Lacie tomó todos los datos de la página y luego en su propio móvil se creó un perfil y comenzó a escribirle. “Yo estoy interesado… quiero conocerla… soy un hombre de buen parecido, cabello negro, ojos azules, en agosto cumpliré treinta y siete, no ronco, no tomo, no tengo problema en que ella duerm
Contuvo la carcajada cuando el rostro de Renaldo palideció y más cuando lo vio molesto. —Lacie, ¿Tú serías capaz de enamorarte de otro que se parezca a mí? —preguntó con una expresión de temor, confusión e irritación. —¿Por qué me preguntas eso a mí? Estamos hablando de la esposa del hombre que cr
Ella tenía los ojos llenos de lágrimas, se tapó la boca, y cerró los ojos con fuerza, no podía contener sus emociones, eso les hizo pensar a los otros cuatro lo peor, hasta que pegó un grito que retumbó en toda la habitación.—¡Son compatibles! —dijo y los otros cuatro se alegraron y festejaron como
—Bueno, te tomaré la palabra y haré lo que dices… ahora me voy, cualquier cosa me llamas.Ambos hermanos se despidieron, y como Renaldo temía que Luke no terminara tomando su consejo, se encargó el mismo de contratar un investigador privado… así lo encontró Lacie, terminando la llamada. —¿Ocurre al
—Debes ir diciéndome cómo te sientes —pronunció ella sin dejar de observarlo, pero él estaba concentrado en su rostro, que la acarició con la yema de sus dedos.—Ser tan hermosa como tú debe ser un pecado —pronunció y ella se sonrojó.—Adulador esposo. ¿Te sientes bien? ¿Estás mareado? ¿Tienes náuse
—Gracias, Fénix, por todo. Deseo de todo corazón que este proceso se realice cuanto antes y hacer todo lo que esté en mis manos ¡La amo! Y mi solcito, se merece toda la felicidad del mundo. Se despidió de su cuñada, al mismo tiempo que su esposa se removía a su lado, mientras dormía hacía un pucher
—¡Ya basta Deje de ser tan infantil, esto es un hospital, ¿Se da cuenta de que aquí hay seres humanos que pueden morir? ¿Y usted qué hace? ¡Me está retrasando el tratamiento de mis pacientes! —los que estaban en el pasillo, no podían disimular la risa, porque era verdaderamente graciosa la situación
Lacie se negaba a aceptar esa realidad, se removía gritando a todo pulmón. —¡Renaldo! ¡Renaldo no me dejes! —vociferó Lacie, asustada, levantándose de su sueño, miró a un lado y allí estaba Renaldo a su lado con su rostro de preocupación. —¿Qué ocurre mi amor? ¿Por qué gritabas? —preguntó sin pode