Había un dolor en el cuerpo de Russell que no era producto de la pelea, uno que estaba en su entrepierna, la cual exigía ser recompensada después de toda la semana de celibato, se escabulló con Vladímir hasta la sala de baile y solo allí lo soltó.Lo observaba como un maldito gato o animal cazando a su presa de manera sigilosa y rápida, ahora en la intimidad, no dudó en lanzarse contra él, reclamar sus labios mientras su mano recorría el cuerpo deseoso del ruso.— Vlad... Vlad...— murmuró su nombre, saboreando el aliento de ambos, uniéndose, dispuesto a disfrutarlo por esa noche, una en que por fin lo había reclamado como suyo, afianzando su relación.Sus dedos no dudaron en marcarse en la piel del joven, mientras le rompían el uniforme y sus labios gustaban ahora de romper los ajenos bajando de esa manera hacia la piel de su cuello, mezclando el sabor salitre de esta con el cobre de su sangre.– Ethan... Ethan fóllame...– exigió envolviendo su cadera con las piernas y empujándolo con
— Si, una donde podemos estar los dos juntos— Ethan no dudó en tomarlo entre sus brazos y sostenerlo de esa manera mientras se dirigían al interior de la finca, abriendo la puerta, colocándose de lado, sin ninguna intención de bajarlo, dejando que el chico le besara el cuello y saboreando sus labios cada vez que le buscaba la boca.Aun así, pese a encontrarse feliz por estar a su lado. Tenía que recordarse que era un menor de edad y que no lo tocaría.No hasta que el chico estuviera seguro de lo que sentía y no se arrepentirá de estar con él, porque tenía claro de que si cruzaba esa barrera no sería capaz de volver atrás y tampoco a él le dejaría hacerlo.Aunque no quería marcharse de Rusia, tenía que hacerlo, era por eso que se permitió idear la forma de pasar esa última noche con el chico y, aun así, no tocarlo, al menos no del modo que deseaba.Era una empresa por demás difícil, no con las ganas y él. Deseo que el nieto de Yuri le provocaban, le era difícil no estar al pendiente de
Por supuesto que no estaba en él todavía decidir o prohibir algo al joven.Aún no podía ni siquiera tomarlo, pero una cosa era decir esas palabras y otras lo que realmente estaba sintiendo en esos momentos, más allá de la fingida calma aparente que parecía tener. Sobre todo, cuando podía simplemente asegurarse que nadie más se le acercara. El simple hecho de imaginar que alguien más podía acercarse al joven y besarlo. Lo enfermaba, sobre todo si era consciente que esa otra persona probaría los labios del príncipe de la misma manera que él lo hacía en esos momentos.No, definitivamente, no podía permitirlo. Pese a que una parte de su cerebro le decía que era lo correcto, sus labios se movieron sobre los del joven en un beso que pretendía ser suave, pero que terminó convirtiéndose en una muestra de posesividad salvaje que llego a su fin con los labios de Vladímir hinchados y la respiración de ambos agitada. Aun así, no había podido saciar las ganas que tenía del joven y mucho menos el
— Entonces no importa sí… —Vladímir calló de pronto conteniéndose para no salir de encima del Americano.Se había prometido así mismo que sin importar que no le dijera algo que no le gustara, no se enojaría.Pero le resultaba imposible no querer salir huyendo. Russell era su primera relación, su primer contacto con alguien que le gustaba.Se encontraba en esa etapa de su vida en la que ya no podía comportarse como un niño y todavía le faltaba un poco para decir que era un adulto o mejor dicho para que ese hombre frente a él pudiera considerarlo un igual. Era alguien inexperto, contra un veterano activo.Estaba por mostrarle ese punto entre ellos cuando el mismo Russell lo hizo reír al darse cuenta de que no le era indiferente.—Mataré a todo aquel se acerque a ti… — esas habían sido las palabras que hicieron al corazón de Vladímir latir más rápido.Cualquier otra persona se habría escandalizado con la idea de que alguien confesara que terminaría con las personas que se le acercaran, p
Russell no pudo evitar acomodar al joven sobre su cuerpo, realmente no deseaba marcharse; sin embargo, tampoco era una opción quedarse.Tomó al joven del mentón y así poder besarlo, jamás unos labios le habían parecido tan apetecibles, como los de su joven amante, tan apetecibles que él no podía permanecer sin probarlos, para Ethan los labios de Vladímir era igual a comer su fruta favorita y era ahí donde estaba lo peligroso. Ethan no es de las personas que se prohíba nada, sobre todo si tiene que ver con algunos de sus placeres culposos por su fruta favorita, la fresa.—Podemos desayunar, puedo cocinar para ti— murmuró Ethan antes de tomarlo fuertemente de su trasero y rodar con él por la cama hasta quedar arriba de él —pero solo prepararía para ti el desayuno, porque sin duda tú eres el desayuno, qué deseo consumir —gruñó con algo de exasperación por no poder hacer eso que deseaba. Tenía que alejarse del joven, de no hacerlo, todo su esfuerzo por no tomarlo, no serviría de nada, pe
—¿Estás bien? ¿No te hizo nada?Joder casi lo perdía, casi perdía a ese odioso joven, el miedo todavía lo tenía temblando al darse cuenta de que perderlo no era algo que deseara.Pero ya tendría tiempo para reflexionar sobre su persona o sobre ese miedo que sentía.Por qué lo haría en ese momento era solo abrazar y calmar al joven, hacerle saber que jamás dejaría que le hicieran daño.—Me iba a matar— repetía una y otra vez el príncipe, quedando al descubierto en ese instante la juventud e inexperiencia que tenía en cuanto a cómo actuar en ese tipo de situaciones.—Lo sé, pero él no lo haría, yo no le dejaría hacerlo— le susurró Russell al oído abrazándolo aún más fuerte a su cuerpoSolo necesito esa invitación Vladímir por parte de Russell para buscar consuelo en sus brazos, echándose a llorar, estaba aterrorizado, hecho un mar de lágrimas que iban a morir sobre la piel de su amante, sin duda no estaba preparado para una situación como esa.Un error por parte de Yuri porque por mucho
Russell no dejó de estar tenso y con la mirada fija en su socio Yuri. Ambos jefes se encontraban en una pelea silenciosa de voluntades, moviendo cada uno sus piezas en su mente, viendo en cada nueva jugada sus posibilidades tanto de avanzar, como de retroceder. Russell no le tenía miedo a Sergey, mientras estuviera Bradley a su lado, si había algo a lo que el americano debería de temer, era a los acontecimientos que vendrían después de dejar que su caballo ejecutara al alfil de viejo, con suerte podría derrocar al viejo rey. Pero hacer algo así implicaría entrar de inmediato a una guerra y a perder por completo la posibilidad de tener algo con el príncipe.Bradley estaba encantado con la idea de poder meterle un puto tiro en la cabeza al idiota de Sergey, por las marcas de su cuerpo y el dolor que todavía sentía al moverse.Sin embargo, debía ser paciente, antes de poder ejecutar su venganza. Debe recordarse cuál es su deber principal y ese era proteger a su jefe, quien seguía incl
Bradley simplemente negó con la cabeza observando como su jefe entraba en esa habitación, sin poder, por primera vez, imaginar que era lo que haría el rey negro.Ethan entró de manera rápida, quedándose parado tras cerrar la puerta tras de él y unos segundos más para dejar que sus ojos se acostumbrarán a la semi oscuridad que reinaba en el cuarto.—¿Por qué no hace falta que me explique?— preguntó caminando hacia el joven.Era extraño. Por primera vez, Russell no sabía qué hacer o qué decir, mucho menos cómo reaccionar ante sus propios pensamientos y emociones. Tenía miedo, miedo del joven, miedo de lo que descubrió mientras estaba a punto de verlo morir. Mejor dicho, mientras él sin pensarlo se colocó como una especie de escudo humano sobre el joven para protegerlo.No era un adolescente, tenía varias primaveras para ser exactos, más de veinte primaveras desde que dejó esa etapa de ser un puberto y, a pesar de haber vivido esa etapa en su vida, jamás había tenido esa clase de senti