SerenaSus labios sobre los míos se sienten suaves, pero cosquilleantes; cálidos, pero abrumadores; me hacen sentir que estoy en casa, pero al mismo tiempo me desconciertan. Es similar a una bruma contradictoria que me atrapa y no me permite decidir qué sensación tener, por lo tanto, se mezclan todas.Mientras el huracán de confusión estalla en mí, los movimientos de Bratt pasan de lentos a pasionales, como si él hubiese necesitado esto desde hace mucho tiempo. Entretanto, los recuerdos del pasado se muestran en mi mente como si no hubieran transcurrido trece años, desde la ocasión en que nos besamos por primera vez.—Bratt... —balbuceo ida. Me temo que el efecto del alcohol es el causante de que me sienta extasiada, en vez del contacto en sí, porque, si soy sincera, este beso no se siente como lo recordaba.—Pecosa, debemos ir a dormir —dice, después de que rompemos la unión de nuestros labios.—Debo avisarles a mis padres que me quedaré contigo esta noche. —Noto que la voz me sale t
BrattMiro a Serena titubeante y puedo asegurar que ella ha notado mi nerviosismo, así que estoy jodido.¿Qué le puedo responder? ¿Debería mentirle y hacerme el pendejo? O simplemente contestarle que, de hecho, sí me besó. Eso sería lo correcto y no tiene por qué salpicarme a mí porque fue ella quien hizo el movimiento, no yo; sin embargo, yo le correspondí y, ¡demonios!, ¡qué beso que estuvo rico!Esto está mal, muy mal. Se supone que yo la superé y que ya no tengo sentimientos por ella, entonces, ¿qué demonio sucedió? ¿Por qué le correspondí? No solo eso, ¿por qué diablos me gustó?Es que fui un idiota al dejarme llevar por esa linda boquita que tanto deseé en el pasado. No sé la razón de ella besarme, quizás deba atribuirlo al alcohol, pero y ¿yo? ¿Qué maldita excusa tengo? ¡Con un demonio!—Bratt, ¿no me piensas responder? —pregunta con temblores en su voz. Sus ojitos se han cristalizado y sus labios están a punto de formar un puchero todo tierno, así como lo es ella. La conozco,
Todos me miran sorprendidos, como si yo estuviera diciendo algo fuera de lo común.—¿Te refieres a que quieres crear un producto para hombres? —pregunta uno de los jefes.—Sí, eso mismo —respondo obvia.—No lo sé, sería como quitarle la esencia a Um-diosa, que solo se trata de mujeres —replica él.—No le quitaría su esencia, la fortalecería. —Todos me miran escépticos, haciéndome sentir que estoy diciendo una barbaridad—. Um-diosa se enfoca en nosotras, en nuestras necesidades y deseos. Las mujeres también amamos, por lo tanto, compartimos nuestras vidas con el objeto de nuestro amor, entonces, ¿por qué no crearle un compañero que requiera de nuestros productos?—No lo sé... —Se rasca la cabeza y mira a todos como buscando apoyo—. Sería crear un producto desde cero, porque no es lo mismo un desodorante de hombre que de mujer, ya que ambos sexos tienen necesidades propias. Tendríamos que sacar una nueva marca, hacer estudios de mercado, etc.—¡Por favor! Bien sabes que la separación po
"Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia".Las palabras del juez civil se repiten en mi cabeza una y otra vez. Con temblores en todo mi cuerpo, miro a Bratt buscando una respuesta para la frase que todos cantan a coro, como resultado a que no hemos hecho ningún movimiento:«¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!»Él se muerde el labio inferior dubitativo, como si temiera acceder a la petición de los presentes o como si creyera que tendría una represalia de mi parte.—¿Qué dices, pecosa? ¿Le damos un buen espectáculo? —susurra bajito sobre mis labios, provocando que el pulso se me dispare y la boca se me haga agua.—Demos nuestra mejor actuación, perro —respondo, fingiendo que nada de lo que ha dicho me afecta.—Perfecto... —musita antes de unir nuestras bocas. De inmediato, se escucha una gran algarabía a nuestro alrededor, acompañada de aplausos y suspiros.—Bratt... —balbuceo extasiada mientras pongo mi mano entre él y yo, como manera de luchar contra lo que él le hace a mis labios; sin em
SerenaLas gotas tibias ruedan por mi piel cuan caricia relajante y se llevan la tensión acumulada. En este momento mis pensamientos viajan a ese beso que Bratt me dio cuando el juez pidió que besara a la novia, también me sumerjo en el recuerdo de los otros que me dio mientras fingía delante de todos. Se sintió tan bien ser la única para él en ese momento, experimentar por unas horas lo que sería ser su pareja de verdad y lo segura y especial que me sentí al estar agarrada de sus manos, sentada en su regazo y ser cubierta por sus brazos fuertes.Y qué decir del deleite que viví al olfatear su delicioso perfume; la conexión que fluyó entre nosotros cuando rozábamos piel o combinamos calores; pero fueron sus palabras dulces las que me hacían sentir mimada y amada, al punto de olvidarme de que todo era fingido y parte de una buena actuación.Las lágrimas se mezclan con el agua ante esa realidad y el goce del momento es reemplazado por la tristeza y la frustración. Cómo me gustaría que t
BrattEl resplandor que entra a través de la ventana es la alarma que me da a entender que ya amaneció, puesto que no tuve que encenderla para que me despierte porque no iré al hospital en varios días, por motivo a mi supuesta luna de miel.Lo que me hace preguntarme, ¿quién demonios rodó las cortinas y por qué? Se supone que puedo levantarme tarde hoy.—Serena... —balbuceo medio incómodo y sin abrir los ojos, debido a que mantengo la esperanza de volver a dormirme—. Tapa ese maldito resplandor, tengo sueño.—¡¿Qué?! —exclama a gran voz, como si yo no estuviera aquí adentro—. ¡¡No te oigo!! ¡¿Qué dijiste?!¡Maldición!¡Por esta pendejada es que no me quería casar!—¡Demonios, pecosa! —Me incorporo encabronado—. Dime, ¿es necesario que grites?—Lo siento, no me estaba dando cuenta —dice con su carita limpia y esa malicia que me pone sospechoso.—¿Por qué estás enojada ahora? —pregunto lo obvio, porque sí, sé que está molesta.—¡Enojada ¿yo?! —Su risa no puede ser más falsa y exagerada—
Serena¡Estúpido Bratt!Me dan ganas de estrangularlo con mis propias manos, luego besarlo hasta que no le quede aliento y violarlo. ¡Sí, quiero violarlo!Me estoy volviendo loca.Esto se está saliendo de control y ya estoy actuando como una desquiciada necesitada. ¿Por qué estoy enojada con exactitud? No le encuentro el sentido a mi ira e irritabilidad, pero así me siento y me es difícil actuar con prudencia. En fin, lo mejor que puedo hacer es no ver a Bratt en todo el día.Es por esto que salgo de la habitación sin ganas de hacer las paces con él, no vaya a ser que a este se le ocurra que pasemos el día juntos y yo no tener un buen argumento para negarme.Con respiraciones profundas y pasos rápidos, camino por el pasillo que me llevará hasta la cocina, ya que tengo ganas de un café antes de salir.—¡Buenos días, bella Serena! No sé si deba llamarte cuñada, dado que Bratt y yo no somos hermanos —saluda Jael, quien ha salido de una de las tantas habitaciones que hay en este piso.—Bu
Serena Lo miro de arriba a abajo de manera instintiva y prejuiciosa, como si buscara algún defecto que lo descalificara de ser un modelo, pero no, no hay nada mal con este hombre que está más bueno que el pan dulce.¡Carajo!¿Por qué lo miro de manera promiscua y siento este cosquilleo pervertido en mi entrepierna cada vez que lo detallo? Se supone que me gusta Bratt, pero este hombre logra confundir mis sentimientos cada vez que aparece.—¿Se conocen? —pregunta Dania otra vez, entonces me despabilo.—Lo he visto por ahí —contesto a la defensiva mientras acaricio mi anillo de matrimonio. ¿Por qué actúo de esta manera?—¡Me has visto por ahí! —Él ríe sarcástico—. Omitiste el hecho de que yo te salvé la vida —menciona airoso.—¿Fuiste tú quien la sacó del lago? —Ella se acerca a él y lo escudriña con ojos entrecerrados. Verla tan cerca del asesino bombón, me da una sensación rara a la que no le encuentro una definición, pero que es molesta.—Pues eso me dio un poco de fama y mis seguid