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Haberla encontrado había sido una completa sorpresa, como si un gran regalo hubiera llegado a él cuando menos lo esperaba. Sin embargo había descubierto que aquel regalo venía acompañado de un agrio sabor de boca que había intentado escupir unas cuantas veces hasta que se había dado cuenta que era imposible.

 Había tenido una mañana completamente difícil, la reunión con los inversionistas había sido un desastre y el tráfico lo había hecho llegar tarde a una reunión directiva realmente importante. No había tenido tiempo de desayunar, había dormido fatal la noche anterior  por culpa de la gran cantidad de trabajo que tenía encima ya que el proyecto en el cual habían trabajado por tres años finalmente estaba a punto de concluir. El nuevo edificio estaba a punto de ser construido y tenía que asegurarse que todo estuviera haciéndose a su gusto.

Toda la mañana había sentido dolor de cabeza pero en el momento que Drake se había atrevido a abrir la puerta de su oficina sin tocar y le había mostrado una gran fotografía de Winter había sentido que el agotamiento junto al dolor de cabeza habían desaparecido por completo. Todo había desaparecido por completo como si aquellos malestares nunca hubieran existido en su cuerpo.

Se había levantado de golpe de su asiento y había corrido por primera vez hacia Drake. Únicamente para arrebatarle aquella gran fotografía que traía entre sus manos, no podía creerlo, realmente era ella, realmente la habían encontrado. Podía reconocerla con solo verla, esa pequeña sonrisa que tenía en la fotografía era la misma que ella le había regalado toda la noche.

Con solo ver aquella fotografía pudo recordarla por completo como si hubiera abierto una mina de recuerdos, lo único que pudo hacer fue sonreír, sintiéndose completamente aliviado al finalmente haberla encontrado.

“Lamento informarle que tenemos un pequeño problema con la señorita Parker” había soltado Drake, alejándose de Ethan, colocando repentinamente una gran cantidad de fotografías sobre el lujoso escritorio de madera.

Ethan lo único que pudo hacer al ver las fotografías fue maldecir, tratando de hacerse creer que lo que estaba viendo frente a sus ojos era una completa mentira o una clase de broma.

“¿Esto es una broma, cierto?” le había preguntado a Drake, creyendo que en verdad su asistente le estaba haciendo una broma completamente de mal gusto.

Drake había negado con firmeza, regalándole una cara completamente seria, demostrándole que la información que revelaba las fotografías era completamente cierta.

Ethan únicamente había asentido levemente, buscando su asiento para poder descansar y pensar seriamente en lo que acababa de descubrir de su nueva esposa.

“Debo de estar recibiendo una clase de castigo divino” había susurrado, masajeándose las cienes mientras aceptaba de antemano todos los problemas que posiblemente le traería su repentino casamiento.

“Tal vez es una clase de coincidencia” había comentado Drake, tomando la fotografía más importante de todas “Tal vez es una broma”

Ethan se había asegurado a si mismo que lo que había sucedido no era para nada una especie de coincidencia o alguna razón parecida. Lo que le estaba sucediendo no podía ser coincidencia.

“Quiero verla, ahora.” Había exigido, sintiéndose repentinamente molesto al darse cuenta que había caído en un ciclo altamente toxico.

Habían pasado exactamente dos horas desde que la había encontrado en los baños, temblando después de regresar todo el estómago. No había preguntado el motivo y mucho menos le había preguntado si se encontraba bien de salud porque en realidad no le importaba en lo absoluto como es que esa mujer se estuviera sintiendo en esos momentos. Lucia totalmente pálida, temblorosa mientras se mantenía sentada en los asientos de cuero que tenía en su oficina. Al lado de Winter se encontraba Vania con el rostro completamente tensó, jugueteando con sus manos mientras volteaba de vez en cuando a ver al hombre que se encontraba frente a ellas con las piernas cruzadas y su rostro recargado sobre una de sus manos.

Winter levantó la mirada, encontrándose rápidamente con la mirada de Ethan sobre ella, observándola fijamente como si estuviera tratando de descubrir cada uno de los pensamientos que tenía ella en esos momentos.

     —¿No piensas hablar?— preguntó inesperadamente Ethan, rompiendo el incómodo silencio que había estado presente en la oficina por más de media hora.  

     —¿Sabes que por tu culpa perdimos nuestro vuelo a México?— contraatacó Vania, moviéndose con un poco de incomodidad sobre el asiendo de cuero negro.

Ethan asintió levemente, levantándose del sofá de cuero que hacia juego con los demás asientos. Ambas mujeres lo siguieron con la mirada, observando como él se movía con completa tranquilidad por su oficina. Winter se pasó la lengua por los labios al verlo tomar un vaso de cristal para servirse un poco de agua, acercándose a ella con él para repentinamente ofrecérselo.

     —¿Qué es esto?— preguntó Winter, hablando por primera vez desde que él la había encontrado en el baño del aeropuerto y la había obligado a acompañarlo hasta su lujosa oficina en el trabajo.

     —¿Un vaso de agua?— contestó él, observando como ella estiraba su mano hacia él, desconfiada de que aquel liquido transparente pudiera contener alguna clase de sustancia extraña— creo que ya te demostré esa noche que puedo ser confiable.

     —Gracias— respondió ella tras tomar el vaso de cristal, dejándolo inmediatamente sobre la mesa de cristal que tenía frente a ella. Ethan soltó una pequeña risa al verla hacer tal cosa, comprendiendo que ella en verdad no confiaba en él. La entendía por completo porque él tampoco confiaba en ella pero tras observarla fijamente por unos momentos se había percatado que ella cada vez parecía palidecer un poco más.

Realmente Winter se sentía mal. Estaba completamente avergonzada por haberlo encontrado, realmente no quería encontrarlo. No quería que Vania tuviera que ver al hombre con el que había tenido una aventura de una noche en México.

     —¿Puedes solo decirnos porque estamos prácticamente secuestradas en tu oficina?—preguntó Winter, limpiándose las sudorosas palmas de las manos en su pantalón oscuro.— ¿Por qué estás haciendo esto cuando únicamente fue algo pasajero?

Vania negó rápidamente al escuchar aquellas palabras. Winter negó al verla negar, pidiéndole rápidamente con la mirada que no dijera ni una sola palabra sobre el embarazo.

     —¿Qué tanto puedes recordar de esa noche y como por qué te acercaste a mí?

     —¿Perdona?

     —¿No escuchaste bien lo que acabo de preguntar?— soltó él, sentándose nuevamente en su cómodo asiento negro.

     —Te escuché bien.

     —¿Entonces por qué me preguntas?

     —Hablas como si me hubiera acercado a ti por interés, desconozco por completo quien eres, no conozco tu nombre y realmente no estoy interesada en descubrirlo. Únicamente quiero que me permitas irme— respondió Winter de inmediato, cruzándose de brazos al mismo tiempo que fruncía levemente el entrecejo.— si realmente quieres que te cuente algo de esa noche...lamento decirte que no sé nada. Realmente no recuerdo nada, bebí demasiado.

     —Ya veo...—susurró Ethan, tomando un sobre amarillo que había sobre la mesa de cristal que había frente a él— ¿Esto te recordará algo?— le preguntó, sacando el certificado de matrimonio de aquel sobre amarillo para dejarlo sobre la mesa. Específicamente frente a ella para asegurarse que Winter pudiera ver con claridad su nombre.

     —¿Qué?— soltó Winter y Vania al mismo tiempo. Paralizadas al ver como Ethan daba unos cuantos golpecitos sobre el nombre de Winter.

     —¿Qué hiciste en México, Winter?—preguntó Vania, tomando aquel documento entre sus manos mientras volteaba a ver a Winter.

Ethan permaneció en silencio, observando fijamente el rostro de Winter para ver la manera en la que ella reaccionada a tal noticia. Sabía que la reacción de su rostro dictaría si ella se había acercado a él aquella noche únicamente para conseguir algo a cambio o en realidad había sido una extraña y linda coincidencia que había terminado bastante mal.

Winter no respondió la pregunta que le acababa de hacer Vania, únicamente permaneció en su asiento con la mirada perdida. Preguntándose a sí misma hasta qué punto había arruinado su vida aquella noche.

Nuevamente sentía aquella sensación que había sentido en el hospital al recibir la noticia de su embarazo. Nuevamente podía sentir como la ansiedad se filtraba por su piel, adueñándose por completo de ella.

     —¿Lo recuerdas?

     —Esto tiene que ser una broma— respondió inmediatamente Vania— Winter nunca se casaría de esta manera. Oye— soltó, tratando de llamar la atención de Ethan ya que lo único que él hacía era observar como Winter se levantaba del asiento para caminar hacia los grandes ventanales de la oficina.

Ethan suspiró, volteando a ver a la mujer que acababa de llamarlo, regalándole una fría mirada que fue acompañada con un ceño levemente fruncido.

     —¿Qué?

     —¿No crees que es mucho falsificar un documento de esta magnitud solo para poder verla una vez más?— preguntó Vania, tomando su bolso.— pudiste invitarla a tomar un café, llevarla al cine, invitarla a la librería o a algún completamente tranquilo si es que realmente deseabas volver a verla pero... ¿Obligarnos a venir a este lugar y mostrar un documento falso no es mucho?

     —¿Documento falso?—preguntó Ethan antes de pasarse las manos por la barbilla y reír— ¡Ojalá este documento fuera falso para no tener que verla nunca más!— soltó con fuerza mientras la observaba.

     —Lamento que esa noche haya terminado de esta manera— soltó repentinamente Wendy desde el fondo de la oficina, observando la ciudad que podía verse desde los ventanales.— realmente no quería volver a cruzarme contigo nunca más, no eres el único que lamenta todo. No pienso meterme en tu vida privada... lo único que quería hacer esa noche era divertirme, solo quería divertirme paraa olvidar todo el desastre que estaba viviendo.

     —Me alegra que pienses de esa manera, no quiero estar relacionado con tu familia nunca más— respondió él, volteando hacia ella con una gran sonrisa en el rostro.

     —¿Mi familia?— susurró Winter, volteando hacia él mientras caminaba de regreso hacia los asientos de cuero negro.

     —Eres prima de mi ex esposa.

Vania se llevó ambas manos al escucharlo decir tal cosa, volteando a ver Winter al mismo tiempo que veía Ethan correr hacia ella cuando repentinamente se desplomo.

     —¡Winter!—gritó Vania, corriendo hacia ella.

     —¡Drake!—gritó Ethan con fuerza, llevando el delgado cuerpo de Winter hacia el sofá mientras la cargaba entre sus brazos.

La puerta de la oficina se abrió unos cuantos segundos después cuando Drake entró a la oficina, encontrándose con un repentino caos.

     —¡Trae al médico!— gritó Ethan, observando como por un momento Drake se paralizaba por completo—¡Ahora!

     —¡Vuelvo enseguida!— gritó Drake, yéndose del lugar para buscar el medico que urgentemente necesitaban.

     —¿Está enferma?—preguntó Ethan, dejando con cuidado a Winter en el sofá antes de voltear a ver a Vania y notar como ella se acercaba rápidamente a comprobar que su amiga siguiera respirando.—¿Lo está?

     —Supongo que se ha sorprendido...—susurró Vania, tratando de terminar por completo con aquella conversación— Winter— la llamó, golpeándola levemente en el rostro— despierta.

     —¡El médico está aquí!—gritó Drake, entrando a la oficina junto al médico.

     —¿Que ha sucedido?—preguntó el médico, acercándose a ellos con rápidos pasos. Asintiendo en cuanto su mirada se encontró con Winter desmayada en el sofá.— ¿La señorita se encuentra enferma, sufre problemas del corazón, problemas de presión sanguínea o se encuentra embarazada?

 Vania suspiró con fuerza y se mordió los labios al percatarse que todas las miradas se encontraban sobre ella. Por un momento guardó silencio, pensando en las palabras adecuadas pero simplemente negó antes de bajar la mirada por completo hacia el suelo y susurrar las palabras que Winter le había pedido que no dijera.

     —¿Qué?— preguntó Ethan, paralizándose al escuchar tales palabras— ¿Qué acabas de decir?— susurró, sintiendo como el pulso se le aceleraba de inmediato.

     —¡Qué está embarazada!—gritó ella con fuerza, mirando a Ethan por un pequeño momento mientras soltaba aquella gran noticia. Inmediatamente las piernas de Ethan flaquearon por un momento al escuchar tal noticia, obligándolo a sentarse en el asiento donde hace unos minutos había estado sentada Winter.

     —¿Cuántas semanas tiene la señorita?— preguntó el medico de inmediato. Abriendo su botiquín de primero auxilios.

Vania tardó en responder aquella pregunta. Por un momento cruzó mirada con Ethan,  percatándose que él la miraba con preocupación. Sabiendo que las palabras que ella fuera a decir definirían todo.

     —Cuatro semanas... un mes...— confesó Vania, haciéndole saber inmediatamente a Ethan que sus temores se habían hecho realidad.

     —No puede ser...— susurró Ethan, mirando fijamente el rostro de Winter.— es mío...

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