Devin BeckerNew YorkDaniel y yo, nos fuimos a desayunar cuando terminamos de ejercitarnos y después llegamos al estudio, la parte más difícil del día o eso pensaba yo. No quería ni ver a Hanna y ella seguramente, ya estaría ahí. Mi vida entera en unos pocos días se había vuelto un torbellino caótico, gracias a esa mujer que es mi esposa y que nunca debió serlo.–Ya no le des más vueltas a las cosas Devin – Daniel me animaba – Vamos a trabajar y no le hagas caso a Hanna, es todo lo que te pido, evita tener un altercado con ella aquí en el estudio.–Está bien. Eso haré, Daniel y gracias por escucharme y aguantarme cuando las cosas conmigo, no están bien.–Voy a mi oficina para ver unos pendientes y nos vemos en un rato para ver a uno de los clientes que tenemos, amigo.–Está bien, amigo. Yo estaré en mi oficina y muy mal acompañado – Dije enfadado – Ya que te desocupes, me vienes a rescatar para irnos.–Sí, claroEntré a mi oficina y me di cuenta que, Hanna había terminado de hacer to
Hanna BeckerNew YorkEl primer paso ya estaba dado, y eso era lo mejor de todo esto. Devin había aceptado mi tregua y eso iba a ser, un gran beneficio para los dos. Adiós al estarnos peleando todos los días en la casa, ahora sí por fin íbamos a poder convivir, al menos sin estarnos ofendiendo y ya podríamos ambos sentirnos bien, al llegar a la casa y no estar pensando en que, se podría dar otra pelea.–Gracias, Devin – Lo miré agradecida – Me alegra que aceptaras, porque, aunque no lo creas, odio estar peleando contigo, con todo el mundo en general, para ser exacta.No me gustaba estar enojada con nadie, ya que a los cinco minutos ya estaba olvidado el enojo que me causaron o por lo que haya sido.–Yo también lo odio, Hanna y gracias por conseguirme todos esos datos, para meterme a lo de estudiar para chef, no tenías que hacerlo.–Claro que, tenía que hacerlo, Devin – Respondí – Era más bien, lo menos que podía hacer, después de lo que pasó.–Yo tampoco me he portado muy bien contigo
Hanna BeckerNew York–Ya veo, con razón no estudiaste en una Universidad de las más caras, sino que, lo hiciste en la Universidad de New York – Devin, me estaba creyendo todo – Ahora, me siento peor contigo, te subestime Hanna. Eres una persona que, merece todo mi reconocimiento y mi admiración, eres una gran arquitecta y eso demuestra que, cuando se tienen ganas de hacer las cosas, no importa en dónde estudies.–Así es Devin, por eso la vez pasada, que tocaste el tema de mi familia, no quise ahondar en el tema – Me justifiqué – Porque, me duele, estar lejos de ellos. El sentimiento a veces me gana.–Es comprensible, pero yo, en tu caso hubiera preferido, que mi madre al menos no estuviera en New York – Devin estaba por abrirse conmigo – Por ella, yo no pude estudiar lo de chef, hubieras visto todos los pleitos que tuvimos antes, ella hasta enfermó, cuando yo le dije que, no quería ser arquitecto.–Lo siento mucho Devin, pero ya que estamos hablando de esto dime algo – Era mi oportun
Devin BeckerNew YorkCuando salimos del sitio, iba muy enojado, Hanna, nunca escuchaba lo que se le decía, yo estaba poniendo a esa mujer en su lugar, pues la muy descarada había engañado a mi hermano y no contenta con eso, ya había traído a New York, pues Tobías, me dijo que era británico el hombre con el que lo engañó, a no ser que este fuera otro.–No te diste cuenta del tamaño de ese hombre, Devin, te creía más sensato, ni me imaginaba como te hubiera recogido, después de que te pusiera las manos encima, pensé que te iba a dar un puñetazo.Ella tenía razón y no era que yo le tuviera miedo al tal Philip ese, que pensándolo bien, era el que me había dicho mi hermano, pero de todas formas yo le hubiera dado pelea, pero por culpa de Hanna, ahora quedaba como un cobarde.–Ni que yo estuviera manco, Hanna, yo me sé defender, tu todo lo tiendes a exagerar, mira en que situación me dejaste.La verdad el tipo si parecía un mastodonte, pero yo no me iba a dejar, algún golpe le daría, pero
Devin BeckerNew YorkMi madre salió de la oficina sin siquiera despedirse de nosotros como era debido, me recordaba a cierto personaje de una película, donde era más bien una tirana, donde todos brincaban al recibir una orden suya y ay del que no lo hiciera, pero yo era uno de ellos, así que no tenía nada que decir.Hanna, se había quedado muda, había sido un milagro, Levina lo había conseguido, la había dejado sin opción a replica, algo que no esperaba ver nunca en mi vida, porque era de las que siempre quería decir la última palabra, o lanzar sus opiniones y esta vez todo se le fue a pique.– ¿Siempre es así? – Preguntó aturdida.Era el efecto Levina, ella sí, tenía el poder de dejar callada a la gente, no aceptaba un no como respuesta, pero siempre tenía la razón, así que esos vestidos que había escogido, serian de nuestro agrado, no me cabía la menor duda y Hanna, iba a tener que aceptarlos, por lo menos el que utilizaría hoy en la noche, y claro que yo lo iba a pagar, no iba a a
Hanna BeckerNew YorkLlegando a casa Devin se metió a su recámara y yo a la mía y me metí a bañar con rapidez, no quería hacer esperar a Devin. Salí de bañarme y me vestí con ese vestido elegante y negro que, era simple con un escote discreto y elegante en la parte del frente, me peiné y maquillé para la ocasión, haciéndome un chongo elegante y me puse unos zapatos de tacón medio, pues al ser yo de buena altura me quedarían muy bien. Salí de la recámara con miedo a ver a un desesperado Devin, pero la sorprendida esta vez fui yo, pues seguía encerrado en su habitación, yo no quería tener mi primer desatino con Levina.–Devin, apúrate si no quieres que lleguemos tarde al evento de tu madre – Toqué la puerta de su recámara – Luego ustedes los hombres dicen que, las mujeres somos las lentas.No me quería ni imaginar lo que nos diría Levina, porque yo habia estado lista desde hacía cinco minutos y pues me suponía que Devin, ni siquiera se había bañado. –Hanna, no me digas que ya estás l
Hanna BeckerNew York–Hola buenas noches y que guapos están los cuatro – Nos halagó Levina – Me alegra mucho, que hayan llegado a tiempo.Levina, estaba espectacular, esta señora, ni siquiera parecía que tuviera tres hijos, estaba muy bien conservada, y con ese vestido azul celeste, le quedaba muy bien.–Hola buenas noches – Respondimos todos.–Hanna te ves espectacular y tú Daniel, no me habías contado que andabas ya de novio con esta encantadora joven – Dijo Levina refiriéndose a mi amiga Susan – Pasen por favor y tomen sus lugares, que el evento está por comenzar.Yo me acordaba perfectamente cómo eran este tipo de eventos y llegando a la hora pactada, empezaba la función, como yo le llamaba.–Gracias Levina – Dijo Daniel – Esta joven hermosa, es mi novia Susan.–Mucho gusto, señora – Susan le tendió su mano a mi suegra – Es un placer conocerla.–El placer es mío, pero adelante, por favor pasen.–Permiso, madre – Dijo Devin.–Es propio, hijo.Todos pasamos y entramos a la gala de
Devin BeckerNew YorkDaniel y yo, asistimos a mi madre en algo que necesitaba de unas personas y ahí es cuando vino lo peor, se acercaron a platicar con mi madre, el tipo ese con la mujer de cascos ligeros, Ary DeCostello. Daniel, al verme arrugar la nariz, rápidamente como mi mejor amigo que es, se dio cuenta de las cosas que yo pensaba hacer y decir.–Levina, me siento muy enfermo – Daniel se abrazó de mi madre – Me duele mucho el estómago.–Daniel, por Dios, pero ¿Por qué? – Mi madre preguntaba asustada – Estabas bien, hace unos momentos.–Hace unos momentos, pero me ha comenzado de repente – Mi amigo hizo muecas de dolor – Dejas, que Devin me acompañe a tomar algo.–Claro que sí, hijo – Mi madre se preocupó de verdad por Daniel – Devin, ve con él, por favor y ahorita en un rato, los alcanzo.–Sí, mamá.Caminé con el payaso de mi amigo y volvimos a nuestra mesa. Daniel, esta vez había llegado demasiado lejos porque, no pensé que mintiera con tal de no dejarme estar cerca de esa in