Mylene y el chico voltearon para ver quién hablaba, encontrándose con el supervisor de Mylene, el Sr. Rodríguez. Se sintió aliviada al ver a alguien que pudiera respaldar su identidad como empleada de la compañía.-¿Qué está pasando aquí? -preguntó de nuevo el Sr. Rodríguez, mirando al chico y a Mylene alternativamente.-Esta chica estaba merodeando por los cargamentos de naranjas -dijo el chico con tono acusatorio-. La vi tomando una de ellas sin permiso.Mylene sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del chico, sabiendo que no contaba toda la verdad.-No es cierto -se defendió ella-. Estaba inspeccionando el cargamento para asegurarme de que las naranjas mostraran la calidad adecuada para la elaboración de nuestro producto.-¿Inspeccionando el cargamento? -dijo el Sr. Rodríguez, frunciendo el ceño-. ¿Por qué no le pediste permiso al encargado del almacén antes de hacerlo?Mylene se sintió en un callejón sin salida, sin saber qué decir. El chico sonrió triunfante, crey
En un abrir y cerrar de ojos, dos semanas habían transcurrido, y estaba sorprendida de lo rápido que había pasado el tiempo. Al principio, se había sentido nerviosa y preocupada por trabajar junto a su supervisor en el área de control de calidad de la materia.Sin embargo, con el paso de los días, había comenzado a sentirse más cómoda en su nuevo entorno laboral y sus sentimientos de ansiedad y nerviosismo habían disminuido gradualmente.Se había sumergido por completo en su nuevo rol. Se había acostumbrado a las largas horas de trabajo y a los desafíos diarios que presentaba su trabajo. Comenzó a establecer relaciones más cercanas con sus compañeros de trabajo.Había hecho amistad con algunos de ellos y se sintió más cómoda en su nuevo entorno laboral. También había descubierto que su supervisor, además de ser un mentor increíble, era una persona con un gran sentido del humor.Sin embargo, a pesar de encontrar fascinante el proceso químico utilizado para revisar las frutas y granos d
Habían pasado dos días desde la charla que había tenido con Leo, y aunque le había contado un poco sobre la charla con uno de los representantes de los Anderson, no había tenido mayor respuesta.Había tratado de hablar con él al respecto, pero simplemente le había dicho que estaba trabajando en ello y que pronto tendrían noticias. Sin embargo, ella no podía evitar sentir que había algo más detrás de todo esto.Además, la actitud de Leo la tenía preocupada. No era común verlo tan callado y pensativo, como si estuviera preocupado por algo más que el problema con los Anderson. Se acercó a él varias veces, pero Leo simplemente se limitaba a decir que estaba bien y que no se preocupara.La noche anterior, mientras se preparaba para dormir, no pudo sacar de su mente la sensación de que algo no estaba bien.Ahora, en la sala de juntas, Mylene estaba algo nerviosa. Leo le había dicho que la acompañaría en la reunión. No sabía muy bien qué esperar, miró alrededor de la sala, nerviosa, mientras
Al día siguiente, era el día libre en común de Leo y ella. Por lo que habían decidido pasar el día descansando en casa. Pero ella no estaba tranquila, había algo que le preocupaba....Siete, ocho, nueve.Se sintió ansiosa mientras seguía revisando su calendario. Se preguntó si había cometido algún error al ingresar la fecha o si tal vez el teléfono tenía algún problema. Pero después de revisarlo varias veces, se dio cuenta de que el retraso era real. Ya había pasado más de una semana desde que su periodo menstrual debió haber comenzado.Trató de mantener la calma, pero no pudo evitar sentirse preocupada. Ya habían pasado nueve días y eso era demasiado tiempo para ella. Comenzó a revisar su historial médico mentalmente, tratando de encontrar alguna otra razón para el retraso. ¿Podría ser el estrés? ¿O tal vez algún cambio en su dieta o estilo de vida?¿Podría estar embarazada?No podía ser posible, Leo y ella habían sido cuidadosos.Recordó la primera noche que habían pasado juntos, en
Mylene se miró en el espejo retrovisor, tratando de encontrar una posición cómoda para sus piernas mientras se ajustaba el cinturón de seguridad.Tenía una mirada concentrada en su rostro, como si estuviera a punto de lanzarse en un desafío importante. Sin embargo, la realidad era que estaba sentado al volante del nuevo auto que Leo le había regalado, lista para intentar aprender a manejar.Leo se encontró en el asiento del copiloto, con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo en su rostro mientras observaba a Mylene prepararse. Él había prometido enseñarle a manejar, pero no esperaba que fuera tan divertido verla tratar de ajustarse en el asiento del conductor.-¿Estás lista, Mylene? -preguntó Leo, tratando de contener una sonrisa.-Sí, lo estoy. -respondió Mylene, con determinación, aunque su voz temblaba un poco. -solo necesito encontrar la manera de ajustar el asiento.Después de unos minutos de ajustes, finalmente encontró la posición perfecta, y comenzó a moverse. Leo le explicó
Mylene se encontró revisando la calidad de los granos de cacao y las frutas que se usaron en la producción de los próximos lotes de chocolates. Aunque disfrutaba de su trabajo en el área de control y calidad, estaba preocupada por su abuelo.Trataba de concentrarse en su trabajo, pero no podía evitar pensar en él y en todo lo que estaba sucediendo. Cada vez que su teléfono sonaba, se ponía tensa, esperando que fuera alguna noticia sobre su abuelo.Mylene tomó un sorbo de su café mientras continuaba revisando los granos y las frutas, asegurándose de que cada uno cumpliera con los estándares de calidad necesarios.De repente, su teléfono sonó y ella saltó en su asiento. Con el corazón latiendo con fuerza, respondió la llamada. Era Leo.-Hola, Mylene. ¿Cómo te va en el trabajo hoy? -preguntó él, amablemente.-Bien, gracias. Estoy revisando algunos granos de cacao y frutas. ¿Hay algo que necesites de mí? -respondió Mylene, un poco extrañada, ya que el rubio no la llamaba mientras estaban
La noticia pareció golpear a Mylene con fuerza, tanto que sintió que todo su cuerpo temblaba.Se quedó paralizada, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Sus ojos se abrieron con asombro y su boca se quedó abierta, sin poder articular palabra alguna. Un nudo en la garganta la hacia sentir que no podía respirar adecuadamente.Miró a Leo con los ojos llenos de lágrimas, buscando alguna señal de que esto era una broma, pero la expresión en el rostro de su novio constituía que era verdad.Leo se acerco a ella, rodeando sus hombros con su brazo en un gesto de consuelo. Mylene se aferró a él con fuerza, sintiendo la necesidad de tener algo tangible que la mantuviera en este mundo.No podía creer que su abuelo, la única persona de su familia que la había tratado con cariño, hubiese fallecido.Las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sintieron. Leo la sostuvo mientras ella sollozaba, tratando de transmitirle
A través de la ventana, Mylene pudo ver cómo las nubes blancas y esponjosas se extendían como un mar interminable debajo de ellos. La vista era impresionante.A lo lejos, se veían pequeñas montañas y ríos serpenteantes que parecían cintas de plata en el paisaje. A medida que el avión se elevaba más y más, la vista se hacía aún más impresionante.No pudo evitar sentir una pequeña chispa de emoción al pensar que estaba volando en un avión.Leo la miraba con una sonrisa. Él también tenía esa misma sensación de asombro, la primera vez que voló en un avión.Le apretó la mano suavemente, tratando de hacerla sentir cómoda.-Es hermoso, ¿verdad? -preguntó el rubio, señalando hacia la ventana. Mylene asintió con una sonrisa en su rostro.-Sí, es increíble. Nunca había visto el cielo de esta manera antes. -respondió.Leo asintió.-Es una de las cosas que más me gusta de volar en mi jet privado. La vista es impresionante. dijo con una sonrisa.Mylene se volvió hacia él, curiosa.-¿Viajas mucho?