Sara despertó un poco aletargada, a medida que su mente procesó dónde se encontraba su mano cubrió la mejilla donde estaba su cicatriz, se topó con un vendaje. Su mirada recorrió la sala hasta que encontró la figura de una enfermera. Tenía mucha sed y quería un poco de agua. Se preguntó si todo marcharía bien en casa, aunque Noor se quedó cuidando de los niños se sentía extraña dejándolos con otra persona una noche. La que pasaría en el hospital para recuperarse de la cirugía que mejoraría la cicatriz de su rostro. Decidió operarse para quitar la cicatriz de su rostro antes de la boda, además de que era un recordatorio constante de su ataque, también porque quería salir bonita en las fotos de ese día. Sin embargo, no le había dicho nada a Rashad porque quería tener toda la información de la cirugía antes de hablar con él. Pensó que no había nadie mejor que Shaina, que se estaba preparando para ser cirujano plástico, para que la ayudara con la cirugía. La prima de Rashad encontró un m
Marta entró en la oficina del despacho de abogados con una sonrisa triunfal en el rostro, sabía que el resultado de la prueba era positivo porque Hope era hija de Rashad. Durante los últimos meses de su relación había intentado embarazarse a propósito, como una manera de garantizarse una vida cómoda. Después llegó el viejo jeque con una propuesta mejor que no podía dejar escapar, aunque en ese momento pensó que su embarazo era un desafortunado accidente, con el pasar de los años y el cambio en sus circunstancias ya no lo veía así. Había invertido tiempo y dinero en criar a la hija de Rashad y era justo que recibiera una recompensa. Cuando se quedó embarazada pensó en abortar, pero no tuvo el valor de hacerlo, después pensó en darla a la niña en adopción, de hecho, solo faltó su firma en el documento para culminar el trámite. Después que su hija nació cambio de opinión, no tenía mucho instinto maternal, pero Hope era una bebé muy bonita y tranquila, además, pensó que más adelante podía
Marta los había dejado solos para que se conocieran, Rashad pensó que era probable que no se relacionara mucho con su hija por eso los abandonó―Tu mamá me dijo que acabas de cumplir años, así que te traje un obsequio ―dijo Rashad tendiéndole una caja de joyería.―Gracias.Rashad sentía la tensión de su hija y no sabía cómo romper el hielo. Hope tendió la mano para tomar la caja, quitó el lazo que la adornaba y la abrió. Dentro había una cadena de oro blanco con un dije en forma de corazón repleto de diamantes diminutos, también unos aretes que combinaban.―Son muy hermosos, papá, gracias. ¿Me ayudas a ponerme la cadena? ―pidió su hija.Rashad se la puso con manos temblorosas, Hope se giró y lo abrazó.―Estoy feliz de que estés aquí, llevo mucho tiempo queriendo conocerte. ¿Cuánto tiempo te quedarás? Mi mamá dice que vives en Londres.―Una semana, quizás diez días, quiero conocerte y compartir tiempo contigo ―respondió Rashad.―Me parece maravilloso. ¿Podremos salir juntos? ―preguntó
Rashad regresó a casa dos semanas después de que a Sara le quitaran los puntos. La marca se había desinflamado por completo y solo se divisaba una línea muy fina que ella tapó con un poco de maquillaje, se vistió con esmero y se puso perfume para ir a buscarlo. Se sentía de un millón de euros, como decían por allí. El chófer la estaba esperando para llevarla al aeropuerto, aunque estaba aprendiendo a conducir aún no tenía licencia y no se sentía segura para hacerlo en un trayecto tan largo. Y con los nervios a flor de piel, porque no sabía cómo iba a reaccionar Rashad al ver que se había operado y no se lo había contado; pero quería hacerlo lo antes posible y no quería angustiarlo estando tan lejos.Sara se paseaba nerviosa por la sala de espera cuando anunciaron la llegada del vuelo, caminó hasta la puerta por donde debería salir Rashad. Lo vio antes de que él la viera, la buscaba entre la aglomeración de personas que venían a recibir a sus seres queridos. Sara levantó la mano y él l
Rashad levantó su mirada hasta encontrar los ojos de su esposa. Ella respiró aliviada, no estaba molesto por sus tatuajes, su mirada era de admiración. A medida que él observaba cada diseño, Sara notó que la respiración de su esposo se volvía más superficial y el pulso que había en su cuello comenzó a palpitar. Sus ojos volvieron a los de ella.―¿Te gusta? ―preguntó Sara con una sonrisa coqueta.―Me gusta mucho―afirmó él con voz enronquecida ―¿Dolió?―Más de lo que me esperaba, pero menos que ver mis cicatrices cada día―respondió ella con sinceridad― Pensé en operarlas y como Shaina está haciendo la especialización de cirugía plástica le pedí ayuda. Su respuesta fue que así las operara me quedaría una cicatriz, aunque más fina, por lo que me sugirió que las tatuara, de ese modo trasformaría el dolor en arte y belleza. Ella conoce a una artista del tatuaje que trabaja con cicatrices, me acompañó en todo este proceso de cambio. Tenía mis dudas, no quería ofenderte, pero ella me dijo que
La familia completa estaba en el aeropuerto esperando la llegada de Hope, como era su primer viaje Rashad había viajado hasta California para acompañarla. La chica estaba muy nerviosa y en ese momento de tensión para ella se veía más pequeña de sus catorces años. Estaban en primera clase de un vuelo comercial y la inquietud de Hope era evidente. Rashad tomó su mano para calmarla. ―¿Qué ocurre, Hope? ―Estuve investigando como son las cosas en tu país, papá y yo no me comporto como las chicas árabes ¿Eso te molesta? ―preguntó la niña con ojos angustiados. ―No, hija mía, las cosas en mi país no son justas para las chicas, antes lo veía normal, pero después de vivir tantos años en Londres y ver lo que la justicia árabe hizo con Sara no puedo más que oponerme a como son las cosas. Le prometí a Sara que nunca la obligaría a volver a Arabía Saudí y que no llevaría a Salma, y esa misma promesa te la hago a ti. Si algún día quieres ir de paseo me ocuparé de llevarte, pero será tu decisión cu
Tres días antes de la boda su tía Fátima y su primo Omar, con su esposa y sus dos hijos, llegaron desde España. Sara estaba muy feliz por volver a verlos después de tantos años, habían sido sus salvadores, sin ellos no sabría dónde estaría en ese momento. A diferencia de otros parientes que venían de Arabia Saudí Rashad sugirió alojarlos en la casa para que estuvieran cerca de Sara y tuvieran más tiempo para compartir.Muchas lágrimas brotaron de los ojos de las mujeres en el aeropuerto, hasta su primo vio empañada su mirada al verla. Su tía miró su cara y sonrió moviendo la cabeza en señal de aprobación al ver su cicatriz.Esa noche, después de la cena, Fátima pidió hablar a solas con Sara; extrañada, su sobrina la acompañó a su habitación.―Hay tantas cosas que quiero saber de ti y que no creí conveniente hablar por teléfono, mi querida Sara. ¿Por qué desapareciste?―Tía, en los primeros meses que estuve en el asilo no podía llamar. Éramos refugiadas y no nos permitían comunicarnos
La celebración de la boda de Rashad y Sara duró tres días. Cuando llegaron al hotel Rashad le tenía una sorpresa a Sara. Su hermano Nader, su esposa Shara y sus sobrinos había llegado de Arabia Saudí para acompañarla a la boda. Después de la visita de Rashad a su suegro, Nader se enteró de que su hermana estaba viva y se puso en contacto con él para visitarla. Era el menor de los hijos de su padre con su primera esposa y él único que le había demostrado un poco de cariño. El hombre había estado buscándola a escondidas de su padre y hermanos ya que no estuvo de acuerdo con la decisión de repudiarla.Sara estaba en su habitación desempacando algunas cosas cuando Rashad asomó la cabeza por la puerta.―Sara, amor, puedes venir un momento.Sara lo miró con una sonrisa y salió de la habitación, al ver a Nader se llevó las manos a la boca y lo miró con anhelo.―Hermana, estoy muy feliz de verte.Nader le brindó una bonita sonrisa y abrió los brazos, Sara se acercó a él y lo abrazó.―Te he ex