No, no podía dejar de pensar en eso, pero se convenció que debía ser compatible, eran gemelos idénticos después de todo. —Sí, papá, por supuesto que estaré para mi hermano… salgo inmediatamente para allá, anota este nuevo número de teléfono para que me mantengas al tanto —dijo Luke apresuradamente,
Renaldo estaba angustiado, no quería que ella se enojara y mucho menos que por ese error terminara dejándolo. —Lo siento mi amor, no quería hacerte enojar y… Sus palabras fueron interrumpidas, cuando Lacie le habló con dulzura —Mi amor, deja de disculparte… ni que escupir fuera un crimen, además
—No se hubiera molestado en andar por allí. ¿Qué hace aquí? —preguntó Lacie, mirando a su suegro con sus ojos hinchados por las lágrimas. —Hola, hija… vine a buscarte porque temí que te hubieras tirado desde la azotea —bromeó mientras se acercaba a ella y la abrazaba, dándole un beso en la frente—.
Lacie tomó todos los datos de la página y luego en su propio móvil se creó un perfil y comenzó a escribirle. “Yo estoy interesado… quiero conocerla… soy un hombre de buen parecido, cabello negro, ojos azules, en agosto cumpliré treinta y siete, no ronco, no tomo, no tengo problema en que ella duerm
Contuvo la carcajada cuando el rostro de Renaldo palideció y más cuando lo vio molesto. —Lacie, ¿Tú serías capaz de enamorarte de otro que se parezca a mí? —preguntó con una expresión de temor, confusión e irritación. —¿Por qué me preguntas eso a mí? Estamos hablando de la esposa del hombre que cr
Ella tenía los ojos llenos de lágrimas, se tapó la boca, y cerró los ojos con fuerza, no podía contener sus emociones, eso les hizo pensar a los otros cuatro lo peor, hasta que pegó un grito que retumbó en toda la habitación.—¡Son compatibles! —dijo y los otros cuatro se alegraron y festejaron como
—Bueno, te tomaré la palabra y haré lo que dices… ahora me voy, cualquier cosa me llamas.Ambos hermanos se despidieron, y como Renaldo temía que Luke no terminara tomando su consejo, se encargó el mismo de contratar un investigador privado… así lo encontró Lacie, terminando la llamada. —¿Ocurre al
—Debes ir diciéndome cómo te sientes —pronunció ella sin dejar de observarlo, pero él estaba concentrado en su rostro, que la acarició con la yema de sus dedos.—Ser tan hermosa como tú debe ser un pecado —pronunció y ella se sonrojó.—Adulador esposo. ¿Te sientes bien? ¿Estás mareado? ¿Tienes náuse