Serena¡Estúpido Bratt!Me dan ganas de estrangularlo con mis propias manos, luego besarlo hasta que no le quede aliento y violarlo. ¡Sí, quiero violarlo!Me estoy volviendo loca.Esto se está saliendo de control y ya estoy actuando como una desquiciada necesitada. ¿Por qué estoy enojada con exactitud? No le encuentro el sentido a mi ira e irritabilidad, pero así me siento y me es difícil actuar con prudencia. En fin, lo mejor que puedo hacer es no ver a Bratt en todo el día.Es por esto que salgo de la habitación sin ganas de hacer las paces con él, no vaya a ser que a este se le ocurra que pasemos el día juntos y yo no tener un buen argumento para negarme.Con respiraciones profundas y pasos rápidos, camino por el pasillo que me llevará hasta la cocina, ya que tengo ganas de un café antes de salir.—¡Buenos días, bella Serena! No sé si deba llamarte cuñada, dado que Bratt y yo no somos hermanos —saluda Jael, quien ha salido de una de las tantas habitaciones que hay en este piso.—Bu
Serena Lo miro de arriba a abajo de manera instintiva y prejuiciosa, como si buscara algún defecto que lo descalificara de ser un modelo, pero no, no hay nada mal con este hombre que está más bueno que el pan dulce.¡Carajo!¿Por qué lo miro de manera promiscua y siento este cosquilleo pervertido en mi entrepierna cada vez que lo detallo? Se supone que me gusta Bratt, pero este hombre logra confundir mis sentimientos cada vez que aparece.—¿Se conocen? —pregunta Dania otra vez, entonces me despabilo.—Lo he visto por ahí —contesto a la defensiva mientras acaricio mi anillo de matrimonio. ¿Por qué actúo de esta manera?—¡Me has visto por ahí! —Él ríe sarcástico—. Omitiste el hecho de que yo te salvé la vida —menciona airoso.—¿Fuiste tú quien la sacó del lago? —Ella se acerca a él y lo escudriña con ojos entrecerrados. Verla tan cerca del asesino bombón, me da una sensación rara a la que no le encuentro una definición, pero que es molesta.—Pues eso me dio un poco de fama y mis seguid
Serena«Es una lástima».Esa frase se repite una y otra vez en mi mente, y trae a colación interrogantes a las que no les tengo una respuesta.Una de ellas es la extensión del acuerdo matrimonial. No es un tema que hayamos discutido aún, pero, según la manera en que habla Bratt, creo que para él se trata de meses. No obstante, conozco al abuelo y sus intenciones, por lo que imagino que este matrimonio durará más de lo que esperamos. Esa sospecha me lleva a la cuestión: ¿cuánto tiempo podrá soportar Bratt sin sexo?De igual manera, me aterra lo que sucederá conmigo en ese periodo de matrimonio. Yo también tengo mis necesidades y deseos, más controladas que las de Bratt, pero las tengo; aparte de que me gusta mi supuesto esposo, lo que empeora la situación.Otra cosa que me tiene pensativa es el efecto que las palabras del motociclista sexy me provocaron. Es que no lo entiendo y me asusta lo que me sucede cada vez que lo veo o este me coquetea. No quiero más problemas en mi vida, y mi ú
BrattEn el comedor, miro a Serena con intriga, puesto que se ha comportado muy extraño en estos días. Siempre está pensativa, evasiva y nerviosa, aparte de que casi no la veo porque sale demasiado temprano y llega muy tarde a casa con la excusa de que tiene mucho trabajo.No sé qué le pasa ahora, pero me preocupa bastante su cambio de actitud.—¿Por qué no vamos a la playa hoy? —propongo mientras le echo café a su taza.Dado que ella no trabaja hoy, intercambié el día con un colega para poder pasármelo con mi pecosa porque la extraño bastante y necesito saber si la he ofendido o hecho sentir mal para que tome esa actitud conmigo.—¿A la playa? No lo sé... —Juega con el contenido de su plato y se muerde el labio inferior como muestra de titubeo.Ah, no; no permitiré que se niegue.—Ambos necesitamos relajarnos y descansar, aparte de que no hemos pasado mucho tiempo juntos que digamos, ¿cierto, abuelo?Lo sé, estoy jugando sucio al involucrarlo, pero necesito convencerla.Serena me mir
BrattEl día transcurre más rápido de lo que deseo y ya hemos regresado a la mansión. Lo primero que hago es meterme al baño para sacarme la arena y la sal. Bajo la ducha, repaso una y otra vez el rechazo de Serena y, mientras más repito la escena en mi cabeza, más tonto me siento.—¿Por qué esperaba que me correspondieras, pecosa?Esbozo un suspiro y decido salir de aquí antes de que Serena empiece a quejarse, puesto que ella también necesita bañarse. Cuando pongo un pie fuera, lo primero que vislumbro es a mi pecosa quitándose la ropa, o más bien la braga, que es lo único que le queda encima.Diablos, debo mirar a otro lado, regresar al baño o hacerle entender que ya salí, mas no lo hago. Me quedo contemplando su belleza como el gran imbécil que soy y no pasa mucho tiempo para que se me ponga duro.Es que ella es tan hermosa...Me lamo los labios con deseo cuando reparo en sus hermosos senos de areola rosada y pezones erguidos; en mi mente no se refleja otra imagen que no sea estos
Dentro de mi oficina, siento las miradas cargadas de intriga, reclamo y recelo que me atinan mis amigas.—¿Qué? —cuestiono incómoda por el fastidioso escrutinio.—¡Escúpelo todo, Serena! —demanda Lilia—. ¿Qué sucede entre ese modelo y tú? Porque es obvio que algo se traen.¿Qué?Estallo en una sonora carcajada ante la locura de Lilia.—Tienes una gran imaginación, amiga. No tengo nada que ver con ese tonto. ¿No viste lo insoportable que es? —me defiendo rápido y con manos temblorosas.—No tienes nada que ver y le estás diciendo tonto e insoportable. No eres así con un extraño, Serena. ¿Qué te pasa? ¿Sabe Bratt acerca de él?¿Ah?—¿Qué tiene que ver Bratt con esto? —resoplo, fastidiada—. ¿Por qué tienes que mencionarlo siempre a él? Me tienes harta con el perro de Bratt, de veras.—Ese perro, como lo llamas, es tu esposo. Como tal, debes respetarlo.Ay, pero ¡qué fastidio!—No puedo contigo, de verdad. —Suspiro—. Lilia, mi matrimonio con Bratt es solo un negocio, nada más. En cuanto a
Las gotas fuertes de la lluvia golpean la capa que llevo puesta, y escuchar cómo impactan la tela impermeable se siente relajante. Después de gritar como una loca y, que Ian se riera de mí porque soy una cobarde, he logrado calmarme y hasta se siente bien andar en moto.«En especial si te arropa el cuerpo de un modelo sexy», ironiza mi yo fastidioso.Aunque no voy a negar que eso también se siente bien, demasiado diría yo.—Mira, hay una cafetería abierta, estamos de suerte —vocifera él para que pueda oírlo.Me limito a asentir y, en cuestión de segundos, nos encontramos parqueados frente al lugar.—¡Por fin podremos comer, me muero de hambre! —exclamo feliz cuando nos apeamos de la moto.—Es una dicha que estén abiertos —dice él mientras se dirige a la puerta de cristal. Es cierto, recorrimos media ciudad en moto en busca de algún lugar dónde comer y todos estaban cerrados, supongo que es por la tormenta.—¿Qué tienen aquí? —pregunto mientras busco en la vitrina de cristal, aunque no
Ian y yo nos miramos titubeantes e indecisos, puesto que no sabemos qué hacer ante esta incómoda situación.—Este... —balbuceo sin idea de qué decir.—Pasa de la media noche, está cayendo tremendo aguacero y ni siquiera sabemos dónde estamos. Seguiría buscando, pero es peligroso andar en moto a esta hora y bajo la lluvia, aparte de que no sabemos si encontraremos lo que buscamos —razona él.¡Carajo!Ian tiene razón, esta es una situación de emergencia y no tenemos más opciones. Además, él está enchumbado de agua porque me cedió su capa, por lo que necesita quitarse esa ropa.—Vamos a tomarla —contesto, después de meditarlo por unos minutos.Él suspira aliviado y regresa a la recepción.—Ven conmigo —comanda, cuando tiene las llaves en la mano.Con gran nerviosismo y la sensación de que estoy actuando mal en el pecho, camino detrás de él con pasos lentos y temerosos. Me detengo en el instante en que Ian se para frente a una puerta, entre las tantas que hay aquí afuera. He estado en hot