Estos días, Sofía pasaba todo el día junto a Carlos. Su mundo había sido completamente ocupado por él, lo veía por todas partes. Ni siquiera había ido a visitar a su abuelo Ramón en el hospital. Había querido hacerlo, pero cuando Carlos le dijo.—Puedes ir, ¡estaré bien solo en el hospital! Si neces
Sus palabras la llenaron de esperanza, y con el corazón rebosante de dulzura, lo abrazó fuertemente.Ximena despertó sobresaltada de una pesadilla. Todo lo que podía ver era sangre y destellos de cuchillos y espadas. Soñó que Elena la estaba descuartizando. Se secó las gotas de sudor que perlaban su
El verdadero culpable fue capturado. Por lo tanto, Ximena fue liberada sin cargos. Sin embargo, estos días, la gran mayoría de los usuarios en línea, cuyas mentes habían sido lavadas con todo tipo de tramas extrañas, no aceptaron el anuncio oficial. Pensaban que ella tenía conexiones poderosas y ha
—Mamá, tienes que estar bien. No quiere ser una niña sin madre.Últimamente, Felicia también conversaba frecuentemente con Mateo. Las palabras de él la habían influenciado, haciéndola temer especialmente perder a su madre. El niño siempre decía que su mamá le amenazaba con que, si no se portaba bien
Ximena, con las mejillas sonrojadas, murmuró.—¿No sería mala educación irnos antes de que todos terminen de comer?Mariana, deseando fervientemente que la familia se reconciliara cuanto antes, los empujaba hacia la salida, diciendo.—¡Nosotros comeremos aquí! Ustedes vayan a ocuparse de sus asuntos
—¿Yo te estoy jalando hacia abajo?, ¿cuándo te he estorbado? Hoy es un día de gran alegría para Ximena, ¿realmente tienes que discutir conmigo frente a todos? —Mariana ya había aguantado mucho.—¡Estoy hablando de los hechos! Todos están aquí hoy, y soy el único al que no llamaste. ¿Qué intentas dec
—¡¿Para qué quieres verlo?! —Lisandro se irritó, su voz cargada de enfado.—¡No creo que él matara a alguien para echarme la culpa a mí! —declaró Ximena. Él frenó de golpe, deteniendo el coche al lado del camino.—¡Vaya, qué confianza le tienes! —Ella no quería explicar demasiado.—¡Necesito verlo!
» Y vi que compró dos porciones de camarones a la Diabla. ¡Añadió mucha salsa picante, todo era rojo! ¡Es lo que te gusta! —Ximena bajó la mirada, sin querer ver a Gael forzando una sonrisa.—Estuve enferma esos días, mi garganta estaba incómoda —respondió. —Comer camarones a la Diabla cuando estás