Capítulo 18
Mientras sostenía el teléfono y leía los mensajes, mis labios se curvaron involuntariamente. Pero enseguida, la sonrisa se desvaneció.

Soy huérfana, mi hijo era mi único familiar. Éramos todo el uno para el otro. Desde que él se fue, estoy completamente sola.

En las largas noches, solía acurrucarme en un rincón, soportando en soledad toda la tristeza y el dolor, llorando hasta el amanecer, incapaz de dormir.

Me volví hipersensible y cautelosa.

Cualquier pequeño cambio en mi entorno me ponía a la defensiva, levantando todas mis barreras.

Por miedo a salir lastimada, rechazaba el acercamiento de los demás.

Por eso... Cuando Antonio pidió mi "sinceridad", me sentí tan perdida y confundida.

...

Al día siguiente, en el Grupo Morales. Apenas entré a la oficina de Antonio, me abrazó por detrás, sus labios fríos rozaron la piel sensible detrás de mi oreja mientras susurraba —María, te extrañé tanto...

Inhalaba mi aroma con avidez, su respiración agitada.

Sus manos inquietas levantaron el borde
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