++Adal++Esto debe ser una pesadilla, es que un sueño... ¡Soy un infeliz que no merece estar con ella!¡Ella es una niña-vieja! Como no podía deducir que ella era virgen, como no podía decir qué... ¡Joder! Como no podía decirme esto... Sí, soy tan estúpido que me decía: "Escucha, Adal, me puedes facilitar el trabajo, porque soy virgen". Quiero que me trague la tierra, ella es… No puede ser y lo peor es que tenemos un contrato y debemos estar juntos.Me siento mal porque no fue su mejor experiencia, realmente la traté como una cualquiera. Ella no se lo merecía. Aaaah... Siento que me estoy golpeando en la cabeza con un mazo, por ser un idiota. Debo hacer algo, tengo que arreglar lo que acabo de hacer.—¡No puedo más! Ya es suficiente, no quiero quedarme callado, dime lo que te pasa, ya que no soy adivino —Alfonso entra al despacho, sacándome de mis profundos pensamientos.—No tengo ganas de hablar —dije secamente.—Ja, ja, ja, ya me quedó claro que estás de mala —extiende sus manos en
—Prosigue —dice seriamente, cruzándose de brazos—, dónde está la sábana, ya que está limpia—le señalo a un lado de la cama, ahí está la sábana blanca junto con el edredón, ambos se mancharon de sangre y ahora no sé cómo lavarlos, ya que me da demasiada pena que lo vean.—No quiero que nadie sepa, me da demasiada vergüenza —doy un fuerte suspiro—. Lucero, perdí mi virginidad y él se enteró cuando todo se había acabado, imagínate lo histérico que se puso, tal como si hubiese cometido un delito.—¡Por Dios! —tose al sentir que se ahoga con su propia saliva y es lógico que esta confesión es para morirse.—Perdí mi virginidad —muerdo mi labio inferior—, no voy a negar que tu jefe, que es mi esposo, se come solo y hoy disfrute de ese enorme animal—jadeo.Mi piel se eriza al recordar ese momento inédito.—¡Sucia!Ella está disfrutando, y ahora estoy esperando que me diga, ¡te lo dije! También que me diga que no es pecado estar con un hombre y que no son del todo la distracción para obtener l
++Lucero++ ¡Hmmm!Pasa sus manos por mi cuerpo y besa suavemente mi barbilla y mi cuello. Podía sentir las yemas de sus dedos en mi costilla haciéndome temblar mientras sonreía divertido. Cuando pongo mi mano sobre su erección, jadea cuando me siente.—Te amo, mi amor.Eso me hace reír, mientras él me quita el pantalón. Sin esperarlo, él me levanta y me pone frente a él, acerca su boca en mi vagina y lo mordisquea por encima de mi tanga. Con desespero me quito la camisa y mi esposo me observa. Mete sus dedos por la tirilla de la tanga, me lo rompe, mientras que yo doy un pequeño grito.Me acaricia y toma cálidamente uno de mis senos, con calidez se lo mete en la boca y me chupa el pezón. Luego le da lo mismo al otro seno y me pide que me siente en su regazo. Por un momento jugaba con mis pechos, succionándolos y lamiéndolos y succionándolos, hasta que me producía mil sensaciones suaves.Se levanta conmigo para luego recostarme sobre la cama. Me besa los labios y comienza a bajar su l
လ++Gisela++ Me bajo del taxi, con un “gracias y que le vaya bien”, cierro la puerta. Dando un paso hacia delante, quedando frente al bufete de mí, sale un fuerte suspiro.—¡Mio, Dio! (Dios, mío)He venido a la empresa para hablar nuevamente con mi ex-jefe, tengo que insistir que ya no podré seguir viniendo al trabajo y que estoy demasiada agradecida por la oportunidad que me dio.¡Patrañas! Estoy aquí porque el hombre aquel no ha dejado de preguntar cuando me libraré del compromiso de ir a trabajar.En este instante no tenía intenciones de venir, pero aprovechando que él no estaba en casa y de que la abuela se fuera a casa de su hija, fue como si todo estuviese en su lugar dándome la oportunidad de salir, aunque el CEO no me dirige la palabra tengo que cumplir con el contrato.Ya… No quiero recordar lo que pasó ayer y de cómo dos desconocidos llenos de vergüenza o de preguntas durmieron en la misma habitación, tragándose lo que tenía que decir el uno al otro. Se podía decir que ambo
လEstoy saliendo de la oficina de recursos humanos y ya la renuncia está lista. Sin embargo, eso no me calma, el jefe o mi ex-jefe, sabe lo de mi casamiento fraudulento, lo que no sé es que haré. ¿Cómo conoce al Ceo?Mi cabeza va a explotar, es un sentimiento del que quiero escapar. No…, no puedo entrar en pánico, no sin antes hablar con alguien.—Gisela, me puedes regalar un segundo —yendo camino, a la salida me detengo al ver al ex-jefe frente de mí—, por favor, vamos a mi oficina.Nooo, llamará a la policía, me deportarán y me echarán presa por hacer fraude. ¡Tengo que salir corriendo!—Eh, lo siento, pero…—No es lo que piensas, quiero disculparme, por favor, tienes que creer en mí y —toma una bocanada de aire—, por el tiempo que has trabajado aquí, puedes regalarme un minuto de tu tiempo.—No, ella no tiene por qué hablar contigo —mis ojos se abren de par en par.¿Qué hace aquí?—Adal —siseo… Mi voz se pierde—¿Podemos irnos? —extiende su mano, y yo me quedo por unos segundos con
လNoooo, estoy muerta, ¿qué es lo que estoy haciendo? Entre más camino, más la embarro, no puedo tener las piernas cerradas por un día más, no fue suficiente perder mi virginidad para volverme a acostar con él. ¡Otra vez sin condón! Eso no es todo, soy una pecadora, no tengo el perdón de Dios, como se me ocurre hacerlo dentro de un auto y con el chófer dentro.—Está bien, ahora que estamos solas me puedes decir que es lo que sucede, ¿por qué el jefe me llamó de repente? Quiero saber por qué estamos en mi apartamento —ella entra a la habitación que fue mía.Eso lo decidió él a última hora, según es porque aquí es mejor que en el apartamento que había comprado. Hasta se tomó el atrevimiento de llamar a Lucero para que este conmigo.—Lucero, necesito de ti, por favor necesito otra vez esa pastilla, Dios, ¡qué voy a hacer! —empiezo a caminar de un lado a otro, la idea de quedar embarazada me aterroriza—... No es que me estés preguntando, pero lo acabo de hacer en el auto, por favor, tiene
လAaahhh… me quejo. Intento mover mi cuerpo de un lado a otro, pero entre más lo intento más me duele.¿Dónde estoy?, yo recuerdo que no he probado ni una gota de licor, no soy de las que toman porque estoy acostumbrada.Abro mis ojos y lo que puedo apreciar es que estoy en el salón de TV. Acostada sobre la alfombra y una pequeña almohada sostiene mi cabeza. ¿Dónde está Lucero?La muy hija de su madre me ha dejado aquí; se fue y no tuvo la mínima decencia de decirme, “oye perra, levántate que ya me voy”.¡Juro que la mataré!Pensé que la velada que tuvimos anoche fue maravillosa; pelis, chisme, confesiones y consejos. Sin embargo, las cosas no salieron del todo bien porque ella me ha dejado en el suelo como una perra.—Lucero —grito como loca—, Lucero… Lucero.—Lo siento señorita, pero la señorita Lucero se ha ido al trabajo —escucho que se abre la puerta corrediza del salón.Oh, es la señora dulce, ella viene tres veces a la semana a limpiar el apartamento, ¡qué vergüenza!—Necesito
***—Lista, gracias —me doy una última mirada en el espejo.—Ya le dije que usted es bella, así como una modelo —dejó de tocar mi cabello, doy media vuelta y quedo frente a ella.—Tú eres preciosa —le doy un beso en la mejilla—. Me caes bien y te considero como una amiga.—Gracias —baja la mirada.—Mírame —le exijo y ella obedece dejando ver esos ojos brillosos—. No llores por algo que es cierto y ahora saldré de aquí porque ese hombre debe estar aburrido y arrepentido de venir.—Él verá que la espera valió la pena —me debo imaginar que la señora Dulce debe pensar que soy una zorra por no perder el tiempo.—Ese hombre es mi esposo y disculpa por no invitarte a mi boda, pero fue tan rápido que ni cuenta me di cuando pasó —hablé tan rápido que la confundí más de lo que ya estaba—, luego te explicaré, puede que paso a paso.Salgo de la habitación como alma me lleva un ángel y en un par de minutos estoy entrando a la sala de estar.—Pensé que te habías olvidado de mí —dice levantándose de