—¡Mariana! ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo podría el señor Mendoza ser infiel? Él es muy bueno con Ximena.Margarita le dio una patada debajo de la mesa a Mariana.Mariana, llevándose la mano al corazón, exclamó:—¡Claro que sí, Lisandro siendo infiel, imposible! ¡Él no es de esos! ¿Entonces qué pasó? En
Para dedicarse a remodelaciones de lujo, hay que establecerse en una zona de lujo.—En cuanto abramos la tienda, me encargaré de la nueva casa de Lisandro. ¡No nos faltarán ingresos! —dijo Ximena.—¡Vaya! —Mariana exclamó—. Ustedes, esposos, quieren monopolizar el mercado, ¡el agua del pozo no sale
—¿Qué es eso de pagar alquiler? Somos una familia. ¡Eres mi cuñada! Además, el dinero para la casa lo dio mi hermano.Sofia tomó un sorbo de su leche, pidiendo a Ximena que le diera un masaje en los brazos.Ximena le dio una palmada en el brazo y se sentó a un lado.—Usar el dinero de mi marido para
—No olvides que casi matas a Diego. Pase lo que pase, tienes la culpa. Ten cuidado de que no revivan ese asunto. Aunque tengas un acuerdo de no demanda, meterte en problemas no es buena idea.—No te quedes en Aurensia, vuelve al set en unos días y no regreses por ahora.—Decirán que te fuiste a recu
Yazmin, al ver el interés de Luis, se acomodó sus lentes y se sentó de nuevo.—Luis, en la universidad ya eras una figura prominente, con excelentes calificaciones y numerosos premios. Mantenías una buena relación con profesores y compañeros. En toda la escuela, nadie tenía una mala palabra sobre ti
Luis también se levantó, caminando lentamente hacia ella Yazmin, su actitud seguía siendo de respeto hacia una maestra, pero sus palabras tenían un frío cortante.—Señora Soto, no haré nada que perjudique a otros y menos a mí mismo, y mucho menos algo que lastime a Ximena. Si la señora Soto me busca
Luis se volvió con una mirada de confusión, frunciendo el ceño.—Nunca he buscado obtener nada.Lo que él deseaba, lo que siempre había anhelado, era que si Ximena estuviera bien, para él sería un día soleado.Isabella observaba los rasgos distinguidos de Luis.Su mirada era clara y penetrante, libr
Sofía en realidad tampoco creía en el amor ni en el matrimonio, pero cada vez que veía a Lisandro y Ximena, volvía a creer y sentía envidia. Ella y Mariana continuaron discutiendo acaloradamente, cada una aferrada a su punto de vista.Ximena, concentrada en el tráfico, presionó el claxon, frustrada.