Vincenzo subió a la habitación en busca de su esposa, pero no estaba seguro que ella bajara, Aitana respiró con normalidad, no le quería ver la fea cara a su concuña, ya era una incomodidad haber bajado en esas condiciones.De no ser por el hecho de que Keelan le había dicho que afrontara sus acciones, ella no se hubiera dignado tampoco a bajar. Pero ahí estaba dando la cara, aunque fuera obligada.–No, padre, esas son las ganancias de las empresas que adquirimos el mes pasado.Muchas veces ellos empezaban a platicar de cuestiones de negocios en la mesa, aunque eso no era del agrado de Dafne, se podía hablar de otro tema, incluso si no se hablaba nada durante la cena.–Me alegra que la empresa Paidousi esté en nuestras manos, muy pronto se empezaran a ver los dividendos.Para la mala suerte de Aitana, escuchar sobre eso le revolvía el estómago, ellos harían que esa empresa saliera a flote, deberían dejar que se fuera a la ruina, no entendía a su suegro, tendrían que invertir una millo
Con eso en mente Kaia se fue quedando dormida, tan profunda estaba que no se dio cuenta cuando Vincenzo entró a la habitación, llevando en su mano un plato que contenía comida. Lo colocó en la mesa junto al sofá.–Kaia.Se inclinó colocando su mano en el hombro y moviéndola un poco. Movió la sabana y le retiró el cabello de la cara. El corazón le latía demasiado rápido, no sabía desde cuándo esa chica podía afectar sus palpitaciones.– ¿Qué pasó?–Nada, solamente te he traído algo de comida.Su buen sentido del deber no lo iba a perder, no dejaría que ella se durmiera con el estómago vacío.–No te hubieras molestado, no tengo hambre.Pero en cuanto dijo eso, su estómago se reveló al percibir el aroma de la comida, estaba protestando, pues ya había pasado mucho tiempo desde el desayuno. Su propio estómago estaba en su contra.Vincenzo sonrió, esa mujer suya era demasiado terca y no iba a aceptar que tenía hambre, pero alguien la había delatado, él entró al baño y esperaba que cuando te
Cuando llegaron a la mansión, ya había pasado bastante tiempo desde que habían cenado, por lo que ya no había nadie que los atendiera, además él no sabía si su esposa había cenado en casa de su amigo, ese chico era un vago consumado.– ¿Ya cenaste?–No.–Me lo imaginé, vamos a la cocina a ver que se puede preparar.– ¿Pero quién va a cocinar?–Yo lo haré.Kaia lo miró como si le hubieran salido dos cabezas, el gran Vincenzo, jefe del gran conglomerado Leonardi, iba a cocinar para ella. No lo podía creer, aunque lo fuera a ver con sus propios ojos.– ¿Sabes cocinar?Kaia habló con una voz muy baja, sorprendida de que su esposo supiera cocinar, era como si estuviera viviendo en un mundo paralelo.–No soy el mejor chef, solo te puedo preparan un sándwich de lo que haya.–Muy bien, sorpréndeme con tu arte culinaria.Entraron a la cocina, Vincenzo, se quitó el saco, tomó el delantal y se lo puso con elegancia. Ella recordó cuando la primera noche él se quitó la ropa delante de ella. Eso hi
Kaia estaba feliz después de haber cenado tan delicioso sándwich, en casa de Fabrizio solo había zanahorias y unas lechugas. Y se había tenido que conformar con una ensalada improvisada.– ¿Cuándo podré empezar a empacar?Parecía una niña de siete años a la que le habían prometido el mejor de los regalos. Kaia quería abrazarlo y llenarlo de besos, pero se contuvo. Entre los dos recogieron los platos y los lavaron.–Te dije que estaban buscando la casa, no que ya nos íbamos a mudar.Llegaron a la habitación y ella pensó que de algo tenían que hablar antes de que decidieran acostarse. El sofá en verdad era incómodo, pero no podía llegar y acostarse en la cama así nada más, no tenía la confianza todavía para eso.–Eso lo sé, pero de igual manera tengo que empacar mis cosas.Tomó de nuevo las colchas y acomodó el sofá para dormir. Sabía que amanecería con el cuello doblado, entró al baño y lavo su cara retirando todo el maquillaje, con Vincenzo ya no importaba si la veía sin su disfraz. S
Al despertar al día siguiente Vincenzo no tenía prisa por levantarse, tenía a su esposa cómodamente acostada en su pecho, de nuevo sus piernas estaban entrelazadas. Al parecer esa posición era muy cómoda para ella.Desearía quedarse todo el día así con ella, desde hacía unos días él sentía que había cambiado, la mujer acostada en su pecho tenía la piel de su rostro tan tersa como la de un bebé. Sonrió, no la entendía, pero algún día le preguntaría por qué la cubría de esa forma.El corazón de Kaia se detuvo cuando se despertó y sintió el cuerpo duro de un hombre abrazándola. Pero había dormido como nunca lo había hecho antes. Kaia pensó que una de sus manos la engañaban, pero tenía la palma puesta en el músculo duro, del pecho de Vincenzo.–Es la segunda vez que despertamos de esta manera, y déjame decirte que no es desagradable.Tras escuchar eso, a Kaia le dio un vuelco el corazón, ella estaba pensando en lo mismo. Abrió los ojos y miró de frente a Vincenzo. Había pensado que eso er
Kaia pensaba que a Aitana ya se le habían olvidado los golpes que había recibido de ella. Pero se iba a mantener en su sitio, ella solo la estaba provocando de nuevo, no le iba a dar el gusto de sacarla de sus casillas.Cuando llegaron los suegros a la mesa del comedor, todo se llevó a cabo de una manera decorosa, aunque se habían extrañado que Aitana desayunara en el otro extremo de la mesa, ellos no la quisieron cuestionar. – ¿Kaia, vas a salir el día de hoy?Dafne se dio cuenta que ella ya estaba lista, traía su bolso y estaba muy bien arreglada, lo único malo era que ese maquillaje que no le favorecía en absoluto, había pensado en contratar a un maquillador profesional para que le enseñara a ponerse los tonos que más le pudieran ayudar.–Así es, suegra, voy a buscar a mi amigo y de ahí voy a ver algún auto de mi agrado.Le iba a hacer caso a Vincenzo, porque el día que ella quisiera salir de nuevo, no le iba a permitir a nadie que la llevara.–Me parece perfecto, que tengas tu pr
Dasha Leonardi, estaba siendo ignorada y humillada delante de todos por completo, Kaia no iba a darle el gusto de que la siguiera señalando, como si ella fuera una delincuente, por lo que compró el auto que le había gustado y ya ni siquiera haría esa prueba de manejo, se llevaría el auto que acababa de comprar.–Muchas gracias por la compra señorita Paidousi. Fue un placer haberla atendido, estamos siempre a sus órdenes.Kaia tomó las llaves del auto y las hizo sonar delante de la cara de Dasha, la humillada había sido otra. Aunque en un comienzo había decidido echarse para atrás en cuanto esa mujer había llegado, se iba muy satisfecha.– ¡Esto es el colmo!Dasha no se pudo aguantar más, esa mujer estaba siendo tratada como a una reina, y a ella la habían ignorado rotundamente.–Lo sentimos mucho, señorita Dasha.Ni el vendedor, ni el director querían que ahí hubiera una pelea, por algo que ya se había vendido.–El placer ha sido mío, volveré pronto. Ahora sí puede atender a esta clie
Kaia quería evitar a toda costa llegar a la mansión Leonardi, no le quería ver la cara a Aitana, ya con lo del desayuno había tenido suficiente.–Es espectacular, es como ir manejando sobre las nubes.–Vamos al mejor restaurante de la ciudad, te invito a cenar.Al llegar al restaurante, todos notaron el extraordinario vehículo del que se bajaban, era la edición limitada el que se había puesto en exhibición el día anterior. Desde luego que costaba una fortuna y solo los más adinerados lo podían tener.De hecho había una lista de personas que querían el vehículo, y ese chico había llegado conduciéndolo, todos se preguntaban quién era, pero algunos reconocieron a la fea esposa de Vincenzo Leonardi. Dos mujeres simpatizantes de Raissa sacaron sus celulares y comenzaron a tomarles fotos. – ¿Esa no es la esposa de Vincenzo Leonardi?Desde la boda que no habían vuelto a ver a la novia, pensaban que ellos se habían ido de luna de miel, o que el propio novio la estaba ocultando de lo fea que