Es bueno que te cubran el lado superior mientras la otra contraparte el inferior.
Kevin Estoy en el carro frente a la lavandería de Rodrigo. Al salir de los gritos de Barbara (sigo vivo) es imposible hablar con esa mujer. Ella quiere que olvide que existe mi hijo y que continúe mi vida. Pero se equivoca de persona, no puedo olvidar un posible hijo como un par de viejos zapatos. Sé que venir aquí es precipitado, la última vez que vi a Rodrigo no fue amigable. Estaba con los abogados defendiendo a Kendrick y nuestro trato fue tenso. Voy a hablar con él, conocerlo y que sepa que tiene mi apoyo. Por mi parte nunca abandonaría un hijo, pero fue egoísta Barbara y me negó conocer a Rodrigo. Me bajé, voy decidido a todo y al entrar veo en el mostrador a una señora mayor. Ella está contando el dinero en la caja registradora, alza su mirada y me da una sonrisa. En ese instante sale Rodrigo con la cabeza baja, está pendiente de su celular. —Olga, cierra el negocio —al alzar la cabeza sus ojos se posaron en mí—. Voy a salir con mi madre —terminó de hablar apretando la mandíb
Ella se voltea, veo su alivio y en eso escuchamos a Rodrigo gritar. —¡Vamos a terminar esta payasada!—Iremos al restaurante Candela, sabes… —dijo aturdida Barbara y la interrumpí.—Los veo allá —hablé monótono y me dirigí hacia mi carro. Barbara suspira, pero sé que es por ella. Esa mujer no es agradecida y es muy vengativa. Algo me dice que intentará ponerme como el ogro y ella la inocente de la historia. Si trata mal a su hija, no seré la excepción y veo su ira en contra de mí. Estoy de camino, veré el terreno que piso y me prepararé para lo que tenga que pasar. Al estar en la mesa los tres, se siente la tensión alta. Estamos viendo el menú, veo por el rabillo del ojo a Rodrigo y sus ojos son de mi color. —Ordenaré arroz mamposteao, bistec y amarillo —dijo Rodrigo y cierra el menú. Me gusta, pediré lo mismo. Veo que Rodrigo agarra la mano de su madre. Ella está distraída, alza sus ojos y se nota su miedo. —Pediré lo mismo, buena elección. Ves, no somos tan distintos después d
Kendrick Estoy acabando de llegar a casa, veníamos en caravana. No quería separarme de Tiara, si era por mí dejaba su chatarra en Hatillo. No era que lo íbamos a abandonar, luego enviaba a buscarlo. Pero fue imposible, Tiara se negó rotundamente. Al menos me cercioré que llegara bien a casa de su padre. Mi intención era entrar a hablar con su papá, pero mi Sirena no me lo permitió. Según ella, debe conversar con su papá en privado, para calmar todo el lío de su partida. En el camino Tiara iba a llamar a su mamá, me imagino que no fue nada gratificante la comunicación. Nuestra vida siempre es un caos, pero juntos podremos salir a flote. Me percaté que llega mi papá, lo espero en la entrada y rápido lo noto decaído. —¿Qué pasó papá? Me abraza, lo recibo, siento su carga y me preocupa. —¿Dónde está Tiara? —Mi padre puede estar mal, sin embargo, se asegura que su familia está bien. —En casa de su padre y está de vuelta en mi vida —no pude evitar la sonrisa en mis labios—. No import
Al escuchar la línea vacía, me despierto de Babilonia Tiara y tomé de cantazo el Gatorade. Qué rico baja, lancé el pote a la basura y apagué la luz. Voy caminando hacia fuera y marco a Timoteo. Lo mejor de la pandilla es que siempre estamos juntos, nos apoyamos y compartimos a cada momento. Si Oscar no está con ellos es porque los evade y pues ellos respetan. —Dímelo Ken, estabas perdido. Escucho música de fondo, mucha bulla y estoy en mi jeep montado. Activo el altavoz y enciendo el carro. —Estaba detrás de mi chica. —Dime que han vuelto y que ya se acabó todo el drama. —Sí, estamos juntos, la vida quiere que sigamos. No la pienso soltar, jamás. Escucho a los chicos gritando: ¡Eso, eh, wepa, bravo! Me tenía en altavoz, estaban celebrando y sonrío. —Qué bueno porque no soportábamos verte arrastrando los pies. ¡Ha vuelto Ken! —dijo Timoteo y suena acelerado. —Tipo, dile a Tiara que pronto cocinaremos de nuevo —comenta Jorge y se escucha muy feliz. —Jorge tendrás tiempo d
La noche transcurrió lenta, nos fuimos cuando cerraron el local como a las 1:00 de la madrugada. Cada uno se fue a su hogar, le insistí a Oscar para que fuera a mi casa, pero quiere estar con su mamá y lo entiendo. Su mamá no la está pasando bien, se pasa llorando y él teme por ella. Me di un baño, estoy en bóxer y enciendo el aire acondicionado. Tengo un poco de frío, pero es mejor a dormir con calor. Envié un texto a mi Sirena, es tarde, pero tal vez esté viendo películas. KEN: Llegué a casa, ¡te amo! Mis ojos buscan el cuadro de nuestro beso, mi sonrisa se me escapó y suena mi celular. Es un mensaje de mi Sirena.TIARA: Estoy ahora mismo acostándome, te llamé con el pensamiento. Mi Sirena me saca sonrisas y escribo. KEN: Es bueno estar en tus pensamientos, tú siempre eres la protagonista de los míos. TIARA:¡Awe! Por eso te amo mi amor. Tengo sueño, no puedo, los ojos se cierran y siento pesas encima.A bostezo, estoy cómodo en la cama arropado y voy escribiendo. KEN: Sirena d
Nuestras miradas tan distintas se encuentran y esas palabras me golpean fuerte. Sinceramente no tengo idea. Me mantuve al margen por no incomodar a Oscar y me hice de la vista larga. Pero se siente feo, saber que pude ayudar y me hice el loco. —No pensé que estuviera tan mal —dije avergonzado y mi papá se ha quedado serio—. Además, ¿cómo sabes? —Voy hacia la estufa y veo que se sube un poco la leche.Levanté la olla y se derramó un poco de leche en la hornilla. Si mi mamá estuviera se molestaría, odia que la ensucien y eché el café. Lo dejo que se mezcle y me quedé mirando la olla. —Esta mañana, al no contestar la llamada —la voz de López me hace tensarme—. Necesitaba ir con una persona interesada en Oliver, se me ocurrió comunicarme con tu padre y aunque no sabía nada fue a mi encuentro —odio haber sucumbido al sueño—. Le conté por el camino y fuimos juntos —terminó de contar López y apagué la estufa. Sirvo el café en las tazas, siento que me tocan la espalda y al voltearme por en
Tiara Nunca imaginé que saldría agarrada de la mano de la oficina de la endocrinóloga. Menos de la mano de mi Ken, me acompañó a la cita y nunca había sentido tanta alegría por ir al médico. Me sentí apoyada por primera vez. El miedo a que estuviera todo mal se esfumó y todo porque sé que me apoyaría Ken. Con él me siento amada, protegida y bendecida. Esperar a su lado fue lindo, siempre me sostuvo la mano y en la consulta se informó. Mi corazón se me quería salir de tanta alegría. Vi la sorpresa de la doctora al verme con él y no con la Leona, pero fue profesional, disimuló y contestó a todo feliz. Creo que en parte fue un alivio, tanto para mí como para la doctora no tener a mi madre presente. Era tan insolente, volvía, preguntaba lo usual y la consulta era interminable. Sentía lástima por la doctora y por los pacientes afuera. Pero le doy gracias a Dios porque mis análisis fueron buenos, la pastilla seguirá igual y tengo que venir en tres meses. Me siento orgullosa, puedo cuidarme
Ken se queda lelo y me mira esperando que suelte mi idea. —Le contaré todo, sabes que mi madre inventa cosas y tu papá es muy bueno, cederá. Ya pasó el plazo y le debo a mi hermano que conozca la verdad. Mi odioso me agarra la cara, sus ojos buscando arrepentimiento, pero no lo conseguirá. Estoy decidida, mi hermano tal vez me odie, pero si fuera mi situación agradecería la información. Somos distintos, pero al menos seré su hermana y acabaré esta falsa. —¿Estás segura? —Ken dudo y asentí—. Nena, esto es asunto de mayores y nos meteremos de sopetón. —No cambiaré de opinión, iré contigo o sin ti —hice muecas y él levantó una ceja—. Ellos se están tardando en actuar, seré una metiche, pero es nuestro hermano al fin y al cabo.Al decir que somos hermanos Kendrick se tensa, cierra sus ojos y mis ojos lo reciben al abrirlos. —Vamos, pero si se sobrepasa contigo mi puño encontrará el camino a su cara —soltó mi cara y mostró su amigo puño—. Te protegeré de él y de quien se interponga.