Hanna BeckerNew York–Yo no entiendo nada, Hanna – Daniel dejó de comer su flauta para mirarme– Debes contarnos por favor con detalle todo lo que pasó para así poder entenderte un poco.Supe en ese momento al ver a Susan y a Daniel esperando, lo que yo les fuera a contar, que había llegado mi momento de hablar y de explicarles el motivo por el cual, Devin no me había acompañado a cenar con ellos, pero esta vez la culpable había sido yo, él estaba más que dispuesto a venir.Tomé un poco de aire y empecé a contarles, la versión resumida, de todo cuánto había pasado en casa, desde que Devin, se fue a llevar a Janet para después volver a encontrarse, con el desastre que yo había causado con la olla y todo solo por mí necedad de, querer quemar a como diera lugar, todos los recuerdos de esa infeliz de Vivianne.– ¿Sabes qué pienso, Hanna? Que Devin está loco – Dijo Susan, cuando terminé de contarles – En mi opinión no tenía porque, hacer tanto escándalo con una miserable olla.Yo no le hab
Devin BeckerNew YorkMe dio tanto coraje, esa noche tener que, encontrarme de nuevo con Hanna en la casa y la muy descarada, me dijo incluso “buenas noches”, no tenía ganas de tener ningún tipo de conversación con ella. En menos de una semana, esta mujer, se las había ingeniado para trastornar y arruinar por completo mi vida, haciendo que, me lamentara una y mil veces, por haber ido a Las Vegas.Esa noche, no pude ni conciliar el sueño, pensando en que esta mujer, se había metido con dos cosas invaluables para mí, con mis recuerdos y con esa olla que gané con el fruto de mi esfuerzo. Al día siguiente muy temprano, ella pidió algo de desayunar y ya tenía todo servido en la mesa para que desayunáramos, cuando me vio salir de la recámara, era el colmo con ella.Lucía feliz y contenta, como si todo estuviera perfecto entre nosotros, ella se la pasaba en su mundo como si con eso, a su alrededor no existieran los problemas, como si ellos se fueran a resolver por arte de magia, y eso no era
Devin BeckerNew YorkDaniel y yo, nos fuimos a desayunar cuando terminamos de ejercitarnos y después llegamos al estudio, la parte más difícil del día o eso pensaba yo. No quería ni ver a Hanna y ella seguramente, ya estaría ahí. Mi vida entera en unos pocos días se había vuelto un torbellino caótico, gracias a esa mujer que es mi esposa y que nunca debió serlo.–Ya no le des más vueltas a las cosas Devin – Daniel me animaba – Vamos a trabajar y no le hagas caso a Hanna, es todo lo que te pido, evita tener un altercado con ella aquí en el estudio.–Está bien. Eso haré, Daniel y gracias por escucharme y aguantarme cuando las cosas conmigo, no están bien.–Voy a mi oficina para ver unos pendientes y nos vemos en un rato para ver a uno de los clientes que tenemos, amigo.–Está bien, amigo. Yo estaré en mi oficina y muy mal acompañado – Dije enfadado – Ya que te desocupes, me vienes a rescatar para irnos.–Sí, claroEntré a mi oficina y me di cuenta que, Hanna había terminado de hacer to
Hanna BeckerNew YorkEl primer paso ya estaba dado, y eso era lo mejor de todo esto. Devin había aceptado mi tregua y eso iba a ser, un gran beneficio para los dos. Adiós al estarnos peleando todos los días en la casa, ahora sí por fin íbamos a poder convivir, al menos sin estarnos ofendiendo y ya podríamos ambos sentirnos bien, al llegar a la casa y no estar pensando en que, se podría dar otra pelea.–Gracias, Devin – Lo miré agradecida – Me alegra que aceptaras, porque, aunque no lo creas, odio estar peleando contigo, con todo el mundo en general, para ser exacta.No me gustaba estar enojada con nadie, ya que a los cinco minutos ya estaba olvidado el enojo que me causaron o por lo que haya sido.–Yo también lo odio, Hanna y gracias por conseguirme todos esos datos, para meterme a lo de estudiar para chef, no tenías que hacerlo.–Claro que, tenía que hacerlo, Devin – Respondí – Era más bien, lo menos que podía hacer, después de lo que pasó.–Yo tampoco me he portado muy bien contigo
Hanna BeckerNew York–Ya veo, con razón no estudiaste en una Universidad de las más caras, sino que, lo hiciste en la Universidad de New York – Devin, me estaba creyendo todo – Ahora, me siento peor contigo, te subestime Hanna. Eres una persona que, merece todo mi reconocimiento y mi admiración, eres una gran arquitecta y eso demuestra que, cuando se tienen ganas de hacer las cosas, no importa en dónde estudies.–Así es Devin, por eso la vez pasada, que tocaste el tema de mi familia, no quise ahondar en el tema – Me justifiqué – Porque, me duele, estar lejos de ellos. El sentimiento a veces me gana.–Es comprensible, pero yo, en tu caso hubiera preferido, que mi madre al menos no estuviera en New York – Devin estaba por abrirse conmigo – Por ella, yo no pude estudiar lo de chef, hubieras visto todos los pleitos que tuvimos antes, ella hasta enfermó, cuando yo le dije que, no quería ser arquitecto.–Lo siento mucho Devin, pero ya que estamos hablando de esto dime algo – Era mi oportun
Devin BeckerNew YorkCuando salimos del sitio, iba muy enojado, Hanna, nunca escuchaba lo que se le decía, yo estaba poniendo a esa mujer en su lugar, pues la muy descarada había engañado a mi hermano y no contenta con eso, ya había traído a New York, pues Tobías, me dijo que era británico el hombre con el que lo engañó, a no ser que este fuera otro.–No te diste cuenta del tamaño de ese hombre, Devin, te creía más sensato, ni me imaginaba como te hubiera recogido, después de que te pusiera las manos encima, pensé que te iba a dar un puñetazo.Ella tenía razón y no era que yo le tuviera miedo al tal Philip ese, que pensándolo bien, era el que me había dicho mi hermano, pero de todas formas yo le hubiera dado pelea, pero por culpa de Hanna, ahora quedaba como un cobarde.–Ni que yo estuviera manco, Hanna, yo me sé defender, tu todo lo tiendes a exagerar, mira en que situación me dejaste.La verdad el tipo si parecía un mastodonte, pero yo no me iba a dejar, algún golpe le daría, pero
Devin BeckerNew YorkMi madre salió de la oficina sin siquiera despedirse de nosotros como era debido, me recordaba a cierto personaje de una película, donde era más bien una tirana, donde todos brincaban al recibir una orden suya y ay del que no lo hiciera, pero yo era uno de ellos, así que no tenía nada que decir.Hanna, se había quedado muda, había sido un milagro, Levina lo había conseguido, la había dejado sin opción a replica, algo que no esperaba ver nunca en mi vida, porque era de las que siempre quería decir la última palabra, o lanzar sus opiniones y esta vez todo se le fue a pique.– ¿Siempre es así? – Preguntó aturdida.Era el efecto Levina, ella sí, tenía el poder de dejar callada a la gente, no aceptaba un no como respuesta, pero siempre tenía la razón, así que esos vestidos que había escogido, serian de nuestro agrado, no me cabía la menor duda y Hanna, iba a tener que aceptarlos, por lo menos el que utilizaría hoy en la noche, y claro que yo lo iba a pagar, no iba a a
Hanna BeckerNew YorkLlegando a casa Devin se metió a su recámara y yo a la mía y me metí a bañar con rapidez, no quería hacer esperar a Devin. Salí de bañarme y me vestí con ese vestido elegante y negro que, era simple con un escote discreto y elegante en la parte del frente, me peiné y maquillé para la ocasión, haciéndome un chongo elegante y me puse unos zapatos de tacón medio, pues al ser yo de buena altura me quedarían muy bien. Salí de la recámara con miedo a ver a un desesperado Devin, pero la sorprendida esta vez fui yo, pues seguía encerrado en su habitación, yo no quería tener mi primer desatino con Levina.–Devin, apúrate si no quieres que lleguemos tarde al evento de tu madre – Toqué la puerta de su recámara – Luego ustedes los hombres dicen que, las mujeres somos las lentas.No me quería ni imaginar lo que nos diría Levina, porque yo habia estado lista desde hacía cinco minutos y pues me suponía que Devin, ni siquiera se había bañado. –Hanna, no me digas que ya estás l