dice que debo cambiar mi actitud, que sea lo que ese hombre hizo en tiempo atrás, es mejor que se quede atrás, por el hecho de que el tiempo sigue, no se detiene y menos retrocede.Ahora ella se está convirtiendo en la salvadora y defensora de Adal. No, ese hombre no necesita que nadie interve
လLa noche es testigo de nuestra locura, no demoramos mucho tiempo cuando Lucero apareció, ya que las tres juntas decidimos salir de casa, claro está, que siempre y cuando la niñera se quede con mi bebé. Y como Lucero es de las que te juran y perjuran que todo estará bien, Dolores y yo nos hemos venido acompañarla al primer bar que encontramos, no esos de mala muerte como diría Lucero, ella tiene ese toque de superioridad y es normal, así la educaron.Para mí es la tercera vez que vengo a este tipo de lugares y creo que será la primera en la que aprovecharé para tomar cualquier bebida que lleve alcohol. En este momento cada una de nosotras contará su historia; lo que la agobia y entristece, hemos venido para ahogar nuestras penas.La música del bar es totalmente suave, no es de esas que tienes que arrancarte la campana para que te puedan escuchar. El club tiene poca iluminación, ensordecedor y lleno de cuerpos retorcidos: en la pista de baile, en los pasillos, contra el bar. Un DJ mez
—Oye, eso no se toma así —grita Lucero, intentando arrebatarme la copa de margarita, mientras ella hace el intento, yo me la empino más, aprovechando que está heladita—, ya, no tienes remedio, chico, por favor, trae tres margaritas, ella necesita más que dos margaritas, ups, lo siento, ya va por la segunda y todo se debe por querer dárselas de machita que puede tomar vodka cuando no lo es.—¡Lucero! —me quejo, terminando la última gota de margarita, dejo hago a un lado la copa para seguir con la otra—, tienes razón, no soy de tomar y si me conoces bien sabes que mi garganta se está quemando.Y le voy con la segunda margarita, lo lamento por Dolores, pero es que me arde mi garganta. ¡No! Esto no me puede estar sucediendo, la lengua se me está…—Ya te has perdido mujer, hasta ni se te entiende lo que estabas hablando.Eso mismo, ya me siento mareada, pero todo es culpa de las dos copas que le arrebaté a Lucero, es que pensé que esta vez las cosas serían diferente, que porque soy mayorsi
—Espérame, no se te ocurra irte sola —escucho detrás de mis pasos los gritos de Dolores.Ella quiere bailar conmigo, es bueno, espero que el mesero no se le ocurra llevar en este momento las margaritas. ¡Dios, es que necesito esas margaritas!—Nena, no me dejes sola —y boom, la nena Lucero se une, esto es bueno porque ahora sí estamos disfrutando la noche.Somos las tres amigas y no las rivales que todos esperan. Jamás de los jamases, olvídate de este momento. Lucero y Dolores son dos piezas importantes para mi corazón y mente.—Por favor, espérenme aquí, voy rápido al tocador, ya saben, es para que me entren las demás —las deje ahí, quería bailar con ellas, pero mi vejiga es la importante ahora.Caminé por un estrecho pasillo y llegué al baño, que era tan brillante que un pulso de dolor se disparó desde los ojos a la parte posterior de mi cabeza. Al llegar al tocador, me arreglé el pelo, y di un grito al cielo porque está vacío y todos los cubículos están disponibles para mí.Ja, qué
++Gisela++Me siento avergonzada, nuevamente aparecí en casa de Adal, esta vez y la otra no recuerdo, todo me ha estado saliendo mal, al parecer me vivo desmayando para que Adal se apiade de mí y me traiga a su casa, “nuestra habitación”.Hace media hora desperté, pero no me levanté de la cama hasta esperar que él saliera, no tuve el valor de gritar por la migraña o por las ganas de vomitar, no tomé mucho y por lo poco de mi experiencia puedo decir que me perdí por el alcohol que tomé.Me levanté desorientada de la cama y a pesar de que no llevaba ropa, ¡la ropa de ayer! Llevo puesta la ropa de Adal. Salí de la habitación, tenía que encontrarme con la primera persona que se posara en frente y le doy gracias a Dios que mi madre fue la que se puso en mi camino.Toda confundida le pregunté qué es lo que sucedía, qué cómo es que llegué aquí, ya que no recuerdo nada, de nada. A lo que ella me contestó que lo único que sabe es que Adal me trajo inconsciente y preocupado, llamó al doctor y q
—No, espero no haberte interrumpido el sueño —mis palabras son sinceras y la reacción de él es ¡nada!, ninguna emoción en su rostro, ¡está furioso!, los años pueden pasar, pero recuerdo perfectamente cuando su rostro serio es de matar y no de pensar—, solo me tomo este cafecito y me retiro, es que tengo un par de cosas que hacer en casa.—Considero que primero debemos hablar, luego te puedes ir —dice tras sentarse a mi lado—. Ya que al parecer te cuesta recordar, quiero decirte que no me agrado del todo que tomaras y que de paso te descuidaras, ¿sabes que te iba a pasar si yo no hubiese llegado a tiempo?Trago grueso, el pánico se apodera de mí, no sé qué decir y ni tengo argumentos de negarme. ¿Dónde estaban las chicas?Estoy segura de que él está mintiendo, solo quiere llenarme de miedo para que me doblegue ante él. No, está equivocado si piensa que lo premiaré.—Para serte sincera no recuerdo nada y si hablaremos de lo que pasó ayer es mejor que Lucero y Dolores estén presente, ell