Winter se cruzó de brazos molesta cuando observo a Ethan hablar con un par de mujeres hermosas. No quería demostrar que estaba celosa pero estaba terriblemente celosa porque odiaba ver la manera en que aquellas mujeres le sonreían ampliamente mientras que el únicamente les regresaba la sonrisa.
A su lado se encontraba Drake y Vania cuidando de Nancy mientras Ethan cuidaba de sus fans y ella se mantenía a punto de explotar. Normalmente no era celosa pero esas mujeres habían estado visitándolo cada rato dices que habían llegado al aeropuerto y Winter odiaba los aeropuertos además de odiar a las mujeres como esas. Detestaba ver como ellas no respetaban el anillo de matrimonio que Ethan tenía en su dedo porque ya habían pasado tres meses desde el nacimiento de Nancy y Ethan y ella habían intercambiado anillos.
—Ethan—lo llamó.
—Voy nena—soltó &ea
Winter se pasó ambas manos por el cabello, sintiéndose ligeramente mareada mientras caminaba hacia la cama de la habitación del hotel. Había pasado el peor vuelo de toda su vida, por primera vez la comida del avión le había caído mal y había estado vomitando durante todo el camino. La cabeza le dolía e incluso tenía ligeros escalofríos que la hacían sentir más indefensa de lo que ya se sentía. Ethan estaba preocupado, era la primera vez que la veía enferma por intoxicación de alimentos y simplemente no sabía que hacer. Había llegado a la conclusión que necesitaba llamar a un médico pero cuando se lo había propuesto en el avión ella no había querido.—¿Estas segura que no necesitas un doctor?—preguntó, dejando a Nancy en la cuna que les había proporcionado el hotel.— luces pálida linda y lo menos que quiero es que te enfermes durante todo el viaje.—Estoy completamente segura que se me pasará en unas cuantas horas. Solo necesito sacar ese alimento de mi cuerpo.—Ent
Winter soltó una gran sonrisa mientras caminaba por el lugar, llevaban dos días en México y lo había estado pasando de maravilla, simplemente se había dado cuenta qué amaba estar al lado de Ethan y su familia. Ese día se encontraban en un zoológico, visitando y turisteando por México. Ethan había estado cargando a la pequeña bebé durante toda la visita, se mantenía hablándole a su hija como si ella pudiera entender en totalidad lo que él estaba tratando de decirle. Mostrándole los animales mientras leía para ella las características de los animales mientras que Winter únicamente caminaba tras de él, observándolo en silencio mientras Vania caminaba a su lado, tomada de la mano de Drake. Para ella seguía siendo bastante extraña la manera en que la relación de ellos había nacido de un momento a otro pero incluso si había querido preguntarle a Vania sobre ello, no lo había hecho porque se había percatado que por primera vez veía a Vania siendo realmente feliz al lado de una persona. Dur
Winter frunció el ceño con fuerza al ver a Vania entrar completamente molesta a la tienda. Por un momento decidió acercarse antes de detenerse en medio camino y suspirar con fuerza. Conocía a Vania y siempre que se molestaba terminaba por necesitar su espacio pero cuando la observó caminar hacia la caja de sombrillas que había en la esquina de la tienda se percató que estar juntas en ese lugar no esa ninguna coincidencia. —Vania— la llamó, acercándose con una gran sonrisa— ¿Drake te mandó por una sombrilla?—le preguntó antes de mirarla a los ojos. —Ese idiota me dijo que viniera a comprar una sombrilla ¡Sola!— soltó molesta antes de cruzarse de brazos — ¿Qué haces aquí? —Ethan me pidió que viniera por una sombrilla—respondió antes de reír— no te molestes, es claro que esos dos están tramando algo—susurró antes de estirar su mano hacia la caja de sombrillas— llevaré una roja—soltó antes de tomarla.— ¿De qué color quieres?—preguntó antes de voltear a verla y en
1 AÑO DESPUES El viento golpeaba suavemente el rostro de Winter mientras observaba a sus dos hijos gatear de un lado a otro, riendo mientras ocasionalmente tomaban unos cuantos de sus juguetes y se los llevaban a la boca para mordisquearlos. —¿Ethan aún no llega?—preguntó Vania, caminando hacia Winter mientras jugueteaba con su anillo de matrimonio. Suspirando antes de voltear a verse el vientre. —¿Te sientes mejor?—preguntó Winter antes de mirarla fijamente— estuviste vomitando toda la mañana... el embarazo está siendo difícil, ¿Cierto?—susurró antes de voltear a ver a sus hijos. Asegurándose que se encontraran bien. —Tal vez deberías de embarazarte para estar iguales—soltó Vania con una sonrisa en el rostro. Viendo negar a Winter con rapidez mientras se levantaba del suelo con una pequeña mueca de dolor— ¿Otra vez te duele la espalda por culpa del gimnasio? —Esta vez no fue culpa del gimnasio— respondió Winter antes
Cualquier pensamiento que hubiera podido tener Winter en esos momentos se detuvo, observando como frente a ella el médico se pasaba una y otra vez la mano sobre su firme barbilla. Nerviosamente se pasó las manos por las piernas, tratando de limpiarse el repentino sudor que comenzaba a humedecer las palmas de sus manos.El consultorio estaba en completo silencio, parecía que incluso se podía cortar el silencio incómodo que había en aquella habitación con una navaja. Únicamente se podía escuchar la temblorosa y entrecortada respiración de Winter. —¿Puede repetir lo que acababa de decir? —pidió ella, temblando en el incómodo asiento de cuero que aquel médico tenía en su consultorio. —Observando los análisis no queda ninguna duda que usted se encuentra en su cuarta semana de gestació
Normalmente Winter evitaba cada uno de los lugares donde seguramente hubiera una gran cantidad de personas, odiaba con locura los sonidos altos, el detestable ruido que producían las grandes multitudes y sin duda los horribles sonidos que emanaban los aeropuertos. Siempre había preferido los lugares silenciosos, tranquilos donde pudiera escuchar hasta el más mínimo sonido que se presentara a su alrededor. Ese era el principal motivo por el cual había entrado a trabajar como editora en una de las revistas menos importantes de la ciudad. Trabajando como editora había conseguido una oficina silenciosa donde siempre se pudiera concentrar, no le pagaban lo suficiente, apenas si podía pagar las cuentas de fin de mes pero, a ella le parecía bien. No necesitaba grandes cantidades de dinero para vivir cómodamente, desde niña había aprendido a vivir con lo mínimo y aunque para muchos fuera lamentable, ella est
Haberla encontrado había sido una completa sorpresa, como si un gran regalo hubiera llegado a él cuando menos lo esperaba. Sin embargo había descubierto que aquel regalo venía acompañado de un agrio sabor de boca que había intentado escupir unas cuantas veces hasta que se había dado cuenta que era imposible.Había tenido una mañana completamente difícil, la reunión con los inversionistas había sido un desastre y el tráfico lo había hecho llegar tarde a una reunión directiva realmente importante. No había tenido tiempo de desayunar, había dormido fatal la noche anterior por culpa de la gran cantidad de trabajo que tenía encima ya que el proyecto en el cual habían trabajado por tres años finalmente estaba a punto de concluir. El nuevo edificio estaba a punto de ser construido y tenía que asegurarse que todo estuviera haci
Drake se mantenía recargado en la pared del pasillo del lujoso hospital que se encontraba en el centro de la ciudad, de vez en cuando volteaba a ver al elegante hombre que se encontraba a su lado, sentado sobre uno de los típicos sofás rojos que solían poner en el área VIP de aquel hospital. Vania también se encontraba en el pasillo al igual que ellos, con la única diferencia que ella se mantenía completamente a parte y en silencio.Para Ethan le parecía completamente imposible dejar de mover sus tobillos de abajo hacia arriba para conseguir que sus piernas se movieran una y otra vez. Un típico y extraño movimiento de ansiedad que había adoptado desde niño. Un movimiento que tenía años sin hacer pero ahí estaba, sentado sobre los asientos, moviéndose ansiosamente.Drake llevaba años trabajando para él pero estaba completamente seguro que