Russell no dejó de estar tenso y con la mirada fija en su socio Yuri. Ambos jefes se encontraban en una pelea silenciosa de voluntades, moviendo cada uno sus piezas en su mente, viendo en cada nueva jugada sus posibilidades tanto de avanzar, como de retroceder. Russell no le tenía miedo a Sergey, mientras estuviera Bradley a su lado, si había algo a lo que el americano debería de temer, era a los acontecimientos que vendrían después de dejar que su caballo ejecutara al alfil de viejo, con suerte podría derrocar al viejo rey. Pero hacer algo así implicaría entrar de inmediato a una guerra y a perder por completo la posibilidad de tener algo con el príncipe.Bradley estaba encantado con la idea de poder meterle un puto tiro en la cabeza al idiota de Sergey, por las marcas de su cuerpo y el dolor que todavía sentía al moverse.Sin embargo, debía ser paciente, antes de poder ejecutar su venganza. Debe recordarse cuál es su deber principal y ese era proteger a su jefe, quien seguía incl
Bradley simplemente negó con la cabeza observando como su jefe entraba en esa habitación, sin poder, por primera vez, imaginar que era lo que haría el rey negro.Ethan entró de manera rápida, quedándose parado tras cerrar la puerta tras de él y unos segundos más para dejar que sus ojos se acostumbrarán a la semi oscuridad que reinaba en el cuarto.—¿Por qué no hace falta que me explique?— preguntó caminando hacia el joven.Era extraño. Por primera vez, Russell no sabía qué hacer o qué decir, mucho menos cómo reaccionar ante sus propios pensamientos y emociones. Tenía miedo, miedo del joven, miedo de lo que descubrió mientras estaba a punto de verlo morir. Mejor dicho, mientras él sin pensarlo se colocó como una especie de escudo humano sobre el joven para protegerlo.No era un adolescente, tenía varias primaveras para ser exactos, más de veinte primaveras desde que dejó esa etapa de ser un puberto y, a pesar de haber vivido esa etapa en su vida, jamás había tenido esa clase de senti
— El chico Ivanov nos ha traicionado — aseguraba uno de los presos rusos mientras los otros asentían conformes.Todos habían sido testigos de como el hijo de Alexei había dejado a su mejor hombre a su suerte, nadie entendía nada, Dimitry era incondicional de Vladímir y lo había protegido y aconsejado desde que llegaron juntos a la cárcel, no solo eso Dimitry dejó muy claro al llegar que cualquiera que se atreviera a tocar al chico estaba muerto, él y toda su familia.Pero parecía que esa lealtad no había sido devuelta y que el rey negro le había lavado el cerebro, o quizá era algo peor y realmente ese chico estaba enamorado de alguien como Russell, ellos quedaban a su merced.— Igor, llámalo — Igor, no tenía claro si llamar a Alexei Ivanov era la mejor opción, o si aquello sería algo en su contra, al fin y al cabo Russell era un gran amigo del viejo, pero para algo tenían un teléfono de contrabando en la cárcel como para estos casos y hablar con sus superiores.— Dámelo a mí — dijo el
—Eres mi reina, la ficha más letal del tablero.— la voz de Russell resonó en su cabeza como si no fuera tan solo un recuerdo. Y en cuanto uno de esos hombres estiró la mano para intentar agarrarlo, Vladímir terminó por romperle el brazo en un rápido movimiento donde se lo llevó bajo la axila y lo rompió con el codo.—¿Crees que no sé defenderme, padre?— preguntó Vladímir de pie frente a él, desafiándolo con la mirada.— Ven tú a por mí, como cuando era pequeño— lo retó, haciéndole una señal con los dedos para que se acercara — vamos quítate el cinturón y azótame.—¿Qué esperan? ¡Vayan!Alexei dio la orden haciendo que los tres hombres que quedaban escoltándolo se abalanzaron sobre el chico, y aunque al principio intentó defenderse, le fue completamente imposible.Se sorprendió mucho por la forma en que su hijo lucho. La forma que se enfrentó a los hombres uno a uno, lo hizo sentir un poco de orgullo, pero no. Alexei no debía olvidar que su hijo estaba traicionándolo.—Por poco y me en
Alexei era un tonto si creía que por estar en esa posición podría mostrarse altanero con él. Bradley llegó hasta ahí justo con el alcaide, quien se supone era la máxima autoridad en la cárcel. El pobre hombre apenas y podía mantenerse en pie. Bradley no lo mató a causa de la orden de su jefe de solo darle una lección.—Sabes lo que pasaría si este hombre se muere verdad, no creas que no has sido grabado entrando aquí, tengo en mi poder todo lo que tú y este hombre han hablado, matarte sería una forma sencilla de hacerte pagar…—Nadie considerará la palabra de un hombre en la cárcel o mejor dicho de un rey caído— se burló el padre de Vladímir.—Entonces prosigue con lo que hacías y te prometo que no podrás ni siquiera salir de esta cárcel. Te encerraré aquí mismo conmigo. Tras decir eso, Ethan, camino hasta donde se encontraba el padre de Vladímir, podía ver cómo el muy maldito estaba temblando de su cuerpo.No era para menos, sus hombres superaban los de él.—Te lo diré una sola vez,
—Dime mi reina ¿Qué planes tienes?Esta vez Russell no deseaba pedirle que se fuera con él. Era algo que el joven debía de decidir hacer. Su abuelo no podría oponerse a que él se lo llevara si fuera el mismo Vladímir quien lo decidiera.Siguió bajando Russell por el cuerpo de su reina, besándolo y mordiendo en los lugares que no solo lo harían removerse para liberarse, sino de placer.— No importa los planes que yo tenga, tú te irás cuando todo termine cuando salgamos de aquí— la voz de Vladímir salió quebrada por la excitación y maldijo internamente por eso mordiéndose el labio evitando gemir.—No puedes culparme por lo que he dicho si no me has contado de tus planes.Ethan subió su mirada hacia el rostro de su reina, viendo el sonrojo en su mirada, y la forma que deseaba evitar gemir. Se detuvo en una de sus tetillas, lamiéndola, succionándola, buscando quebrar la resistencia que todavía ponía Vladímir a sus avances. Notando como sus miembros no solo estaban erectos sino también húm
Bradley tenía por fin dos pasajes para los Estados Unidos, por fin tantos su jefe como él, abandonarían el territorio Ruso y regresarían a casa. Ya había pasado demasiado tiempo fuera de su reino, era momento del que el rey negro volviera.—Jefe, tengo todo preparado, he comprado los boletos para el primer vuelo a Estados Unidos.— ¿Quién dijo que me iría a los Estados Unidos?La mirada que Ethan tenía en ese momento heló la sangre de Bradley.— Entonces irá contra las órdenes de Yuri Ivanov.— ¿Crees que dejaré que el hombre que atentó contra Vladímir y contra mí ande libre? ¿Quién piensas que soy como para perdonar algo así?Ni siquiera tuvo que contestar esa pregunta, Bradley sabía la respuesta. Ya le valía al pobre infeliz irse acostumbrando a ser una rata el resto de su vida y jamás volver a aparecer en el radar de Ethan Russell.Sin embargo, no debían de olvidar que ambos seguían en una tierra y territorio extranjero, donde Russell no era el rey.— Pero tú, sí que irás a los Est
— Estaré allí, no lo dudes, jamás faltaría a ninguna de nuestras citas, mucho menos a mi futuro contigo.No podía explicarlo, pero se encontraba impaciente. Cómo si temiera que algo pasara y lo pusiera nervioso, cosa que no le gustaba, por qué estaba ansiando que el día pasara rápido.Sentirse de esa manera era algo impropio de Ethan.Algo en esa fiesta no le gustaba, por lo que sus movimientos eran extraños y erráticos en la fiesta.Sobre todo en el momento que al estar, hablando con el joven Vladímir, se observó a él mismo sobre un enorme tablero de ajedrez, observando como la mayoría de sus piezas habían sido tomadas por el adversario.La única pieza que le quedaba a su disposición era el rey negro. En pocas palabras, en ese tablero solo quedaba él en pie, ya que tanto su alfil, que era Bradley y su reina, que era Vladímir, caían sin remedio justo frente a sus ojos.Era algo cruel, pero, Russell podría permitirse perder a Bradley, pero no al joven. El rey negro se negaba a perder