Había iniciado el nuevo día un poco menos feliz que antes, pero esperaba que en su segundo día le fuese mejor.Se encontraba sumergida en el trabajo administrativo de la empresa, pero a pesar de su gran esfuerzo, seguía teniendo problemas para adaptarse.Pese a sus esfuerzos por ser detallista y organizada, aun cometía errores en el papeleo y en la gestión de la información en la computadora.Además, en varias ocasiones tuvo que pedir ayuda a sus compañeros de trabajo para resolver problemas de software, lo que la hacía sentir insegura y un poco avergonzada. A pesar de que algunos de sus colegas eran amables y serviciales, otros la miraban con desprecio, como si fuera una carga para el equipo.Mylene estaba empezando a dudar de su capacidad para llevar a cabo el trabajo que le habían asignado. Trató de ser cuidadosa mientras llevaba la carpeta con los documentos al supervisor, pero sus dedos temblorosos la traicionaron y la carpeta se le resbaló de las manos. Las hojas volaron por to
Leo notó la confusión en el rostro de Mylene y decidió explicarse mejor.-Mylene, he estado equivocado todo este tiempo. Te he estado tratando como si fueras un ejecutivo más, pero en realidad no debes estar en esta área. Tienes talentos y habilidades que se ajustan mejor a otro tipo de trabajo. -dijo Leo con sinceridad.Mylene lo miró con sorpresa, sin saber cómo responder.-¿A qué te refieres, Leo? ¿Qué tipo de trabajo? -preguntó ella, curiosa.Leo se tomó unos segundos para pensar antes de responder.-Bueno, Mylene, los Anderson somos los encargados de proveer la materia prima de nuestro producto. En este caso, el chocolate -explicó Leo-. Yo estuve equivocado todo este tiempo al pensar que debias estar en la parte de logistica. Realmente, tu lugar está en el área de materia prima.Mylene se quedó perpleja, sin saber qué decir.-¿En serio crees que podría ser útil en esa área? -dudó con incertidumbre.-Claro que sí, Mylene. Piénsalo. ¿No te encanta probar diferentes sabores y textur
Mylene y el chico voltearon para ver quién hablaba, encontrándose con el supervisor de Mylene, el Sr. Rodríguez. Se sintió aliviada al ver a alguien que pudiera respaldar su identidad como empleada de la compañía.-¿Qué está pasando aquí? -preguntó de nuevo el Sr. Rodríguez, mirando al chico y a Mylene alternativamente.-Esta chica estaba merodeando por los cargamentos de naranjas -dijo el chico con tono acusatorio-. La vi tomando una de ellas sin permiso.Mylene sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del chico, sabiendo que no contaba toda la verdad.-No es cierto -se defendió ella-. Estaba inspeccionando el cargamento para asegurarme de que las naranjas mostraran la calidad adecuada para la elaboración de nuestro producto.-¿Inspeccionando el cargamento? -dijo el Sr. Rodríguez, frunciendo el ceño-. ¿Por qué no le pediste permiso al encargado del almacén antes de hacerlo?Mylene se sintió en un callejón sin salida, sin saber qué decir. El chico sonrió triunfante, crey
En un abrir y cerrar de ojos, dos semanas habían transcurrido, y estaba sorprendida de lo rápido que había pasado el tiempo. Al principio, se había sentido nerviosa y preocupada por trabajar junto a su supervisor en el área de control de calidad de la materia.Sin embargo, con el paso de los días, había comenzado a sentirse más cómoda en su nuevo entorno laboral y sus sentimientos de ansiedad y nerviosismo habían disminuido gradualmente.Se había sumergido por completo en su nuevo rol. Se había acostumbrado a las largas horas de trabajo y a los desafíos diarios que presentaba su trabajo. Comenzó a establecer relaciones más cercanas con sus compañeros de trabajo.Había hecho amistad con algunos de ellos y se sintió más cómoda en su nuevo entorno laboral. También había descubierto que su supervisor, además de ser un mentor increíble, era una persona con un gran sentido del humor.Sin embargo, a pesar de encontrar fascinante el proceso químico utilizado para revisar las frutas y granos d
Habían pasado dos días desde la charla que había tenido con Leo, y aunque le había contado un poco sobre la charla con uno de los representantes de los Anderson, no había tenido mayor respuesta.Había tratado de hablar con él al respecto, pero simplemente le había dicho que estaba trabajando en ello y que pronto tendrían noticias. Sin embargo, ella no podía evitar sentir que había algo más detrás de todo esto.Además, la actitud de Leo la tenía preocupada. No era común verlo tan callado y pensativo, como si estuviera preocupado por algo más que el problema con los Anderson. Se acercó a él varias veces, pero Leo simplemente se limitaba a decir que estaba bien y que no se preocupara.La noche anterior, mientras se preparaba para dormir, no pudo sacar de su mente la sensación de que algo no estaba bien.Ahora, en la sala de juntas, Mylene estaba algo nerviosa. Leo le había dicho que la acompañaría en la reunión. No sabía muy bien qué esperar, miró alrededor de la sala, nerviosa, mientras
Al día siguiente, era el día libre en común de Leo y ella. Por lo que habían decidido pasar el día descansando en casa. Pero ella no estaba tranquila, había algo que le preocupaba....Siete, ocho, nueve.Se sintió ansiosa mientras seguía revisando su calendario. Se preguntó si había cometido algún error al ingresar la fecha o si tal vez el teléfono tenía algún problema. Pero después de revisarlo varias veces, se dio cuenta de que el retraso era real. Ya había pasado más de una semana desde que su periodo menstrual debió haber comenzado.Trató de mantener la calma, pero no pudo evitar sentirse preocupada. Ya habían pasado nueve días y eso era demasiado tiempo para ella. Comenzó a revisar su historial médico mentalmente, tratando de encontrar alguna otra razón para el retraso. ¿Podría ser el estrés? ¿O tal vez algún cambio en su dieta o estilo de vida?¿Podría estar embarazada?No podía ser posible, Leo y ella habían sido cuidadosos.Recordó la primera noche que habían pasado juntos, en
Mylene se miró en el espejo retrovisor, tratando de encontrar una posición cómoda para sus piernas mientras se ajustaba el cinturón de seguridad.Tenía una mirada concentrada en su rostro, como si estuviera a punto de lanzarse en un desafío importante. Sin embargo, la realidad era que estaba sentado al volante del nuevo auto que Leo le había regalado, lista para intentar aprender a manejar.Leo se encontró en el asiento del copiloto, con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo en su rostro mientras observaba a Mylene prepararse. Él había prometido enseñarle a manejar, pero no esperaba que fuera tan divertido verla tratar de ajustarse en el asiento del conductor.-¿Estás lista, Mylene? -preguntó Leo, tratando de contener una sonrisa.-Sí, lo estoy. -respondió Mylene, con determinación, aunque su voz temblaba un poco. -solo necesito encontrar la manera de ajustar el asiento.Después de unos minutos de ajustes, finalmente encontró la posición perfecta, y comenzó a moverse. Leo le explicó
Mylene se encontró revisando la calidad de los granos de cacao y las frutas que se usaron en la producción de los próximos lotes de chocolates. Aunque disfrutaba de su trabajo en el área de control y calidad, estaba preocupada por su abuelo.Trataba de concentrarse en su trabajo, pero no podía evitar pensar en él y en todo lo que estaba sucediendo. Cada vez que su teléfono sonaba, se ponía tensa, esperando que fuera alguna noticia sobre su abuelo.Mylene tomó un sorbo de su café mientras continuaba revisando los granos y las frutas, asegurándose de que cada uno cumpliera con los estándares de calidad necesarios.De repente, su teléfono sonó y ella saltó en su asiento. Con el corazón latiendo con fuerza, respondió la llamada. Era Leo.-Hola, Mylene. ¿Cómo te va en el trabajo hoy? -preguntó él, amablemente.-Bien, gracias. Estoy revisando algunos granos de cacao y frutas. ¿Hay algo que necesites de mí? -respondió Mylene, un poco extrañada, ya que el rubio no la llamaba mientras estaban