Logan escuchó el sonido de la máquina, el detestable bip que marcaba sus latidos y el olor a hospital, su mano estaba sujeta y vio la cabellera rojiza a un lado de su cama.

—Maddison —dijo con voz pastosa.

Maddison levantó la cabeza, se acercó y pasó la mano por su cabello.

— ¿Te duele mucho? —Preguntó con amabilidad.

Logan negó con la cabeza.

— ¿Cómo está Asher?

—Paquita y Daniel lo cuidan, tus padres están aquí, les diré que pasen.

—Espera un momento —le pidió Logan.

Maddison esperó y él levantó su mano para pasarla por su rostro.

—Te ves cansada.

Maddison negó con la cabeza.

—No es nada. Supongo que somos resistentes…

Logan sonrió.

—No tengo ningún problema si dejo de venir al hospital.

Maddison apenas sonrió.

En ese momento entró el médico, era el mismo que lo atendió la vez pasada.

—Señor Hamilton, le daremos descuento por cliente frecuente.

—Espero no verlo más doc, al menos desde una cama de hospital.

El galeno sonrió.