SerenaLos labios de Bratt invaden los míos con una intensidad que me molesta.No quiero que me bese.Forcejeo para liberarme, pero este me aprieta muy fuerte, tanto que siento que me quedaré sin oxígeno.—Bratt, esto no es divertido. Suéltame, por favor —pido al borde de los nervios.Él vuelve a besarme como si no creyera en mis palabras.No...Las lágrimas empiezan a mojarme el rostro y es cuando él cae en cuenta de que me está forzando. Con cara de espanto, me libera.—Lo siento, yo no sé qué diablos me pasa contigo. Serena, cariño, perdóname.No lo quiero cerca de mí.¿Qué les pasa a las personas a mi alrededor? ¿Acaso he despertado en una pesadilla?—¡No te atrevas a volver a tocarme, Bratt! —le advierto alterada.—Pecosa, perdón —suplica con manos y voz temblorosas—. Creí que lo querías tanto como yo, que solo te hacías la difícil. Serena, ¿de verdad lo prefieres a él? ¿Ya no sientes nada por mí?Su pregunta me agarra desprevenida.Es inevitable no viajar al pasado, cuando me mo
SerenaPresto atención al saludo de ellos y a la manera en que Ian disimula su nerviosismo e invita a Taís a pasar.No sabría describir este momento tenso, en el que las tres nos miramos atentas y en pleno mutismo.Esto es demasiado incómodo.—Tú, otra vez. —Es Yesenia quien rompe el silencio—. ¿Qué es lo que buscas aquí? ¿Acaso te gusta Ian?¡Por Dios! Esta niña si es directa. Lo que me provoca gracia es que ella no tiene derecho a reclamar nada. ¿Quién se cree que es?—Yesenia, ¿qué mierdas te pasa? —le reclama Ian enojado—. ¿Por qué diablos molestas a mis visitas?—Tengo el derecho de defender lo nuestro, Ian.¿Ah?Ian entorna los ojos con hastío y la confronta con expresión intimidante.—¿Lo nuestro? Deja de decir pendejadas —replica. Decanta en no prestarle atención a su vecina y mira a Taís con cara avergonzada—. Te ofrezco una disculpa en nombre de mi vecina metiche; toma asiento, por favor. Me agarraste desprevenido, no sabía que vendrías hoy.¿Qué?¿Qué diablos sucede aquí?—
La fiereza y la pasión hambrienta con la que Ian me come la boca, provoca que las piernas me tiemblen y que pierda el equilibrio. Por tal razón, él tiene que sostenerme por la parte baja de la espalda y apretarme fuerte contra su cuerpo firme y cálido.¡Rayos!¿Qué diablos tienen sus labios para que me abrumen de esta manera?—Ian, esto no está bien...—Yo creo que sí, pelirroja. Esto está perfecto... —replica jadeante.Este hombre del demonio me tiene en sus manos. Es que me es tan difícil resistirme a sus besos y a esa manera tan pícara de acariciarme.Me gusta tanto que siento que enloquezco a su lado.—Eres un tramposo, así no se vale —reclamo. Él me ignora por completo y vuelve a adueñarse de mis labios y voluntad, de paso, también se lleva mi cordura.Le sigo el juego y caigo en un abismo de deseo, delicia y entrega. Me encanta esto.Con un gusto insano, le succiono el labio inferior; como respuesta, Ian me lame el superior y luego mete la lengua en mi boca, donde empieza a move
IanSaco a Yesenia de mi pieza y cierro la puerta con rabia.¿Acaso se volvió loca?Me apresuro en ir al baño, para revisar que los arañazos que me atinó en la cara sean superficiales o tendré problema con los del set.Mierda, esa mujer tiene desórdenes mentales. Me atacó como gata rabiosa solo porque le confesé que me gusta la pelirroja. Una desquiciada así no debería andar en la calle.Gracias a Dios que nunca me interesó; esas mujeres tan agresivas y posesivas son un problema para cualquier hombre.Al notar los rasguños en mi cara, maldigo varias veces y busco el botiquín para empezar a curarme donde me arañó.***SerenaPor enésima vez, trato de liberarme de la mano imprudente de Bratt, que se frota de manera atrevida sobre mis muslos.Lo miro ceñuda, pero este finge estar muy concentrado en la película, que se refleja en la pantalla gigantesca del cine.Idiota.—¿Seguirás tocándome, perro? —profiero con un gruñido.De inmediato, quita la mano y me mira "confundido".—¿De qué habl
BrattMe provoca intriga la manera poco disimulada en que mi pecosa mira a Jael, y bueno, no negaré que me incomoda; sin embargo, tampoco pienso darle mucha importancia a esa tontería.Después de desayunar, Serena se despide para irse ya a Um-diosa, pero por supuesto no la dejaré ir así nomás, no; soy su marido, como tal, debe darme mi beso de despedida. Es por esto que, la jalo por el brazo para atraerla a mi cuerpo y, una vez la tengo bien abrazadita, le doy tremendo beso en la boca con lengua y todo.Muevo mis labios sobre los de ella con ansias, deseando que esta por fin deje su terquedad y terminemos este arrebato dentro de la habitación; ella debajo de mí y yo arriba mientras la embisto con delicadeza. Porque así la trataría, como a una flor frágil y tierna.No obstante, la manera en que ella trata de liberarse de mí, como si no le gustaran mis labios, es demasiado dolorosa y atenta contra mi orgullo. Es decir, Serena me está rechazando a mí, un hombre a quien todas buscan coger
SerenaObservo las olas del mar chocar contra las imponentes rocas, mientras que la brisa me levanta el cabello con vehemencia.Un suspiro sale de mi boca y trato de que las hebras dejen de golpearme el rostro, pero es en vano. Sumida en la tranquilidad que me brinda el océano, una decisión definitiva surca en mi cabeza, al verlo tomar sus fotografías con esa entrega que lo caracteriza.«Él es perfecto en su imperfección», me grita todo mi ser, para terminar de convencerme de que haré lo correcto.Ya no temo ni me siento insegura. Es Ian quien me hace sentir viva; es él quien despierta cada una de mis facetas y me motiva a ser yo misma sin inhibiciones.Ya no me importan los ideales de esta sociedad ni el qué dirán, tampoco puedo hacerme responsable por los sentimientos y decisiones de otras personas.No estoy haciendo nada malo al amarlo y dejar que me ame, aunque tampoco pienso incumplir mi palabra. Desde ahora en adelante, procederé de la manera correcta porque quiero que mi relaci
SerenaLa tensión llena el estudio y un silencio incómodo se instala por un largo rato. Trago pesado cuando la mirada intimidante del abuelo se posa sobre mí y siento que las facciones de su cara me juzgan.—¿De qué estás hablando, Serenita? —interpela con tono abrumado—. Creo que ya tuvimos una conversación similar y sabes mi posición acerca de esa decisión desacertada que has tomado. No estoy de acuerdo con que humilles a mi nieto de esa manera. Los Nisson somos hombres de familia y de compromiso, así que no tenemos el divorcio como una opción, nunca.¿Qué? ¿De qué rayos está hablando el abuelo?Me imagino lo pálida que debo lucir ahora mismo, ya que estoy atónita.—Se supone que mi matrimonio con Bratt sería por unos meses... —Dejo de hablar porque las palabras no me salen, gracias al nudo que tengo en la garganta.—Permíteme explicarte este asunto, querida. —El abuelo me mira con firmeza mientras junta las dos manos—. Yo no he hecho ningún acuerdo contigo. Bratt me cedió un poder
IanObservo a Laly con detenimiento y me cruzo de brazos. No puedo creer que me salga con esta pendejada, puesto que ella nunca se ha metido en mis decisiones ni relaciones. ¿Con qué chisme raro le vino la metiche de Yesenia?—No sé qué te dijo la señorita intensidad, pero las cosas no son como crees. Serena y yo no somos pareja, aún —enfatizo el “aún”, para darle a entender que sí está dentro de mis planes.—Ian, la tal Serena es una mujer casada. Y no me vengas con que no son pareja, que yo los vi muy encariñados aquel día.—Somos amigos, mamá. Es todo. —Suspiro fastidiado.—Te conozco, mi niño. Nunca antes había visto tus ojitos brillar como cuando la mirabas. Y eso que has tenido relaciones serias y duraderas, pero jamás luciste tan enamorado como ahora. Ian, yo nunca me he metido en tus asuntos, ni siquiera cuando te fuiste a vivir para esa ciudad, aunque no estaba de acuerdo; sin embargo, esta situación es bastante delicada y temo mucho que salgas perjudicado.—Laly, sé lo que