—¿No sabes quién es el pretendiente indeseable? —Lisandro aún estaba algo celoso.Sin embargo, sabía perfectamente que Antonio, siendo el hombre que era, no representaba ninguna amenaza para él.Pero si él no hubiera entrado en la vida de Ximena, cómo hubiera elegido Ximena ya sería otra historia.—¿No me digas que en serio casi te casas con Antonio?Ximena, llevándose una mano a la frente en silencio, respondió: —¡¿Cómo podría ser?! ¡Toda su familia está loca!—Cuando mi hermano se casó co
La explicación que Lisandro le dio a Ximena fue que esas personas estaban allí para custodiar los helicópteros. Ellos solo venían a practicar la conducción y no tocarían los helicópteros, así que naturalmente nadie los obstruía.Ximena, por primera vez, tuvo una vista cercana de esos tres aviones que siempre volaban sobre su cabeza y no pudo evitar mirarlos un par de veces más.—Realmente son geniales —comentó Ximena.—¿Te gustan? —Lisandro levantó una ceja, preguntando con cierto orgullo.C
En ese instante, la mente de Ximena quedó en blanco, solo sabía que una figura se había abalanzado sobre ella, protegiéndola firmemente.—Ximena, ¿Ximena? ¿Estás bien? ¡Ximena!Una voz familiar sonaba desde arriba.Ximena iba recuperando la conciencia: —¿Lisandro? ¡Lisandro! ¿Cómo estás?En el último momento, Lisandro había protegido a Ximena con su cuerpo.Ximena estaba ilesa, pero sentía un líquido cálido en su cara; al tocarlo, descubría que era sangre.—¡Lisandro, Lisandro! ¿Dónde está
Ximena estuvo a punto de llorar de nuevo por la emoción.—No tienes que sentirte culpable, no fue tu culpa, fue un problema con el auto —Lisandro suavemente le secó las lágrimas a Ximena.—¿Cómo un auto nuevo podría tener problemas? —preguntó Ximena con confusión.—No es un auto nuevo, es un auto usado renovado.—¿Qué?—Este auto debía ser uno dado de baja antes, cambiaron la carrocería y parece nuevo.El corazón de Ximena sintió un golpe fuerte: —¡Mi hermano no haría algo así!Lisandro d
Ximena, a través del espejo, observaba atentamente los cambios en la expresión de Lisandro.—¿Podría... ser?La cara de Lisandro no mostraba cambio alguno, Ximena continuó: —Antes de que te quiten los puntos, sería mejor que descansaras en cama en casa para evitar que las heridas se abran.Lisandro asintió: —Tienes razón.Ximena, después de ayudar a Lisandro a secar el pelo, tomó un poco de la crema para bebés que usualmente usaba Felicia, la puso en las mejillas de Lisandro y suavemente la
¡Esta mujer pequeña realmente lo trataba como si fuera un niño de tres años!Sin embargo, aquellos que se habían convertido en madres tenían un aura maternal, y cuidaban de los demás con gran atención y precisión.Incluso el tiempo después de la comida para tomar la medicación era calculado con precisión, ni un minuto más, ni un segundo menos.Lisandro había terminado de tomar su medicina, y Ximena lo ayudó a acostarse, le arregló la cobija, cerró bien las cortinas, preparó el cargador del ce
—Enrique, ¿tú… en qué consiste principalmente tu trabajo? —preguntó Ximena, claramente perturbada.—Cuando no hay cámaras de vigilancia y no se conoce la identidad del sospechoso, dibujo la imagen del sospechoso basándome en la descripción de la víctima.—Entonces, ¿ya hay un retrato compuesto del… del delincuente? —preguntó Ximena.Enrique sacudió la cabeza con desilusión: —Nadie ha visto su cara claramente, es muy astuto, elige a mujeres que están borrachas y desorientadas.Mujeres borrach
Rebeca, en lágrimas y sintiéndose injustamente tratada, replicó: —Mis padres me criaron con mucho esfuerzo, ¡no podía simplemente ver cómo se preocupaban por reunir el dote para el matrimonio de Toño!Ximena no quería escuchar más peleas, y salió del Bazar.Andrés la siguió: —¡Xime, lo siento! ¿Cómo está Lisandro? ¿Es grave?Ximena pensó en cómo todo el brazo de Lisandro estaba herido, y deseó que Rebeca hubiera tenido que manejar ese coche destrozado.—Heridas superficiales, han tenido que