Siguen pasando los días, aun leo sigue en neonatología pero recuperándose poco a poco. Emma convenció a Anna de volver a la hacienda de Andreas a descansar todas las noches, así está con más energías al otro día para cuidar a su hijo, que al estar mejor, ella puede pasar a verlo y quedarse horas junto a él.

Leo viene muy bien, aumentando de peso, consumiendo la leche de su mamá y si no ocurre nada en unas semanas ya pueden darle el alta. Anna no puede creer lo guerrero qué es su hijo y lo que Dios estuvo allí ayudándolos.

Emma y Andreas están muy bien juntos, su relación se afianza cada día más y la abuela Sofía está muy contenta por eso. Aun Emma no entiende porque Anna no le ha dicho la verdad a Andreas de que el niño no es suyo, aunque su esposo ya lo sospecha, no le dan las fechas, pero ella no puede pasar por encima de su hermana y decirle la verdad, debe ser ella quien se lo diga y tampoco puede presionarla en este momento tan delicado.

Después de desayunar Andreas se despide de