Lacie se quedó viéndolo y frunció el ceño. —Quiero que me digas de qué va todo esto, pero antes debemos regresar al hospital… no debiste haber salido de esa manera… Ren, debes estar consciente de tu problema médico, debes cuidarte… si sigues así voy a tener que atarte a la cama y me parece muy mal
—¿La has vuelto a ver? —cómo vio que él no le respondía repitió—. ¿A Katy la has vuelto a ver? —Si, con su esposo y su hijo… ellos demandaron a la prensa por decir que ella se fue a acostar conmigo en ese hotel… cuando subí a la suite con ella fue porque su marido me pidió conocernos, comimos junto
Ese día Valentina no tuvo otra opción, sino irse con Luke, o quien ella creía se llamaba Giovanni Estrada, porque temía que saliera su jefe y terminaran echándola y necesitaba mucho su trabajo. Luego de dar un paseo por sitios emblemáticos de la ciudad de Barcelona, se fueron a comer, de allí fuer
No, no podía dejar de pensar en eso, pero se convenció que debía ser compatible, eran gemelos idénticos después de todo. —Sí, papá, por supuesto que estaré para mi hermano… salgo inmediatamente para allá, anota este nuevo número de teléfono para que me mantengas al tanto —dijo Luke apresuradamente,
Renaldo estaba angustiado, no quería que ella se enojara y mucho menos que por ese error terminara dejándolo. —Lo siento mi amor, no quería hacerte enojar y… Sus palabras fueron interrumpidas, cuando Lacie le habló con dulzura —Mi amor, deja de disculparte… ni que escupir fuera un crimen, además
—No se hubiera molestado en andar por allí. ¿Qué hace aquí? —preguntó Lacie, mirando a su suegro con sus ojos hinchados por las lágrimas. —Hola, hija… vine a buscarte porque temí que te hubieras tirado desde la azotea —bromeó mientras se acercaba a ella y la abrazaba, dándole un beso en la frente—.
Lacie tomó todos los datos de la página y luego en su propio móvil se creó un perfil y comenzó a escribirle. “Yo estoy interesado… quiero conocerla… soy un hombre de buen parecido, cabello negro, ojos azules, en agosto cumpliré treinta y siete, no ronco, no tomo, no tengo problema en que ella duerm
Contuvo la carcajada cuando el rostro de Renaldo palideció y más cuando lo vio molesto. —Lacie, ¿Tú serías capaz de enamorarte de otro que se parezca a mí? —preguntó con una expresión de temor, confusión e irritación. —¿Por qué me preguntas eso a mí? Estamos hablando de la esposa del hombre que cr