Nicolás intentó de todas las formas posibles sacarme una palabra de lo que sucedió en el baño con Lily, pero no di el brazo a torcer, no podía decirle que la había amenazado de que no se metiera más “Con mi hombre”. Los celos que no sabía que tenía salieron a flote y cegaron mi razón. Pero ahora volví con los pies de la tierra, porque la imagen de mi hijito me apareció en la mente.“No puedes meterte con una mujer peligrosa como ella, Carla. Su madre sabe que tienes un hijo. Si ella le hiciera algo a él jamás me lo perdonaría”Espero haberla ahuyentado por un tiempo, por lo menos hasta que termine de pagar la deuda que tengo con Nicolás y que mi niño sea dado de alta.“Que después haga lo que quiera”¿Cierto?Un sentimiento de terror me invadió. ¿Realmente quería que esa mujer vacía y superficial se casara con Nicolás? Eso lo hundiría más. “Y a ti también”La noche pasó y hoy es un nuevo día. Me levanté con pereza y me dirigí aun dormitando a la cocina para comer algo rápido, cuando
Primero fuimos a una feria de ropa barata, de esas que están en grandes galpones con los puestos apretados unos al lado de los otros, yo estaba feliz, ¡No sabía qué elegir! Toda la ropa era hermosa. “No tienes que elegir, llévate todas y listo” Me había dicho Nicolás. Al principio me sentí incómoda con esto, pero luego de la tercera prenda se sintió bien, él no parecía molesto por toda la ropa que estaba comprando, simplemente asentía con la cabeza y extendía su tarjeta de crédito al vendedor. Cuando notaron que Nicolás era un hombre con mucho dinero y que no era tacaño, se abalanzaron hacia mí y no pude decir que no a ningún vendedor. -Creo que ya es demasiado- Dije satisfecha por todo lo que había comprado-Bien, ¿seguimos a la siguiente parada? - Dijo mi esposo tomando todas las bolsas con intención de ir hacia la salida. -Ah nono- puse mis manos a los lados de mis caderas- Claro que no, tú me dijiste que también comprarías ropa aquí para ti. -Ah bueno si, pero fue para conve
Nicolás sabía que dejar a Carla por Lily solo lo hacía quedar peor de lo que ya estaba con ella, es como si todo el esfuerzo que hizo para conseguir tener la cita perfecta se hubiera hecho trizas en un segundo. Pero en realidad el mafioso no se sorprendió mucho al verla en la puerta de su casa esperando como una psicópata acosadora, porque Lily había estado toda la tarde mandando mensaje tras mensaje, luego de que él le colgara llamada. “¿Por qué no atiendes el teléfono?”“Necesito que hablemos Nicolás”“Es un asunto de vida o muerte”Esa mujer podría ser insistente, hasta más que él, jamás se cansaba y por eso mismo se habían hecho amigos cuando eran tan dos niños, Lily no se había cansado hasta que finalmente consiguió ser su amiga. Pero ahora era más que eso lo que ella deseaba, era algo que Nicolás no podía darle, su corazón, porque ya lo tenía Carla, aunque ella no parecía entenderlo por las buenas. -Sube al auto, yo te llevo- Dijo la mujer caminando hacia su vehículo de lujo
No puedo dormir, ¡no hasta que Nicolás vuelva a casa, doy vueltas en la cama tratando de no imaginar lo que esté haciendo con esa m*****a roba esposos!-Nicolás mi amor- la imité con su voz chillona- te extrañé mi amor- -M*****a zorra- dije con bronca. Luego me sentí mal por decir eso, yo no soy así, no soy una mujer que tiene de enemigas a otras mujeres por culpa de un hombre. Pero no lo puedo evitar, Nicolás me tiene así, cegada por los celos. La sola idea de pensar en Nicolás encima de ella besándola por todo el cuerpo, abriendo sus largas e infinitas piernas y bebiendo de ella me hacía hervir la sangre. -Me va a tener que escuchar cuando regrese- exclamé con determinación, luego me senté de golpe en la cama, cansada de intentar dormir- No puede encerrarse en su cuarto sin antes darme una explicación coherente. Escuché como la puerta de entrada se abría sigilosamente, “seguramente quiere escapar de mí” Pensé.-Ah no eso sí que no- Gruñí furiosa. Bajé rápidamente las escaleras,
¿Me ama?Aún no podía caer en lo que me había dicho. Creo que nadie nunca me había amado, mi ex esposo jamás me lo dijo, simplemente decía “Yo también” cuando yo le decía que lo amaba por enésima vez. Mi niño se reía cada vez que le pedía que me lo dijese. Ni mi madre me lo dijo cuando era niña. Esa mujer no tenía sentimientos. Creo que siempre fui una carga para ella. Mi padre había sido el único, aunque esos recuerdos ya no estaban en mi memoria. Caminé distraída por la ciudad matutina hacia mi ex trabajo. Sentía que estaba en falta con ellos, de repente me había ausentado y nunca más volví a dar señales de vida. Tenía que disculparme con mi jefe y mentirle de que había pasado una urgencia con mi niño. No podía decirle que mi esposo mafioso me había hecho firmar un contrato de trabajo como si de una trabajadora sexual me tratase. Solo que, sin el sexo, aunque ahora me arrepiento de haber puesto esa cláusula. Cada día se me hace más difícil no desear que Nicolás se metiera por las n
-¿En qué estábamos?- gruñó con fastidio Nicolás, sentándose nuevamente en la punta de su larga mesa de reuniones. Las personas se mantuvieron en su lugar sin chistar por casi una hora mientras el joven mafioso se ausentó por el percance con Carla. Ninguno se atrevió a preguntar qué fue lo que pasó y menos reprocharle la espera. -Ehhh, Señor…- Dijo tímidamente una de sus empleadas-¿Qué?- exclamó con fastidio y levantó la vista de sus papeles, no los estaba leyendo, solo fingía, no dejaba de pensar en Carla y hacerse mil escenarios de lo que podía estar haciendo en ese momento. Miró hacia la otra punta de la sala, enfrente había una silla de cuero igual a la suya que estaba de espaldas, el asiento se giró revelando a la persona. -¿Qué haces aquí?-Se levantó de golpe apoyando las manos en la mesa de vidrio con fuerza- ¿Quién te dejó entrar? - miró a sus empleados uno por uno, ninguno se atrevió a levantar la mano, sabían que tendrían sus horas contadas-Ay primor, no te lo tomes pers
-Tenemos que hablar- dije apenas entré a nuestra casa. Me iba a escuchar todo lo que tenía para decir. -Ahora no puedo- sentenció. Parecía un animal enjaulado, caminando de una punta a la otra de la sala, con un vaso de whisky en la mano. -Son las 11 de la mañana, ¿Lo sabías?-Me ayuda a calmar los nervios- tomó un sorbo. Me acerqué a él y le arrebaté el whisky de la mano. - ¿Qué haces? - protestóTomé todo lo que quedaba del vaso de un solo tirón, me quemó la garganta, pero fingí que no. -Yo también necesito calmar los nerviosMe miró con sospecha- ¿Hay algo que tengo que saber?- Me interrogó. -Eso mismo te iba a preguntar yo. - Lo enfrenté. Me quitó el vaso de la mano de un tirón y sirvió más. -Creo que ya es suficiente- Le advertí, pero hizo caso omiso y se sirvió hasta el tope, solo para hacerme enojar. -No estoy en un buen momento para discutir, Carla-Lo ignoré y me paré delante de él, obstaculizando su huida. -¿Sabes a donde fui hoy?Se rió de forma irónica y miró
- ¿Tienes algún hermano del que deba temer? - Me preguntó bromeando, yo me reí.-No realmente, aunque me hubiese gustado tener a alguien de mi edad con quien jugar cuando era niña- Dije lastimosamente. Las cosas hubieran sido mejores en esos tiempos. -Si…- dijo melancólico- ser hijo único apesta. -Pero tú tenías a Lily y a su prometido ¿No? - dije tratando de no sonar celosa. -Sí, es cierto- Admitió- ellos me ayudaron mucho cuando era niño-¿Ellos a ti?- Exclamé sorprendida- Wauuu. Te imaginaba como el chico rudo que dirigía la pandilla y al que todos temen. -Aunque cueste creerlo, yo era un nerd come libros y escuálido- Se tapó el rostro con vergüenza- -¡Mentira! No te creo-¡Te lo juro!. Era un tragalibros cuatro ojos. -Quiero ver fotos de eso, por favor. -No creo que haya ninguna- miró hacia su plato vacío sumergiéndose en sus pensamientos. - ¿Cómo qué no? Todos tenemos esas fotos vergonzosas, tiene que haber alguna. -Créeme que no- dije secamente-En mi familia no hacíamos