La calidez de la mañana lleva con un "tilín" producto de una notificación en mi teléfono. Abro mis ojos lentamente y me encuentro con mi brazo derecho inmóvil, en este reposa la cabeza de mi pequeña hija, así que como puedo, tratando de no despertar a Mia, extiendo el otro brazo libre hacia la mesa de noche y sin poder ver, empiezo a moverlo de forma aleatoria hasta dar con el celular.
Es una notificación de Imstagran, he sido etiquetada por una cuenta verificada. Nada más y nada menos que por @patrickconelly.
Debo confesar que me toma por sorpresa. Pensé que Patrick había descartado esta idea. Ayer después que se fue, me di una ducha -una de verdad-, preparé el almuerzo para Mia y para mí y nos sentamos en la tarde a repasar las clases de lectura ¿Qué si Mia se comió hasta el último pedazo de zanahoria? Debo admitir que s&iac
Alguien toca la puerta tres veces.—Servicio de lavandería— Dice una voz grave al otro lado de la puerta.Pongo mis ojos en blanco y me levanto de un tirón del sofá. Tan pronto abro la puerta, coloco mi mano sobre el antebrazo de Patrick y lo hago entrar al apartamento en un santiamén.—¿Sabes que esto es un conjunto residencial, no?— Le digo cerrando la puerta lentamente, tratando de no hacer ningún ruido.—¿A qué viene eso?— Me pregunta mientras se quita la gorra de béisbol que trae puesta.—Que esto no es un hotel, no tenemos servicio de lavandería a domicilio— Le digo mientras apunto hacia el mueble para que tome asiento.—Sólo estaba bromeando ¿vale? En vez de sermonearme, deberías felicitarme. Seguí al pie de la letra tus indicaciones y llegué sano y salvo— Me guiña
Alguien llama a la puerta, por segunda vez en un mismo día, pero esta vez tengo la certeza de saber quién es.—Llegó la comida— Nos avisa Patrick mientras se levanta del piso.Jamás me había sentido más tranquila en mi vida que en el segundo qué Mia salió de la habitación bostezando mientras me llamaba. Había pasado cuestión de un minuto -cuando mucho dos- de haberme apartado del torso de Patrick para acomodarme a su lado. No estábamos haciendo nada malo, supongo, pero la idea de que mihija de cinco años me vea sentada sobre un hombre, no me gusta en lo absoluto. Me he esforzado por hacer lo correcto, por ser no solo la mejor mamá, también la mejor persona y no voy a dejar que eso se desmorone solo porque cuando estoy cerca de Patrick, hay algo en mí que se enciende.Cuando Mia se dio cuenta que Patrick estaba con nosotros, corri&oacu
Estoy terminando de peinar a Mia a la vez que ella me está contando el arco argumental de Capitán Fantástico. Yo nunca he visto las películas. Obviamente he visto imágenes y algunos fragmentos en televisión pero nada más. Cuando estrenaron la primera película, Mia estaba tan emocionada por ver la que le pedí el favor a Josie de llevarla (ella también iba a llevar a Eddie y a Peter), no iba a pagar una entrada por ir a ver la cara de Patrick en una pantalla grande. Jamás. Con Mia podía ver lo que sea, tenemos la costumbre de ir al menos dos veces por mes al cine, pero yo no iría a verlo a él. Sin embargo, no podía prohibir a mi hija que la viese, no cuando tenía tantas ganas de hacerlo.Pero yo me perdí del fenómeno de la película y no sé nada más aparte de que es una saga de superhéroes pero ahora ella me ha dejado
Cuando mi celular suena, alzo mi mano para que Josie quien está hablando, me de un segundo para contestar.—¿Sí?—Estoy llegando— Me informa Patrick.—¿Estás seguro de esto?— Le pregunto mientras me giro hacia la puerta del apartamento, dándole la espalda a todos los demás aunque puedo sentir la mirada de Josie y la mirada de Karen puestas en mí, tratando de descifrar la conversación que mantengo sobre el volumen del televisor con el que los niños están entretenidos.—Ellos quieren una noticia ¿no? Pues se la vamos a dar. Vine a por ti para llevarte al trabajo, nos verán juntos ¡Listo! Tendrán la foto que quiereny se irán a buscar otra noticia.Yo suelto un largo suspiro y asiento aunque, obviamente, sé que él no me puede ver.—Está bien.Cuelgo la llamada y
Después de tomarse un selfie con Oba, antes de que el resto de los empleados y los clientes empezaran a llegar, Patrick se despidió de mí y me dijo que lo llamase para cualquier cosa. La verdad no tuve necesidad de hacerlo, en el trabajo todo transcurrió muy normal. Casi parecía que el mundo no había descubierto que ahora era la mejor amiga de Patrick Connelly, excepto por Oba que de vez en cuando intentaba sacar algo de información extra respecto a nosotros.—Oba, no es tu problema— Le dije más de tres veces a lo largo de la noche, a la tercera vez que se lo dije, perdí la cuenta de cuantas veces más hizo el intento de saber cómo, cuándo y dónde conocí a Patrick.En la mañana, cuando el sol ha salido, me pongo en marcha para dejar el bar. Antes de tomar el autobús, me compro un café grande, un espreso, cuando me subo en el autobús qué me lleva a casa, me acomodo en el último puesto y me permito descansar los párpados un par de minutos. Cuando estoy llegando puedo ver el alboroto de l
En la vida he tenido que aprender muchas lecciones, casi todas a la mala. Pero supongo que esa es la mejor forma de aprender algo: nunca olvidas el dolor ni lo que viene con ello. Con eso no quiero decir que soy una masoquista, que me gusta sufrir porque me hace convertirme en mejor persona, no, con eso quiero decir que el sufrimiento es inevitable pero siempre podemos sacar provecho de algo, lo que sea. Una de las cosas que he aprendido es que mentir no nos lleva a ningún sitio. Sí, seguro que una mentira piadosa nos puede sacar de un atolladero o una mentira muy gorda nos puede dejar una recompensa de nueve millones de dólares, pero en medio, donde las cosas no son blancas o negras, donde hay un espectro completo de grises, es preferible elegir la verdad. Y prefiero ser honesta con mi hija. Mia es una niña muy inteligente y hay cosas que ya debería comprender, a veces tratar de proteger a alguien es la peor forma de hacerle daño. —Mia, tengo algo que decirte— Pronuncio cuando me si
Espero a que la mujer que me atendió hace un par de horas, deje sobre el mostrador las dos tazas de café que ordenó Patrick, para retomar la conversación que iniciamos tan pronto la muchedumbre de periodistas de fue y decidimos volver a este lugar para conversar en privado.—¿Cómo supiste que estaba aquí?— Pregunto mientras rasgo el borde de un sobrecito de azúcar.—No lo supe, fue una simple coincidencia— Extiendo mi mano para entregarle el otro sobre y el sacude la cabeza negando, me encojo de hombros y lo dejo sobre el plato, junto a la taza —Te llamé, muchas veces, para saber dónde estabas pero, obviamente no me atendiste— Lo escucho mientras disuelvo el azúcar en el café con ayuda de la pequeña pajita de plástico —Así que recordé lo que me dijiste, que te habías quedado sin un lugar dónde vivir y co
Aclaro mi garganta y entonces digo:—Dime algo ¿eres tan bueno en la cama como lo eres con las armas?—Te diré que sí y podrías no creerme— Dice en un tono confiado —Entonces podrías preguntarle a cualquier mujer al norte de la ciudad y conformarán mis palabras. Pero podrías elegir no creerles también, así que ¿qué te parece esto? cuando salgamos de aquí, puedes comprobarlo tu misma.—¿Qué te hace pensar que saldremos vivos de aquí?—Tú misma lo has dicho, son muy bueno con estas. De hecho, soy el mejor.Suelto una carcajada cuando leo la línea en el guión "Hace girar las armas en sus manos". Me resulta patético, divertido y entretenido a la vez.—Esta película será terrible pero va a hacer explotar la taquilla— Comentomientras espero