cap 5

Maximiliano.

Han pasada ya tres días desde que perdí mi cama y estado durmiendo en la habitación de invitados, paso de ves en cuando a mi habitación para ver el estado de Diana qué a mejorado poco a poco, doy un suspiro cansado qué no paso desapercibido para Alfonso qué esta a mi lado.

-¿ ocurre algo señor ?

Cierro mi libro y lo miro de reojo.

-estoy un poco aburrido, por la culpa de la nieve no puedo salir y Jacobo todavía no a regresado.

-desea qué le prepare algo de comer o una bebida caliente.

-no prefiero algo más fuerte, traeme una copa de vino.

-si mi señor.

Miro como Alfonso se retira de la biblioteca y antes de regresar a mi lectura miro que la puerta de la habitación es abierta de nuevo y me sorprende ver a Diana parada en la puerta vestida con un vestido que parece ser de Gloria ya que es la única mujer que me acompañó a la casa de verano, le doy una sonrisa amable.

-me alegra ver que ya se siente mejor.

-todo gracias a sus atenciones señor Max.

-por favor siéntese hay que hacernos un poco de compañía.

Diana asiente y entra a la habitación sentándose en el sillón frente a mí, dejó el libro a un lado y creo que este sería un buen momento para discutir el quién es ella y por qué estaba en la propiedad de ese malnacido de Lucían.

-dígame señorita si no es mucho inmiscuirme en su vida pero ¿ cómo conoció a el conde Lucían ?

Me percato que las facciones delgadas de Diana se contraen una leve mueca de molestia creo que no quiere contar nada pero me llevó la grata sorpresa de que estoy pensando mal ya que comienza hablar.

-lo conocí en la calle, iba de camino a hacer un recado que me dio mi padre cuando choque con él nos estuvimos frecuentando hasta que.

Diana guarda silencio un momento para desviar la mirada a la mesita de centro que nos divide.

-me propuso matrimonio y tontamente acepté.

-pero eso es algo imposible señorita el conde Lucían ya está casado desde hace algunos años.

-en ese entonces no lo sabía.

-ya veo entonces el conde Lucían cometió fraude para casarse con usted pero me pregunto con qué adjetivo.

-al parecer esos dos querían mi dinero, no soy una persona rica solo soy la hija de un mercader pero al parecer eso era más que suficiente para ellos.

No puedo evitar que una sonrisa maliciosa aparezca en mi rostro al saber este pequeño trapo sucio del conde Lucían tendré que pedirle a Jacobo que investigue la familia de las chicas que han sido encontradas sin vida en su propiedad cuando regrese pero debo de saber más sobre el asunto.

-pero dígame señorita usted no tenía conocimiento alguno de esa boda fue un suceso muy comentado en los bailes de la sociedad.

-no suelo asistir a esos lugares no me gustan ya que la gente solo va hablar mal de las demás personas y contar los chismes de último momento además al no ser una chica de estatus social y no cumplir con los estándares de belleza no llamaba la atención de los varones y no es grato para ninguna mujer quedarse en la esquina de un salón lleno de gente bailando.

-comprendo ese sentimiento señorita a mí tampoco me gustan los bailes prefiero pasar mi tiempo a solas es por eso que dejo mi mi casa en la capital en cada invierno y vengo a esta pequeña villa a relajarme.

-disculpe qué pregunte pero quisiera saber quién en verdad es usted ya que una persona común no se puede dar el lujo de tener dos casas mucho menos una tan bonita como esta además tiene muchos modales y creo haber visto su rostro en algún lado.

Me produce un poco de gracia que no me reconozca pero con lo que dijo de que no asiste a los banquetes y bailes no me cabes la menor duda de que para ella soy solo una persona más y no le veo él porque tener que decirle quién soy en verdad bueno no aún.

-soy un servidor del palacio real.

Diana me mira con un poco de interés y asombro.

-¿ y qué hace un servidor del palacio real lejos del palacio ? ¿ qué acaso no se dice que él actual emperador es un tirano, lujurioso y bebedor ?

Cada palabra de Diana es como una puñalada en la espalda pero yo me lo he ganado yo mismo he difundido esos rumores para mantener alejadas a las señoritas e intentar hacer que todos mis enemigos piensen que no soy alguien peligroso, me esfuerzo por darle una sonrisa e intentar defenderme.

-el emperador no es tan malo solo un poco volátil se podría decir.

-bueno de todos modos yo no soy quién para juzgar yo tampoco tengo muy buen carácter que digamos la paciencia no es una de mis virtudes y siempre me han calificado por no ser lo suficiente refinada o femenina.

-tonterías señorita usted ha mostrado mejores modales de los que he visto en algunas damas de cuna noble.

-usted dice eso por qué no me conoce.

Le doy una sonrisa a Diana ya que en verdad quisiera conocerla más, por la información que me ha dado será de gran utilidad para mí y creo que esto podría ser el inicio de una hermosa amistad pero debo de pensar en alguna forma de mantenerla a mi lado mientras reúno las pruebas y darle la estocada final a ese idiota.

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