Mi cara estaba cubierta con la tela transparente que formaba parte de la cola. Solo la usaría por un pequeño período de tiempo, hasta que Eric me destapara.Quise que fuera así, habría más secretismo en cuanto a mi rostro. Me emocionaba.El ramo de flores iba en mis manos, era pequeño, pero Olivia decidió que sería más cómodo así.Tomé a papá del brazo, preparada para el gran día que tanto Eric había planeado para mí. Mi viejo tenía una enorme sonrisa, yo estaba satisfecha porque esta vez sí quiso llevarme al altar.Caminamos hasta la entrada, Olivia ya había entrado primero, junto a mamá ya que iban a avisar de que la novia había llegado. De pronto, en cuanto pisamos la entrada, la banda sonora empezó a sonar.La melodía que solían poner en las bodas invadió mis oídos, esa donde las trompetas eran lo que más se escuchaba. Me sentí plena, lista para disfrutar de esa tarde.No faltaba mucho para la puesta de sol, Eric me había comentado que la vista era maravillosa, la mejor.—Siempre
—Mucha felicidad y prosperidad para ambos, estaremos siempre que nos necesites, Ximena —habló mamá, sosteniendo mi mano.Las fotos habían sido tomadas y estábamos preparándonos para el baile, Olivia se había encargado de contratar a unas personas que pondrían una pista improvisada.—Gracias, mamá, papá, por acompañarme en este momento tan especial para mí —respondí, mirándolos a ambos.Eric estaba junto a mí, orgulloso del evento que había planeado con la ayuda de nuestra colega. Jeanniel y su mujer no tardaron en llegar a nuestra posición.—Nosotros iremos a sentarnos, estos tacones me matan los pies muy rápido —expresó mamá, con ternura.Mis progenitores se fueron, como la mayoría de invitados que ya estaban sentados en las mesas donde se llevaría a cabo el banquete, lugar en donde se podría presenciar tanto el baile como el atardecer de la zona.Y es que Eric planeó todo meticulosamente, porque bailar con el atardecer de fondo iba a hacer el momento mucho más especial y único, sobr
Eric no preguntó por lo que pasó entre su madre y yo, igual planeaba decírselo después, con más calma le mostraría la carta también.Regresé a la mesa. Mi padre se levantó para hacer sonar una copa y llamar la atención de todos los presentes. Era hora del brindis y cada bebida estaba preparada para ello, no me di cuenta de que lo hicieron mientras me alejé.—Atención, por favor. Me gustaría decir algunas palabras —proclamó mi padre, viéndose elocuente—. Me gustaría recordar que las diferencias entre las palabras y los hechos son abismales. Por eso es importante aprender que hay personas que te ofrecen las estrellas y otras te llevan a ellas. ¡Es un claro ejemplo sobre la diferencia de quien quiere y quien ama! —expresó—. Hoy agradecemos de estar presentes en este importante momento que comparten Ximena y Eric Watson. Así que, brindo por ellos y por su amor.Papá alzó la copa con la bebida, el resto hizo lo mismo, procurando chocar la mayor cantidad para llevar a cabo el brindis. Sonre
—Es emocionante haber visto la primera ecografía ¿No creen? Recuerdo cuando vimos a nuestra pequeña Liz por primera vez —comentó Jeanniel, haciéndose el dramático.Estábamos en casa, esperando que el programa de noticias iniciara, en donde sabríamos de qué puesto quedó Eric en el ranking. Eso le permitiría abrir su segunda compañía, lo cual lo tenía abrumado por saber si podría hacerlo o no, ya que tomaría un largo tiempo.Nos acompañaban Jeanniel, Amanda y Olivia. Por suerte, el sofá de la sala era lo bastante grande para abarcarnos a todos.—¿Ya escogiste un nombre? —cuestionó Olivia—. Pero Amanda, te sugerí que usaras el mío —se quejó.—No creo que a nuestra niña le guste ese nombre, sin ofender —reprochó Jeanniel.—¿De donde sacaste Liz? —inquirió Eric, curioso.—Me parece una agradable combinación de letras —Se excusó el moreno.—Es lindo, siento que es una manera de decir luz... Porque nuestra pequeña será la luz que ilumine nuestro camino —expresó Amanda, un poco apenada.—Ves,
*5 años después...*—Ya casi llegan los invitados, está todo preparado para la cena —avisó una mujer llamada Ximena.Su marido había preparado un pequeño evento en casa, en donde se reunirían las personas más allegadas a él y celebrarían por la reciente inauguración de su nueva empresa. Una encargada de fabricar juguetes para niños, aunque por los momentos solo habían logrado construir una fábrica en la ciudad.—Ximena, amor, te noto estresada —Eric le dio un beso en la frente, como era de costumbre.—La mesa está lista. Es que me preocupa que no les guste la comida... Me he esforzado mucho en aprender sobre cocina en los últimos años —resopló la mujer, encogida de hombros.—Cocinas divino, no te preocupes por eso —la animó su marido.Ambos se miraron con ese amor puro que no desaparecía, por más que pasaran los meses y los años. Sus corazones seguían latiendo en sincronía.—¡Mamá! ¡Liz no deja de asustarme! —exclamó un pequeño, corriendo a los brazos de su madre.El niño salió idéntic
Saqué las llaves de mi hogar para abrir la puerta principal, quería sorprender a mi esposo con un regalo que le compré en la panadería con el dinero que gané vendiendo unas prendas por internet.No quería que él fuera el único en aportar dinero para la casa o las compras, aunque no me dejaba trabajar... Dante era un hombre un poco tóxico respecto a mí.Le dije que iría a visitar a mis padres y que no volvería hasta el día siguiente. Abrí la puerta tratando de no hacer ruido porque la idea era sorprenderlo. Busqué con la mirada en cada rincón de la sala para comprobar que no estuviera, supuse que se encontraba en la habitación durmiendo porque el pobre tenía un trabajo importante.Era la mano derecha de su hermano, Eric Watson, quien era muy reconocido en el país por ser un CEO multimillonario, aunque no llegaba a los primeros puestos como otros. Dante era su secretario según lo que me decía. Caminé a pasos lentos subiendo las escaleras, hasta que llegué a la puerta que más buscaba.Nue
—¿E-el divorcio? —balbuceó Dante, impactado ante mi repentina decisión.Y es que toda mi vida había sido una jodida sumisa ante él, me había dejado pisotear cuando me decía: mi amor, tu no debes trabajar por ser mujer, por ello es mejor que te quedes en la casa.Me lo creí...Ese tipo de cosas yo me las tomaba normal, que solo eran para protegerme. Dante fue el amor de mi vida, desde mi punto de vista. No sabía cómo iba a hacer para olvidarlo si habíamos experimentado tantas cosas juntos, tantas primeras veces que me marcaron.Me dolía el alma en ese momento, una punzada en el corazón que no desaparecía por más que intentaba ser fuerte.—Hoy me llevaré mis cosas, mañana me pondré en marcha para que en los próximos días firmes el divorcio, Dante —refuté, caminando hacia el armario en donde teníamos una maleta.—¿Te irás así? ¿Y a dónde piensas ir? —cuestionó, siguiéndome el paso.—Por lo menos vístete y deja de tener las bolas al aire —reproché, al ver que el hombre seguía desnudo.—No
Ya había llorado bastante con el apoyo de mamá. Me sentía seca y que ya no me iba a salir ninguna lágrima, mucho menos si evitaba recordar a Dante.—Ya verás que todo te saldrá bien, no te puedes echar a morir por un hombre que no vale la pena ¿De acuerdo? —Llevó la palma de su mano a mi mejilla.Estábamos sentadas en la cama de la que alguna vez fue mi habitación. Mis padres quisieron conservarla para el recuerdo, sin saber que algún día volvería a ella, por lo que tenía todavía algunos póster de las bandas de rock que solía escuchar.—Nunca he trabajado... No sé qué haré —murmuré, con las manos temblorosas.—Hey, mírame —me obligó a mirarla—. No digas tonterías. Todos tenemos la capacidad de aprender cualquier cosa, nuestra mente es la que nos limita —añadió, tocando mi frente con la yema de sus dedos.—Tengo veintiocho años, mamá ¿Quién va a querer contratar a una novata con esa edad? —inquirí, alzando una ceja.—Tengo el empleo perfecto para ti. Hace poco vi en el periódico que ha