—¡Annie déjame ver! —resoplo sonoramente.Me echo un vistazo por última vez en el espejo, muerdo mi labio inferior observando mi trasero, la verdad es que se ve muy ajustado. Decido salir de probador de ropa y escucho a Lauren chillar. Es tan escandalosa.—¿Y bien? —¡Wow Annie! ¡Me encanta! —expresa abriendo su boca.—¿No crees que se adhiere demasiado a mi cuerpo? —niega frenéticamente. —pero...—Pero nada —interrumpe —a Said le fascinará, de hecho no podrá quitarte los ojos de encima. —sube y baja sus cejas.Escucho una risita de parte de la vendedora de la tienda, mis mejillas se tornan rojas de la vergüenzale, le doy un golpe a Lauren.—Me probaré los otros —entro nuevamente al probador y bajo el cierre que tiene en la parte inferior hasta bajarlo completamente. Agarro un vestido de color rosa claro, al contrario del que tenía puesto, este es suelto y la tela es mucho más fina. Me lo pruebo, y efectivamente es cómodo, hasta acentúa mis caderas de una forma tan sensual que sonrí
Seis meses después —¡Acelera! —le ordena Lauren a Said que conduce mientras Harry le va diciendo que todo estará bien.No me sorprendería si la policía nos multa por exceso de velocidad. Aunque eso parece no importarle al ansioso hombre que parece manejar como si estuviera en una carrera de autos.Siento otra contracción y cierro los ojos, hago una mueca de dolor. Las lágrimas bajan por mis mejillas mientras escucho las palabras de Lauren en un intento nulo de calmarme, al menos es la única que no me obliga a contar hasta diez como lo han hecho estos dos hombres. —Falta poco, vamos linda, respira profundo reteniendo el aire por seis segundos y luego suelta lentamente. —hago exactamente lo que me dice. Repito el proceso una y otra vez hasta que el auto se detiene de golpe haciendo que casi estrelle la cara contra el asiento de copiloto, Said me mira preocupado, abre la puerta ayudándome a bajar, no doy ni tres pasos cuando veo a Harry aparecer con una silla de ruedas, todo sucede ta
A continuación: Una segunda novela independiente. "Amor de Libro".Sinopsis: Si Ava hubiera sabido en un principio que aquel proyecto que debía realizar junto al chico, Jackson Mckellen, mejor conocido como el popular de la preparatoria, gracias a su envidiable físico. Haría que surgiera una amistad entre ellos, jamás se imaginó que terminaría por fijarse en lo opuesto a ella.Eran completamente diferentes, piezas que no encajaban en el mismo rompecabezas. Pero por alguna razón terminaron uniéndose, ella, una chica insegura que para muchos era invisible, menos para él, que llevaba tiempo observando a aquella chica tímida de ojos rasgados, y sin duda destacaba entre el resto. Ambos descubrirán que tienen más cosas en común de lo que pensaron, una de ellas es el amor a los libros. Pero, ¿Confiará Ava en un chico como Jack? ¿Incluso después de lo que sucedió en su pasado?
Después de salir de la librería en la que laboro, junto a Sam quien es mi mejor amiga, me siento feliz porque podré ir a casa. Ya muero por leer estos libros. El viento golpea mi rostro con fuerza, sostengo los libros que llevo en los brazos intentando por todos mis medios poder mantener el equilibrio y no tropezar. Las personas caminan sin cuidado, van metidas en su propia burbuja apartados de la realidad. No soy la excepción, desde hace rato que dejé de prestarle atención a Sam (mi compañera de trabajo y de la preparatoria en la que curso el último año) una empedernida por los libros al igual que yo. Su afición por ellos nos llevó a congeniar apenas cruzamos palabras en la librería y ahora también cafetería, un pequeño pero acogedor local lleno de maravillas plasmadas en papel, un ambiente que desprende el mejor aroma a café.Los libros se han convertido en mi único refugio, donde los problemas parecen desaparecer. En ellos encuentro tranquilidad en medio del caos, es como una guari
—¿Qué quieres? —musito tan bajo que tal vez no me escucharon. El fastidio en mi rostro es notable. —¿No tienen otra cosa más interesante qué hacer?—Uy, el patito feo está de malas —las risas de las demás resuenan en el lugar.Poso la vista en mi gaseosa, nunca soy capaz de sostenerle la mirada. —Mejor vámonos, estamos perdiendo el tiempo —sugiere Becca.«Al menos una que utiliza el cerebro» pienso.Se alejan y se sientan en unas de las mesas cerca del otro ventanal, suelto el aire que no me había dado cuenta que llevaba retenido. Esta vez me han dejado en paz, pero no creo que salga con la misma suerte en la preparatoria.—¿Algún día las enfrentarás? —pregunta Sam rompiendo el silencio que se ha formado desde que se marcharon.—Sería peor, a veces lo mejor es ignorar sus chistes sin sentido. No entiende ni la mitad de lo que dice, utiliza las pocas neuronas que aún le quedan —suelta una risita corta. —Si es que las utiliza —agrega. —pero sus comentarios no son chistes Ava, de hecho
—Está de acuerdo. Le pareció estupenda la idea, hasta nos dejó encargarnos a Sam y a mí. —digo.—Que bueno cariño, en el taller de tu madre hay algunos materiales que les servirán. —informa levantándose del taburete. Lo miro emocionada.—¿Los puedo utilizar? —asiente con la cabeza. —¡Gracias!Salgo de la cocina y entro al pequeño lugar donde mi madre solía realizar sus obras. Una manta blanca cubre una de las pinturas que no alcanzó a terminar, quito la tela dejando al descubierto una figura femenina, los detalles del vestido que se adhiere a su cuerpo es increíble. Paso los dedos sobre su rostro, me quedo observando la expresión de el, transmite varias emociones al mismo tiempo. Entre ellas, el dolor y la tristeza, viéndola más de cerca se puede percibir que su mirada rasgada está cristalizada, sin embargo se pasa por alto ese detalle pues lo que más llama la atención es su hipnotizante belleza que destaca principalmente por su cándida sonrisa.«Una sonrisa que esconde dolor» Es in
Oh por dios, esto no puede ser más vergonzoso. —N-no, no espero a nadie —titubeo —. Me urgía venir al baño y como los de las chicas lo han limpiado, se encuentra cerrado, así que vine hasta aquí pues mi vejiga estaba a punto de estallar. Solo miento, soltando una risita nerviosa, ¿Qué estupidez estoy diciendo? —¿Qué? Al ver la expresión que ha puesto por esto último que dije, me dan ganas de abofetearme, así que vuelvo a hablar intentado explicarle.—Es decir, no es que suela venir a los baños de hombres cuando voy a hacer mis necesidades, pero aguantar las ganas de ir al baño tiene consecuencias malas —trato de enmendar estúpidamente. —Oh no, cállate de una vez, Ava —dice la vocecilla en mi interior. Pero mi lengua parece tener vida propia, pues continúo diciendo —. Una de ellas son las causas de incontinencia urinaria que incluyen, obstrucción en el aparato urinario, problemas neurológico
Muerdo mis uñas, o bueno, lo poco que queda, la ansiedad me calcome viva, falta diez minutos para culminar mi turno. Ya perdí la cuenta de las veces que he volteado hacia la puerta cada vez que suena la campanilla del local, imaginando que es él. «Quizás se le olvidó» pienso.Ayudo a Sam a guardar los nuevos libros que han llegado hoy, mientras Nora se encarga de limpiar las mesas embarradas de café. El reloj marca las cinco, nos disponemos a cerrar el local, y luego echamos a andar hacia el auto de Nora que está aparcado en el estacionamiento. Sam me dice algo pero no le estoy prestando atención, pues mi mente se encuentra en otra parte.«Querrás decir en esa persona» saca a relucir aquella vocecilla interior.—Tierra llamando a Ava —sacude las manos frente a mi rostro. —¿Eh? Lo siento, ¿Qué dijiste?Vuelvo los ojos.—Tranquila Ava, lo más seguro es que lo olvidó y... —su voz se va apagando, mira por encima de mi homb