Winter frunció el ceño con fuerza al ver a Vania entrar completamente molesta a la tienda. Por un momento decidió acercarse antes de detenerse en medio camino y suspirar con fuerza. Conocía a Vania y siempre que se molestaba terminaba por necesitar su espacio pero cuando la observó caminar hacia la caja de sombrillas que había en la esquina de la tienda se percató que estar juntas en ese lugar no esa ninguna coincidencia.
—Vania— la llamó, acercándose con una gran sonrisa— ¿Drake te mandó por una sombrilla?—le preguntó antes de mirarla a los ojos.
—Ese idiota me dijo que viniera a comprar una sombrilla ¡Sola!— soltó molesta antes de cruzarse de brazos — ¿Qué haces aquí?
—Ethan me pidió que viniera por una sombrilla—respondió antes de reír— no te molestes, es claro que esos dos están tramando algo—susurró antes de estirar su mano hacia la caja de sombrillas— llevaré una roja—soltó antes de tomarla.— ¿De qué color quieres?—preguntó antes de voltear a verla y en
1 AÑO DESPUES El viento golpeaba suavemente el rostro de Winter mientras observaba a sus dos hijos gatear de un lado a otro, riendo mientras ocasionalmente tomaban unos cuantos de sus juguetes y se los llevaban a la boca para mordisquearlos. —¿Ethan aún no llega?—preguntó Vania, caminando hacia Winter mientras jugueteaba con su anillo de matrimonio. Suspirando antes de voltear a verse el vientre. —¿Te sientes mejor?—preguntó Winter antes de mirarla fijamente— estuviste vomitando toda la mañana... el embarazo está siendo difícil, ¿Cierto?—susurró antes de voltear a ver a sus hijos. Asegurándose que se encontraran bien. —Tal vez deberías de embarazarte para estar iguales—soltó Vania con una sonrisa en el rostro. Viendo negar a Winter con rapidez mientras se levantaba del suelo con una pequeña mueca de dolor— ¿Otra vez te duele la espalda por culpa del gimnasio? —Esta vez no fue culpa del gimnasio— respondió Winter antes
Cualquier pensamiento que hubiera podido tener Winter en esos momentos se detuvo, observando como frente a ella el médico se pasaba una y otra vez la mano sobre su firme barbilla. Nerviosamente se pasó las manos por las piernas, tratando de limpiarse el repentino sudor que comenzaba a humedecer las palmas de sus manos.El consultorio estaba en completo silencio, parecía que incluso se podía cortar el silencio incómodo que había en aquella habitación con una navaja. Únicamente se podía escuchar la temblorosa y entrecortada respiración de Winter. —¿Puede repetir lo que acababa de decir? —pidió ella, temblando en el incómodo asiento de cuero que aquel médico tenía en su consultorio. —Observando los análisis no queda ninguna duda que usted se encuentra en su cuarta semana de gestació
Normalmente Winter evitaba cada uno de los lugares donde seguramente hubiera una gran cantidad de personas, odiaba con locura los sonidos altos, el detestable ruido que producían las grandes multitudes y sin duda los horribles sonidos que emanaban los aeropuertos. Siempre había preferido los lugares silenciosos, tranquilos donde pudiera escuchar hasta el más mínimo sonido que se presentara a su alrededor. Ese era el principal motivo por el cual había entrado a trabajar como editora en una de las revistas menos importantes de la ciudad. Trabajando como editora había conseguido una oficina silenciosa donde siempre se pudiera concentrar, no le pagaban lo suficiente, apenas si podía pagar las cuentas de fin de mes pero, a ella le parecía bien. No necesitaba grandes cantidades de dinero para vivir cómodamente, desde niña había aprendido a vivir con lo mínimo y aunque para muchos fuera lamentable, ella est
Haberla encontrado había sido una completa sorpresa, como si un gran regalo hubiera llegado a él cuando menos lo esperaba. Sin embargo había descubierto que aquel regalo venía acompañado de un agrio sabor de boca que había intentado escupir unas cuantas veces hasta que se había dado cuenta que era imposible.Había tenido una mañana completamente difícil, la reunión con los inversionistas había sido un desastre y el tráfico lo había hecho llegar tarde a una reunión directiva realmente importante. No había tenido tiempo de desayunar, había dormido fatal la noche anterior por culpa de la gran cantidad de trabajo que tenía encima ya que el proyecto en el cual habían trabajado por tres años finalmente estaba a punto de concluir. El nuevo edificio estaba a punto de ser construido y tenía que asegurarse que todo estuviera haci
Drake se mantenía recargado en la pared del pasillo del lujoso hospital que se encontraba en el centro de la ciudad, de vez en cuando volteaba a ver al elegante hombre que se encontraba a su lado, sentado sobre uno de los típicos sofás rojos que solían poner en el área VIP de aquel hospital. Vania también se encontraba en el pasillo al igual que ellos, con la única diferencia que ella se mantenía completamente a parte y en silencio.Para Ethan le parecía completamente imposible dejar de mover sus tobillos de abajo hacia arriba para conseguir que sus piernas se movieran una y otra vez. Un típico y extraño movimiento de ansiedad que había adoptado desde niño. Un movimiento que tenía años sin hacer pero ahí estaba, sentado sobre los asientos, moviéndose ansiosamente.Drake llevaba años trabajando para él pero estaba completamente seguro que
Para Ethan era difícil, realmente difícil entender por completo todo lo que estaba sucediendo. Desde que era niño había mantenido consigo el pensamiento de que no debía de formar una familia, que debía enfocarse únicamente a trabajar en la empresa que su padre tanto le había exigido cuidar. Siempre había creído que era imposible poder hacer feliz a un niño cuando dedicaba el cien por cierto de su tiempo a la empresa. Incluso por un tiempo se había culpado a si mismo por el hecho que su matrimonio con Beaty no hubiera funcionado.Había pensado que pasar tanto tiempo en la oficina había terminado por provocar que todo el “Amor” que algún día se había llegado a tener muriera por completo.Al inicio todo había estado perfecto, se habían conocido gracias a la familia de Beaty que la había llevado a una de las cuantas fiestas
Winter se lavó las manos con cuidado al ver la sangre salir del área donde se suponía que debía de haber estado la intravenosa, haciendo pequeñas muecas de incomodidad al sentir la mirada de Ethan sobre ella. Ethan soltó un pequeño suspiro al finalmente comprender el motivo por el cual ella se encontraba sangrando.—Debiste tener más cuidado.—Estaba a punto de vomitar, ¿Acaso querías que me pusiera a regresar el estómago en la habitación?—Simplemente digo que tuviste que tener cuidado. Lastimaste tu piel.—¿Qué es lo que quieres?—preguntó ella, volteando hacia él, colocándose un pequeño trozo de papel sobre el torso de la mano— vienes a amenazarme, ¿Cierto?—preguntó antes de encararlo por completo. Arrinconándolo en la pared del baño.Ethan suspiró
La sala de juntas se encontraba en completo silencio mientras Ethan recargaba sus codos sobre la alargada mesa de madera negra que había en el centro del lugar. Cada uno de los presentes que se encontraban sentados en una clase de elegantes sillas redondas de madera negra que hacía juego con la mesa lo observaban con un ligero gesto de pánico sobre sus rostros. La nueva idea para el nuevo proyecto acababa de ser presentada y Ethan parecía no encantarle por completo, además que parecía no encontrarse en perfecto humor esa mañana ya que se mantenía haciendo un intimidante expresión de superioridad a cada momento. Su rostro la mayoría del tiempo era acompañado por el ceño fruncido que tanto odiaban sus empleados.Dos elegantes hombres de traje negro se encontraban frente a la sala de juntas, justo al lado de la presentación que acababan de hacer. Sudaban frío y con cada