Marcus veía a Scarlett quien dormía plácidamente en su asiento. Había exigido sus derechos y fue divertido, placentero, excitante y esperanzador para su matrimonio. La actitud de haberlo tratado como alguien que vendía sus servicios lo desconcertó, ¿Desde cuándo ella lo trataba así? Solo esperaba que no se le ocurriera pagarle por sus servicios, sería el colmo. Scarlett despertó de buen humor y sin sentirse sofocada. Había rendido frutos usar a su esposo, porque al menos se sentía increíblemente bien después de esos minutos de actividad. El avión aterrizó y Marcus tomó a su esposa de la mano para descender. Sabía que ella había sufrido escasos mareos y no se arriesgaría a que ella cayera poniendo su embarazo en riesgo. Tomaron un taxi y se dirigieron a la dirección que Vincent le había dado a su hermano meses antes. Allí vieron una mujer salir escupiendo maldiciones e improperios del apartamento del gemelo soltero. -Ese es el problema que tiene mi hermano- Suspiró Marcus sabiendo
Scarlett tomó su minúsculo equipaje y se vistió luego de ducharse. Se había colocado poco maquillaje y también se había peinado escogiendo una coleta alta como mejor opción por el viento que aquel día había. Estaba usando un pantalón que marcaba sus glúteos redondos y firmes, en combinación con una blusa que ajustaba sus pechos de tamaño creciente. Unas sandalias bajas completaron su atuendo junto a un pequeño bolso donde solo podía llevar su teléfono y documentación. Marcus la vió con admiración totalmente prendado de su belleza. Amaba tener ese efecto en él. Era agradable que aunque su cuerpo cambiara él siguiera viéndola con deseo y admiración. Sin la necesidad de hablar la halagaba, era hermoso sentirse así. La pareja salió del apartamento y tomó un Uber que los llevaría al centro comercial, allí Scarlett se daría gusto enloqueciendo a su esposo. Finalmente podría tener su merecido castigo, porque hasta ese momento solo parecía haberlo premiado por su desconfianza. -¿Qué plane
Scarlett se dirigió a la habitación donde su esposo la esperaba regañado. Él aún no salía de su sorpresa inicial dónde su esposa lo había chantajeado sexualmente frente a su hermano, pero si la recompensa era pasar un momento íntimo se volvería un sirviente con total gusto. -¿De verdad vas a recompensar mi buena conducta?- Preguntó acercándose peligrosamente como un león acechando a su presa -¿No vas a preguntar que le sucedió a Vincent antes?- Dejó salir una risita nerviosa -Es claro que me interesa, pero también lo haces tu y lo que pase con nosotros- Admitió haciendo que su corazón se agitara. Solo él había logrado ese efecto con solo un par de palabras-Tengo un mal presentimiento sobre esos dos. Ángela le enseñó la que creo que será la primera prueba de muchas más sobre su inocencia y él comienza a sentir el remordimiento de haberla juzgado tal como lo hizo- Marcus dejó de jugar al esposo seductor porque sabía que lo que su hermano estaba pasando era serio. Él se lo había dich
Scarlett despertó sintiendo la cama vacía a su lado. Buscó su ropa y fue a darse una ducha, la necesitaba con urgencia. Antes de que ella pudiera terminar, su esposo entró al baño con su cabello mojado. -¿Dónde estabas?- Le preguntó con desconfianza -Recibí una llamada y no quería despertarte, ¿Quieres que te ayude?- Le preguntó seductor-No, pide el desayuno porque estoy muriendo de hambre- Era cierto, después de haberse entregado a la pasión a la mañana siguiente amanecía más hambrienta que en otros días -Si mi amor- Marcus salió del baño demostrando docilidad y rendición ante su esposaScarlett sonreía sintiendo que tal vez fue excelente querer divorciarse. Había descubierto cuánto tu esposo la quería y también se había enterado de lo que ocultaba por medio de su madrastra. Conocer a Vincent tampoco había resultado tan malo, él no le resultaba desagradable. Aunque él y su esposo eran gemelos y tenían cierto parecido, no tenían mucho en común. Eran súper diferentes en sus rasgos
Vincent había llegado a su apartamento después de haber llevado a su hermano y cuñada al aeropuerto. Marcus se veía muy feliz con ella, la adoraba y eso podía notarlo. Él siempre fue bastante transparente para mostrar sus sentimientos, y para él aún era más fácil leerlo como un libro abierto. Aunque Marcus le había hablado de Scarlett inicialmente y no de una favorable manera, no le había caído mal al conocerla. Tal vez los dos se habían adaptado a estar juntos. Él apreció la belleza de su cuñada, pero también le pareció una mujer bastante sencilla. No estaba maquillada todo el día ni vestida para una pasarela de modo constante. Su hermano se veía más prolijo que antes. Su cabello ya no lo cortaba cualquier persona y hasta se rasuraba a diario, algo que no hacía por ninguna mujer. Inmediatamente pensó en lo que se estaba perdiendo por estar allí. Hacia meses que no veía a su madre, aún más tiempo que no veía a su padre. Aunque había hablado con ellos no era igual. También extrañaba
Marcus conducía por las calles tan repletas de gente. Aunque no era un día especial, el ritmo vertiginoso de la ciudad hacia que parecía que lo fuera. El horario no era precisamente el más transitado, pero aún así debía prestar atención sin desviar su mirada del frente o podrían tener un accidente. Scarlett notaba que el centro de la ciudad comenzaba a quedar atrás y se alejaban del bullicio que emitían las personas corriendo en todas las direcciones, así como también del sonido de los vehículos apresurados para que sus ocupantes no llegaran tarde. Notó que los restaurantes a los que habían ido también se alejaban y por ello miraba con curiosidad como su esposo conducía tan concentrado. -¿Adónde vamos Marcus?- Preguntó después de varios minutos -Es una sorpresa, ya te lo dije- Sonrió sin desviar la mirada del camino -¿Estoy bien vestida para ir a tu misteriosa sorpresa?- Sintió dudas. Se había querido vestir sencilla y cómoda. Su vientre comenzaba a crecer y el médico le había rec
Scarlett no podía creer que frente a ella y tratándola como a una hija estaba ni más ni menos que el mismísimo presidente. No podía salir de su asombro ni tampoco de su vergüenza al apreciar el lujo de aquel sitio, así como también al saber que la pareja que estaba junto a ellos era tan distinguida. Eran las personas más importantes del país y ella estaba en fachas. Miraba a su esposo sin poder creer que él era el hijo del presidente. Sabía que él tenía un apellido importante, pero no imaginaba cuánto. Tampoco podía entender por qué él había ocultado todo, aún cuando lo trató como un simple vagabundo o tal vez hasta menos.Todo encajaba en su lugar y cobraba sentido, la ropa de marcas caras, el apartamento en tan buena zona de la ciudad y también el por qué sus padres encantados habían aceptado aquella boda. -¿Pudiste conocer a Vincent querida?- Aquella distinguida dama le guiñó un ojo sabiendo que tal vez sus consejos habían rendido frutos en su reconciliación-¿Tu lo sabías?- Marc
Muchas cosas habían cambiado con Scarlett y Marcus. Dónde antes había orden y limpieza, solo había caos, polvo, desorden pero los dos estaban felices con eso. -Quisiera mudarme, no puedo creer que te niegues a contratar a alguien- Se quejó viendo como su esposo tenía hasta el cabello blanco debido al polvo -Puedo hacerlo yo, ¿No ves lo lindo que me está quedando?- El miró orgulloso todo lo que había hecho y su esposa sentía ganas hasta de darle un martillazo para ver si así se le acomodaban sus sentidos-¿Lindo? ¿Dónde está lo lindo?- Aquello no se parecía a todo lo que habían planeado, no era ni remotamente parecido Marcus trabajó en construcción antes de su matrimonio, por lo que sabía que tenía un arduo trabajo por delante, pero eventualmente los resultados se verían después. -Tienes que tener paciencia. El cuarto de nuestro hijo será hermoso- El se veía convencido, mientras que ella creía que su pequeño tendría una cuna en su cuarto porque su padre solo destrozaría el lugar H