Kaia estaba feliz después de haber cenado tan delicioso sándwich, en casa de Fabrizio solo había zanahorias y unas lechugas. Y se había tenido que conformar con una ensalada improvisada.– ¿Cuándo podré empezar a empacar?Parecía una niña de siete años a la que le habían prometido el mejor de los regalos. Kaia quería abrazarlo y llenarlo de besos, pero se contuvo. Entre los dos recogieron los platos y los lavaron.–Te dije que estaban buscando la casa, no que ya nos íbamos a mudar.Llegaron a la habitación y ella pensó que de algo tenían que hablar antes de que decidieran acostarse. El sofá en verdad era incómodo, pero no podía llegar y acostarse en la cama así nada más, no tenía la confianza todavía para eso.–Eso lo sé, pero de igual manera tengo que empacar mis cosas.Tomó de nuevo las colchas y acomodó el sofá para dormir. Sabía que amanecería con el cuello doblado, entró al baño y lavo su cara retirando todo el maquillaje, con Vincenzo ya no importaba si la veía sin su disfraz. S
Al despertar al día siguiente Vincenzo no tenía prisa por levantarse, tenía a su esposa cómodamente acostada en su pecho, de nuevo sus piernas estaban entrelazadas. Al parecer esa posición era muy cómoda para ella.Desearía quedarse todo el día así con ella, desde hacía unos días él sentía que había cambiado, la mujer acostada en su pecho tenía la piel de su rostro tan tersa como la de un bebé. Sonrió, no la entendía, pero algún día le preguntaría por qué la cubría de esa forma.El corazón de Kaia se detuvo cuando se despertó y sintió el cuerpo duro de un hombre abrazándola. Pero había dormido como nunca lo había hecho antes. Kaia pensó que una de sus manos la engañaban, pero tenía la palma puesta en el músculo duro, del pecho de Vincenzo.–Es la segunda vez que despertamos de esta manera, y déjame decirte que no es desagradable.Tras escuchar eso, a Kaia le dio un vuelco el corazón, ella estaba pensando en lo mismo. Abrió los ojos y miró de frente a Vincenzo. Había pensado que eso er
Kaia pensaba que a Aitana ya se le habían olvidado los golpes que había recibido de ella. Pero se iba a mantener en su sitio, ella solo la estaba provocando de nuevo, no le iba a dar el gusto de sacarla de sus casillas.Cuando llegaron los suegros a la mesa del comedor, todo se llevó a cabo de una manera decorosa, aunque se habían extrañado que Aitana desayunara en el otro extremo de la mesa, ellos no la quisieron cuestionar. – ¿Kaia, vas a salir el día de hoy?Dafne se dio cuenta que ella ya estaba lista, traía su bolso y estaba muy bien arreglada, lo único malo era que ese maquillaje que no le favorecía en absoluto, había pensado en contratar a un maquillador profesional para que le enseñara a ponerse los tonos que más le pudieran ayudar.–Así es, suegra, voy a buscar a mi amigo y de ahí voy a ver algún auto de mi agrado.Le iba a hacer caso a Vincenzo, porque el día que ella quisiera salir de nuevo, no le iba a permitir a nadie que la llevara.–Me parece perfecto, que tengas tu pr
Dasha Leonardi, estaba siendo ignorada y humillada delante de todos por completo, Kaia no iba a darle el gusto de que la siguiera señalando, como si ella fuera una delincuente, por lo que compró el auto que le había gustado y ya ni siquiera haría esa prueba de manejo, se llevaría el auto que acababa de comprar.–Muchas gracias por la compra señorita Paidousi. Fue un placer haberla atendido, estamos siempre a sus órdenes.Kaia tomó las llaves del auto y las hizo sonar delante de la cara de Dasha, la humillada había sido otra. Aunque en un comienzo había decidido echarse para atrás en cuanto esa mujer había llegado, se iba muy satisfecha.– ¡Esto es el colmo!Dasha no se pudo aguantar más, esa mujer estaba siendo tratada como a una reina, y a ella la habían ignorado rotundamente.–Lo sentimos mucho, señorita Dasha.Ni el vendedor, ni el director querían que ahí hubiera una pelea, por algo que ya se había vendido.–El placer ha sido mío, volveré pronto. Ahora sí puede atender a esta clie
Kaia quería evitar a toda costa llegar a la mansión Leonardi, no le quería ver la cara a Aitana, ya con lo del desayuno había tenido suficiente.–Es espectacular, es como ir manejando sobre las nubes.–Vamos al mejor restaurante de la ciudad, te invito a cenar.Al llegar al restaurante, todos notaron el extraordinario vehículo del que se bajaban, era la edición limitada el que se había puesto en exhibición el día anterior. Desde luego que costaba una fortuna y solo los más adinerados lo podían tener.De hecho había una lista de personas que querían el vehículo, y ese chico había llegado conduciéndolo, todos se preguntaban quién era, pero algunos reconocieron a la fea esposa de Vincenzo Leonardi. Dos mujeres simpatizantes de Raissa sacaron sus celulares y comenzaron a tomarles fotos. – ¿Esa no es la esposa de Vincenzo Leonardi?Desde la boda que no habían vuelto a ver a la novia, pensaban que ellos se habían ido de luna de miel, o que el propio novio la estaba ocultando de lo fea que
A la mañana siguiente, Kaia despertó de lo más normal en su lugar y la barrera que la separaba de Vincenzo estaba intacta. Él seguía resentido, fue lo que pensó ella. Pero nada se podía hacer, ella seguiría con sus preparativos de mudanza, deseaba que le dijeran que ya estaba la casa lista para habitarla.Aunque había dormido muy cómoda, le había hecho falta el calor del cuerpo de Vincenzo, no lo iba a negar, extrañó no amanecer dormida en su pecho y abrazada a su cuerpo como lo había hecho en las dos ocasiones anteriores.Bajó al comedor y de nuevo el ambiente lo sintió pesado al bajar Aitana después de ella, sus suegros habían salido a un desayuno con unas amistades y hoy estarían ellas solas en el comedor.–Buenos días.Dijo Aitana, como sabía que Kaia no le iba a contestar, seguía aguijoneándola, le gustaba ver las expresiones de rabia en sus ojos, que no podía disimular.–Buenos días.Como una persona educada respondió al saludo, no estaba de humor y solo le contestaría lo que le
Kaia se había quitado todo el maquillaje del rostro, era la mujer más hermosa del lugar, incluso más hermosa que la propia Raissa. A diferencia de Raissa que había entrado unos minutos antes, a Kaia no dejaban de verla, todos los hombres del lugar estaban impresionados por su belleza, era como extra viendo a una diosa.–Necesito a un hombre y eso es a la voz de ya. Así que busca a alguien que me pueda recomendar a uno que esté dispuesto durante toda la noche. Quiero que esta noche sea inolvidable.Llegando habían pedido una ronda de shot de tequila, tenían varios vasitos listos para ser consumidos. Kaia tomó uno de un solo trago, pero Fabrizio, esta vez no iba a cometer la misma imprudencia de la vez anterior, la quería cuidar.–Pero Kaia, creo que estás exagerando, solo pidamos a alguien que pueda pasar la noche con nosotros tomado, para pasarla bien. No hay necesidad de estar pensando esas cosas.–Pues vamos a tomar y a celebrar que hoy por fin voy a perder mi virginidad.Un hombre
Kaia no opuso resistencia, estaba un poco mareada, seguía enojada con Vincenzo, pero él la había rescatado de ese rufián. No podía hacer nada.–No quiero ir la mansión.–Yo no pensaba llevarte hoy allá y menos en estas condiciones.Vincenzo les había prometido a sus padres que no iba a haber otro tema como ese para una nueva regañada, pues su esposa no podía ser vista por ellos en esas fachas.–Condiciones que has provocado tú.–Yo no te he dado de tomar ni un solo trago, entonces por qué dices que lo he provocado yo.En su interior, Kaia quería reclamarle y hacerle un escándalo, pero lo pensó mejor, ya que él podría pensar que estaba celosa. Y aunque lo estuviera, no se lo iba a demostrar.–Olvídalo, esto no debió afectarme. Puedes hacer con tu vida lo que te dé la gana. – ¿Te refieres a lo de Raissa? Ella me ha mandado mensajes hoy de querer atentar contra su vida.– ¿Y por eso han venido a este tipo de club? ¿Aquí es donde se quiso venir a suicidar?Kaia podía responder de forma m