-¿Estás Seguro que no puedes pedirte la tarde para cenar conmigo?- Habló Carla al teléfono-Lo siento cariño, pero tengo muchas cosas que terminar y no voy a llegar, mejor otro día ¿Si?- habló Nicolás del otro lado. Carla se acomodó en su asiento y su expresión cambió a una de desilusión, no era la primera vez que su esposo no podía. -Está bien, no te preocupes, otro día será- respondió lo mejor que pudo. -Gracias por entender mi amor, te amo mucho. Nos vemos a la noche. -Nos vemos a la noche- Carla cortó el teléfono y se tiró encima de su escritorio con frustración. Los meses habían pasado y efectivamente cuando Emma fue un poco más grande contrataron a una niñera, una señora muy amable que amaba a los niños, Emma y el pequeño Nico se fascinaron con ella automáticamente. Carla consiguió, gracias a los nuevos contactos de su esposo, un puesto administrativo en el banco de la ciudad. Ella estaba fascinada de tener nuevamente un trabajo y poder traer dinero a la casa, además de tom
Carla esperó paciente a que los niños se fueran a dormir una siesta para poder conversar con su esposo de lo que sea que esté ocurriendo.-¿Qué sucede amor?- preguntó preocupada la joven, sentándose en el sillón delante del de su esposo. Que estaba tomando un vaso de Whyski con la mirada a lo lejos, pensativo y solitario. Parecía el Nico de antes, el distante y cruel.-Pensé que en este cambio en nuestras vidas iba a ser para bien- respondió sin mirarla.-¡Y lo es! ¡Fue la mejor decisión que pudimos elegir! - exclamó la joven madre. -¿Qué sucede te arrepentiste?Nicolás finalmente giró su rostro hacia ella y le clavó sus ojos negros como dos ónix.-Yo no Carla… ¿pero hay algo que debería saber?-inquirió levantando una ceja.La nombrada tragó saliva nerviosa, como si realmente tuviese algo que ocultarle a su esposo.-No sé de qué hablas, que yo recuerde no tenemos secretos- admitióNicolás se levantó del sillón, tomó lo último que quedaba de la bebida alcohólica y dejó el vaso en la me
Nicolás vio cómo su mujer se alejaba en el vehículo a gran velocidad, hasta hacerse un punto negro a lo lejos. -¡Eres un idiota!- se gritó a sí mismo. Quería golpearse, lastimarse. La había cagado y todo porque se hizo una idea errónea. Carla tenía razón, ella podía tener amigos, no quería encerrarla en una jaula e impedirle que tuviera relaciones con otras personas tan solo porque él era un maldito inseguro. Entró derrotado dentro de la casa, no podía seguirla, no iba a dejar a sus niños solos en la casa. No tenía más opción que su mujer volviera a la casa para hablar. Entró al cuarto de los niños y confirmó que no habían escuchado la estúpida discusión de sus padres, besó sus frentes y sintió un nudo en su garganta del llanto que trataba de salir. Por su estupidez podría arruinar todo, romper su familia, tenía que madurar, ya no era un joven descarriado sin ningún propósito en la vida. Ahora tenía una familia, era padre y esposo. Se tenía que comportar como tal. Luego de varias
Carla había perdonado el error de Nicolás, aun así, sentía que la molestia permanecía en ella. -No soporto las escenas de celos- dijo reclinando su silla hacia atrás y mirando el techo blanco de su oficina. Con Pablo había tenido de sobra de esas escenas. -Ay Carlita- exclamó su amigo que estaba en el escritorio al lado del suyo- Yo hubiese reaccionado igual si viera a mi novio con otro chico riéndose a carcajadas sin mí. Y yo sé que vos también-Puede ser…- respondió pensativa. No negaba que a ella también le hubiese molestado si veía a Nicolás reír con una mujer hermosa, pero no era este el caso. -Ya se disculpó amiga, estoy seguro que en este momento se está odiando a sí mismo por ser tan tonto- Carla no respondió siguió mirando el techo. El joven puso los ojos en blanco y se sentó sobre el escritorio de la chica- Sé que su inseguridad se debe a que sos una gran mujer. Mira lo que voy a decir…- Carla miró hacia él con curiosidad- Si no fuera porque me gustan los hombres, como tu
-¡Me voy a casar!- gritó de forma efusiva Carla, a su compañero de oficina, apenas llegó a las 8 de la mañana. El joven se atragantó con el café por la sorpresa y el grito chillón de su compañera. -¿No estabas casada ya?- exclamó cuando pudo dejar de toser-No- Rió divertida Carla, no iba a explicar que sí estaba casada, pero con un contrato extraño al estilo telenovela, no se lo creería o quizás sí pero era mucho que procesar, y obviamente evitaría las partes complicadas para su familia. De todas maneras, no diría nada. Con Nicolás habían acordado decirle a la gente nueva en su vida que se conocieron en un bar hace ya varios años y que desde ahí no dejaron de verse. Algo simple y de lo que nadie sospecharía. -Ahhh, sos pecadora- bromeó guiñándole un ojo-Si- dijo Carla sonrojada- Finalmente me lo propuso ayer a la noche, fue muy tierno lo hizo junto a los niños… -¡Ay que tierno!- dijo con sarcasmo e interrumpiendo su cursi historia- Pero vayamos a lo importante, déjame ver el an
Carla saludó a su niño que estaba en la punta del tobogán a punto de lanzarse.-¡Mira mami como caigo!- gritó-¡Te veo hijo!El niño se deslizó y ella aplaudió efusivamente, luego el niño corrió para subirse nuevamente, amaba los momentos simples como estos, eran los que llevaría por siempre con ella.-Parece que nuestros niños son amigos- habló una voz femenina que se sentó al lado suyo en el banco del parque. Carla primero miró a su pequeño que ahora jugaba con otro niño de su edad y luego miró a su madre, una mujer mucho más joven que ella con el pelo negro como la noche. Carla no pudo evitar recordarse a sí misma en su juventud.-Así parece- sonrió la castaña- Es bueno que tenga amigos.-Sí, el mío suele ser muy tímido- sonrió melancólica la mujer, luego miró el carrito de bebé y se asomó curiosa- Que hermosa bebé- Sonrió con un brillo en sus ojos-Se llama Emma- respondió orgullosa la joven madre-¿Puedo?- Preguntó tímidamente la mujer y Carla no pudo negarle que la alzara, sabía
Carla salió entusiasmada del trabajo, había estado toda la mañana mirando el reloj en la computadora esperando a que llegara el horario de salida. -Estoy muy nerviosa Eze- admitió la joven cuando comenzaron a caminar hacia el centro de la ciudad-Yo también- admitió el joven-No me estás ayudando- exclamó con molestia-¡Perdón pero me muero por verte de blanco!- gritó eufórico. Caminaron unos minutos más, charlando de banalidades y chismes del trabajo cuando llegaron al punto de encuentro con su nueva amiga.-¡Allá está!- Exclamó la joven a su compañero y saludó efusivamente a la joven que estaba en la vereda de enfrente. Sofía cruzó la calle y se encontró con el par. -Eze te presento a sofi, sofi él es mi amigo Eze- ambos se saludaron con un beso en la mejilla-Encantado, realmente eres hermosa, si no fuera gay…-Basta eze- Advirtió Cartla-Está bien- rió divertida la de pelo azabache- Si no lo fueras ya te estaría seduciendo- Le guiñó el ojoLos tres se rieron y siguieron su cam
El entusiasmo de Carla por su boda de ensueño fue cuesta arriba desde que supo que el vestido simple de pocos detalles sería el indicado para ella, no se detuvo en la búsqueda y organización para el gran día de su boda, y junto a sus nuevos dos amigos hicieron estragos en las tiendas de decoración. Jamás hubiese imaginado que sería tan divertido pensar que mantel sería el indicado para las mesas de los invitados y que comida se debería servir. Estaba tan metida en elegir cuál sería la música que iban a pasar en el momento de su entrada, qué peinado usaría y hasta qué zapatos se pondría que casi ni tenía tiempo en preocuparse por su esposo y su profundo y extraño silencio cuando llegaba a la casa. Es como si la relación hubiese pasado a segundo plano, pero Nicolás no se quejaba de ello, la veía tan feliz hablar por teléfono con los proveedores, estar mandándose mensajes constantemente con sus amigos sobre cuál color era mejor para cada cosa, que el joven padre la dejó ser, contemplánd