—Lo siento... No debí de haberme precipitado en adelantar las cosas. Por mi culpa Dante te lastimó otra vez —habló Eric, rodeándome con sus fortachones brazos.—Creo que ya es hora de que se le meta a la cabeza que no me volverá a tener —respondí, animándolo.Cerré mis ojos mientras inhalaba su perfume porque me sentía protegida y querida. Eric tenía algo en su esencia que me llamaba la atención, me hipnotizaba y dejaba embelesada con solo sentir su cuerpo pegado junto al mío..Era un sentimiento único que había olvidado hace mucho años. ¿Cuándo fue la última vez que Dante me abrazó con el mismo cariño? Tal vez nunca lo había hecho, tal vez era mi mente haciéndome pensar en lo mejor de él.—Muy bien, tortolitos. ¿Y yo dónde quedo? Porque ese desgraciado me golpeó y no veo que se preocupen por mí —se quejó Jeanniel, separándonos.—Discúlpame —carraspeó el castaño—. Ahora mismo te doy mi tarjeta para que vayas al mejor hospital —Rebuscó en su bolsillo.—De acuerdo, tampoco es para tant
—Pero mamá, no creo que debas... —No me dejó terminar.—Shh, se supone que es un secreto para tu padre, a él le sorprenderá —afirmó, entusiasmada.Estábamos en la cocina y la mujer le estaba haciendo un pastel, pero no cualquiera porque estaba intentando por primera vez que fuera de dos pisos. Me comentó que nunca lo había hecho y era todo un reto para ella.Yo estaba ansiosa en todo momento porque se notaba que no tenía el balance suficiente con dos palillos grandes. Pero mamá era una mujer un poco terca así que no escuchaba mis opiniones.—En serio, se va a caer —refuté, cruzada de brazos.Eran las seis de la tarde, habían pasado unos días desde que sucedió el berrinche de Dante y solía verlo solo cuando entraba y salía del edificio, aunque no me molestaba, lo cual me parecía muy extraño. Pensé que tal vez estaba planeando algo grande en mi contra.Suspiré, viendo que mi madre colocaba con sumo cuidado la parte de arriba. Papá llegaría en cualquier momento de su trabajo y ella querí
—Estás loca, de verdad. ¿Cómo puedes meterte con mi hermano? ¿Es que no te da asco? —cuestionó Dante, arrugando la boca y sin poder creerlo.Se marcaban las arrugas de su frente por lo fruncida que estaba al hablarme. No me importaba ya lo que él pensara de mí. Era hora de seguir adelante luego de darme cuenta de la verdadera persona que era.—Así como tú estás empezando una nueva relación con Rebeca, yo también tengo el derecho a estar con alguien más —repliqué, en un tono agrio.—Ximena, lo hago porque tú no quieres volver conmigo. ¡Entiende que te quiero de vuelta, carajo! —Alzó la voz, enterrando los dedos en su cabello con desespero—. Deja toda esta farsa y regresa conmigo, prometo alejarme de Rebeca.Lo miré con incredulidad ante su descarada propuesta. ¿No entendía lo que yo le decía? Al parecer Dante se pasaba mis rechazos por los huevos porque seguía de insistente con eso.Me daba rabia.—¿Disculpa? ¿Crees que soy un simple juguete que puedes tener cada vez que quieras? —inqu
Había llegado a la oficina de Eric luego de comentarle mediante un mensaje que tenía algo importante que decirle sobre su hermano. Él debía saber lo que me hizo el día anterior.Pasé en cuanto me dio la indicación y exploré el pequeño lugar, dándome cuenta que estaba solo. Me sentí aliviada de que no estuviera Dante con él. Esa mañana tuve que verlo en la recepción e hice lo posible para no mirarlo ya que me causaba terror después de lo que pasó.Mis manos temblaron en cuanto firmó su llegada, por suerte no me dirigió la palabra y lo consideré mejor.Eric se encontraba sentado en su escritorio. Lo primero que escuché fueron las teclas siendo pisadas por sus dedos, hasta que me vio acercarme y sentarme en la silla frente a él. Dejó lo que estaba haciendo para centrarse en mí.—Cuéntame ¿Qué sucedió con Dante? —preguntó, juntando ambas manos sobre la mesa.Apreté los labios y coloqué mis palmas encima de mi falta de tubo, justo en la parte de mis muslos. Buscaba el valor de poder contar
*Narrado por Eric*El fin de semana había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Iba de camino a casa de mis padres, la cual quedaba al otro extremo de la ciudad por lo que tardaría aproximadamente una hora en llegar.Mi padre no parecía muy contento conmigo en la llamada que me hizo antes de que saliera de mi hogar, avisándome que nos estaban esperando.Por desgracia, me tocó llevar a Dante, así que él iba de copiloto, apoyado en la ventana y mirando a través de ella.Suspiré, mientras conducía por la vía en donde transitaban todo tipo de vehículos. Estaba pensando en los últimos acontecimientos, sobre todo en lo que Dante era capaz de hacer para su propio beneficio.No podía creer que estuvo a punto de hacerle un daño físico y emocional a su ex esposa solo para satisfacerse a sí mismo. Tal vez le molestaba que ella ahora estuviera conmigo, pero eso no le daba el derecho de dañarla.¿Por qué a ella y no a mí?Si ambos sabíamos que nuestra enemistad fue a causa de la aparición de Ximena
*Narrado por Eric*Después de bajar del auto, Dante me siguió sin protestar ante mi confesión. Se mostraba serio y pensativo, como si estuviera debatiendo en su propia mente.Ambos nos acercamos a la entrada de la casa. Mis padres tenían un terreno bastante amplio como para considerarlo una vivienda familiar, aunque solían tener por lo menos a dos sirvientes que vivían con ellos.Toqué la puerta, hacía mucho que no los visitaba y ellos solían ir a visitarme a mí. Así como también nos comunicábamos mediante video llamadas o mensajes normales.Dante estaba parado a mi lado y era mucho más bajo que yo. Traía puesto una sudadera marrón que le hacía a resaltar sus ojos color café, los cuales me miraban con resentimiento, pero no le di importancia.Iba en serio con Ximena al darme cuenta que me estaba dando una oportunidad el día que me aceptó el beso y buscó ir más allá.Abrieron la puerta y resultó ser Olga, una señora que ha trabajado en esa casa desde que tengo memoria. Me sorprendió qu
*Narrado por Eric*—Creo que lo mejor será sacar a Dante de la empresa. Aunque duela —propuse.—No, hasta que te cases —aclaró papá, sentándose de nuevo—. Le daré una última oportunidad a Dante para corregir sus acciones durante los próximos días hasta que llegue tu boda, Eric. Cuando estés atado legalmente con Ximena, podrás despedir a Dante pues ya no tendré ningún poder sobre Rosa Blanca. Será toda tuya y de tus herederos. Así está escrito en el testamento que hice hace años —informó.—¿Y yo me quedaré sin un centavo? —cuestionó el menor.—¡Bien lo hubieras pensado antes de ser un holgazán en el trabajo! —exclamó papá, asustándolo—. ¿Crees que no me he enterado que sueles faltar días porque te da la gana? —Apretó los labios.—Cariño, ya fue suficiente... —mamá trató de calmarlo, con angustia en su expresión.—Ambos tienen que entender que el mundo es un lugar difícil, Cassie. No tendrán todo en la palma de sus manos si no se esfuerzan —masculló papá, tomando la mano de su esposa—.
Eric me estaba besando y sus labios sabían tan dulce que podría comérmelos durante todo el día. De alguna manera me hacía sentir muy bien su tacto, sus manos sosteniendo mi cintura provocaban una tembladera en mis piernas.Había caído en la red de otro Watson... Sin querer... ¿Acaso eso era amor? ¿O simplemente un capricho que se estaba creando en mi mente y corazón?Él se separó lentamente, lo suficiente como para inhalar su cálido aliento, que por cierto olía a menta. Nuestros ojos conectaron por unos segundos, en donde me invadió la vergüenza porque no me imaginaba que otro hombre pudiera amarme luego de haber pasado tantos años con uno...—Ximena... Te aprecio un montón —su mano estaba en mi mejilla, tierna y suave, a pesar de lo gruesa que era—. Me gustaría invitarte el fin de semana a una cita de verdad —añadió, con una ligera sonrisa.—¿Una cita? —cuestioné, sin poder creerlo—. ¿En dónde? ¿Estás seguro de que quieres seguir esto? —dudé.Me quería morder las uñas porque no sabía