De inmediato, me lanzo a sus brazos y él me recibe sonriendo mientras me da besos en mi cabeza, ignorando que ese acto amoroso e íntimo me hace tener muchas más ganas de vivir a su lado.

— Creí que tienes muchas cosas de las que encargarte. — digo alejándome un poco de él.

— Lo tengo, pero esos problemas pueden esperar, pero si no vengo a la primera cita médica de mi esposa para saber cómo abordaremos su enfermedad estando embarazada, fallaré como esposo y padre, así que, no puedo permitirme faltar. — dice Maximiliano.

— Me alegra que lo tengas en cuenta. — digo y los doctores nos sonríen por nuestras muestras de afecto.

Maximiliano y yo nos sentamos, escuchando a los doctores que ya saben cómo me encuentro ahora. También me hacen preguntas sobre los síntomas que presento y si la medicación me ha ayudado con mis malestares.<