—Mamá, tienes que estar bien. No quiere ser una niña sin madre.Últimamente, Felicia también conversaba frecuentemente con Mateo. Las palabras de él la habían influenciado, haciéndola temer especialmente perder a su madre. El niño siempre decía que su mamá le amenazaba con que, si no se portaba bien
Ximena, con las mejillas sonrojadas, murmuró.—¿No sería mala educación irnos antes de que todos terminen de comer?Mariana, deseando fervientemente que la familia se reconciliara cuanto antes, los empujaba hacia la salida, diciendo.—¡Nosotros comeremos aquí! Ustedes vayan a ocuparse de sus asuntos
—¿Yo te estoy jalando hacia abajo?, ¿cuándo te he estorbado? Hoy es un día de gran alegría para Ximena, ¿realmente tienes que discutir conmigo frente a todos? —Mariana ya había aguantado mucho.—¡Estoy hablando de los hechos! Todos están aquí hoy, y soy el único al que no llamaste. ¿Qué intentas dec
—¡¿Para qué quieres verlo?! —Lisandro se irritó, su voz cargada de enfado.—¡No creo que él matara a alguien para echarme la culpa a mí! —declaró Ximena. Él frenó de golpe, deteniendo el coche al lado del camino.—¡Vaya, qué confianza le tienes! —Ella no quería explicar demasiado.—¡Necesito verlo!
» Y vi que compró dos porciones de camarones a la Diabla. ¡Añadió mucha salsa picante, todo era rojo! ¡Es lo que te gusta! —Ximena bajó la mirada, sin querer ver a Gael forzando una sonrisa.—Estuve enferma esos días, mi garganta estaba incómoda —respondió. —Comer camarones a la Diabla cuando estás
Armando había encontrado a Sofía en el hotel. Carlos había sido dado de alta ese día y necesitaba descansar por unos días. Por eso ella había reservado una habitación para él en el hotel, justo al lado de la suya. Cuando Armando llegó, justo la vio salir de la habitación de Carlos.Naturalmente, su
—¡Espero que estés en lo correcto!Luego, dirigió una mirada profunda hacia Carlos y, sin decir nada más, se marchó con un gesto brusco. Después de que Armando se fue, ella tardó un rato en recuperarse y preguntó con incertidumbre.—¿De verdad... has decidido no tener hijos nunca? —Carlos acarició s
Lisandro le pidió a Jorge que investigara a ese tipo. Ximena se decía a sí misma, con un toque de envidia, que tener poder e influencia era una ventaja; y era que, en menos de diez minutos, toda la información de Arturo Calderón estaba ya desplegada en la computadora a disposición nuestra.Arturo Ca