Por supuesto que no estaba en él todavía decidir o prohibir algo al joven.Aún no podía ni siquiera tomarlo, pero una cosa era decir esas palabras y otras lo que realmente estaba sintiendo en esos momentos, más allá de la fingida calma aparente que parecía tener. Sobre todo, cuando podía simplemente asegurarse que nadie más se le acercara. El simple hecho de imaginar que alguien más podía acercarse al joven y besarlo. Lo enfermaba, sobre todo si era consciente que esa otra persona probaría los labios del príncipe de la misma manera que él lo hacía en esos momentos.No, definitivamente, no podía permitirlo. Pese a que una parte de su cerebro le decía que era lo correcto, sus labios se movieron sobre los del joven en un beso que pretendía ser suave, pero que terminó convirtiéndose en una muestra de posesividad salvaje que llego a su fin con los labios de Vladímir hinchados y la respiración de ambos agitada. Aun así, no había podido saciar las ganas que tenía del joven y mucho menos el
— Entonces no importa sí… —Vladímir calló de pronto conteniéndose para no salir de encima del Americano.Se había prometido así mismo que sin importar que no le dijera algo que no le gustara, no se enojaría.Pero le resultaba imposible no querer salir huyendo. Russell era su primera relación, su primer contacto con alguien que le gustaba.Se encontraba en esa etapa de su vida en la que ya no podía comportarse como un niño y todavía le faltaba un poco para decir que era un adulto o mejor dicho para que ese hombre frente a él pudiera considerarlo un igual. Era alguien inexperto, contra un veterano activo.Estaba por mostrarle ese punto entre ellos cuando el mismo Russell lo hizo reír al darse cuenta de que no le era indiferente.—Mataré a todo aquel se acerque a ti… — esas habían sido las palabras que hicieron al corazón de Vladímir latir más rápido.Cualquier otra persona se habría escandalizado con la idea de que alguien confesara que terminaría con las personas que se le acercaran, p
Russell no pudo evitar acomodar al joven sobre su cuerpo, realmente no deseaba marcharse; sin embargo, tampoco era una opción quedarse.Tomó al joven del mentón y así poder besarlo, jamás unos labios le habían parecido tan apetecibles, como los de su joven amante, tan apetecibles que él no podía permanecer sin probarlos, para Ethan los labios de Vladímir era igual a comer su fruta favorita y era ahí donde estaba lo peligroso. Ethan no es de las personas que se prohíba nada, sobre todo si tiene que ver con algunos de sus placeres culposos por su fruta favorita, la fresa.—Podemos desayunar, puedo cocinar para ti— murmuró Ethan antes de tomarlo fuertemente de su trasero y rodar con él por la cama hasta quedar arriba de él —pero solo prepararía para ti el desayuno, porque sin duda tú eres el desayuno, qué deseo consumir —gruñó con algo de exasperación por no poder hacer eso que deseaba. Tenía que alejarse del joven, de no hacerlo, todo su esfuerzo por no tomarlo, no serviría de nada, pe
—¿Estás bien? ¿No te hizo nada?Joder casi lo perdía, casi perdía a ese odioso joven, el miedo todavía lo tenía temblando al darse cuenta de que perderlo no era algo que deseara.Pero ya tendría tiempo para reflexionar sobre su persona o sobre ese miedo que sentía.Por qué lo haría en ese momento era solo abrazar y calmar al joven, hacerle saber que jamás dejaría que le hicieran daño.—Me iba a matar— repetía una y otra vez el príncipe, quedando al descubierto en ese instante la juventud e inexperiencia que tenía en cuanto a cómo actuar en ese tipo de situaciones.—Lo sé, pero él no lo haría, yo no le dejaría hacerlo— le susurró Russell al oído abrazándolo aún más fuerte a su cuerpoSolo necesito esa invitación Vladímir por parte de Russell para buscar consuelo en sus brazos, echándose a llorar, estaba aterrorizado, hecho un mar de lágrimas que iban a morir sobre la piel de su amante, sin duda no estaba preparado para una situación como esa.Un error por parte de Yuri porque por mucho
Russell no dejó de estar tenso y con la mirada fija en su socio Yuri. Ambos jefes se encontraban en una pelea silenciosa de voluntades, moviendo cada uno sus piezas en su mente, viendo en cada nueva jugada sus posibilidades tanto de avanzar, como de retroceder. Russell no le tenía miedo a Sergey, mientras estuviera Bradley a su lado, si había algo a lo que el americano debería de temer, era a los acontecimientos que vendrían después de dejar que su caballo ejecutara al alfil de viejo, con suerte podría derrocar al viejo rey. Pero hacer algo así implicaría entrar de inmediato a una guerra y a perder por completo la posibilidad de tener algo con el príncipe.Bradley estaba encantado con la idea de poder meterle un puto tiro en la cabeza al idiota de Sergey, por las marcas de su cuerpo y el dolor que todavía sentía al moverse.Sin embargo, debía ser paciente, antes de poder ejecutar su venganza. Debe recordarse cuál es su deber principal y ese era proteger a su jefe, quien seguía incl
Bradley simplemente negó con la cabeza observando como su jefe entraba en esa habitación, sin poder, por primera vez, imaginar que era lo que haría el rey negro.Ethan entró de manera rápida, quedándose parado tras cerrar la puerta tras de él y unos segundos más para dejar que sus ojos se acostumbrarán a la semi oscuridad que reinaba en el cuarto.—¿Por qué no hace falta que me explique?— preguntó caminando hacia el joven.Era extraño. Por primera vez, Russell no sabía qué hacer o qué decir, mucho menos cómo reaccionar ante sus propios pensamientos y emociones. Tenía miedo, miedo del joven, miedo de lo que descubrió mientras estaba a punto de verlo morir. Mejor dicho, mientras él sin pensarlo se colocó como una especie de escudo humano sobre el joven para protegerlo.No era un adolescente, tenía varias primaveras para ser exactos, más de veinte primaveras desde que dejó esa etapa de ser un puberto y, a pesar de haber vivido esa etapa en su vida, jamás había tenido esa clase de senti
— El chico Ivanov nos ha traicionado — aseguraba uno de los presos rusos mientras los otros asentían conformes.Todos habían sido testigos de como el hijo de Alexei había dejado a su mejor hombre a su suerte, nadie entendía nada, Dimitry era incondicional de Vladímir y lo había protegido y aconsejado desde que llegaron juntos a la cárcel, no solo eso Dimitry dejó muy claro al llegar que cualquiera que se atreviera a tocar al chico estaba muerto, él y toda su familia.Pero parecía que esa lealtad no había sido devuelta y que el rey negro le había lavado el cerebro, o quizá era algo peor y realmente ese chico estaba enamorado de alguien como Russell, ellos quedaban a su merced.— Igor, llámalo — Igor, no tenía claro si llamar a Alexei Ivanov era la mejor opción, o si aquello sería algo en su contra, al fin y al cabo Russell era un gran amigo del viejo, pero para algo tenían un teléfono de contrabando en la cárcel como para estos casos y hablar con sus superiores.— Dámelo a mí — dijo el
—Eres mi reina, la ficha más letal del tablero.— la voz de Russell resonó en su cabeza como si no fuera tan solo un recuerdo. Y en cuanto uno de esos hombres estiró la mano para intentar agarrarlo, Vladímir terminó por romperle el brazo en un rápido movimiento donde se lo llevó bajo la axila y lo rompió con el codo.—¿Crees que no sé defenderme, padre?— preguntó Vladímir de pie frente a él, desafiándolo con la mirada.— Ven tú a por mí, como cuando era pequeño— lo retó, haciéndole una señal con los dedos para que se acercara — vamos quítate el cinturón y azótame.—¿Qué esperan? ¡Vayan!Alexei dio la orden haciendo que los tres hombres que quedaban escoltándolo se abalanzaron sobre el chico, y aunque al principio intentó defenderse, le fue completamente imposible.Se sorprendió mucho por la forma en que su hijo lucho. La forma que se enfrentó a los hombres uno a uno, lo hizo sentir un poco de orgullo, pero no. Alexei no debía olvidar que su hijo estaba traicionándolo.—Por poco y me en