Jason. Estaba agotado desde que me subí a la limusina, tras salir del aeropuerto JFK, sabía que tenía que replantearme un poco mi vida. Mi volumen de trabajo no era normal, que mi esposa estuviera tanto tiempo sola tampoco, había venido tras de mí, desde España, y en total no habíamos pasado ni dos semanas juntos. Tenía claro que esta vez fue para arreglar los problemas de las empresas de mi esposa, pero entré las de Emy, el astillero de mi familia, y la actitud casi despótica de mi jefe y amigo, casi me había centrado en trabajar, y había dejado un poco de lado a mi esposa. Mientras me colocaba cómodamente en el sillón de la limusina, decidí llamarla para poder reunirnos como habíamos acordado, así que me sorprendió cuando al coger el móvil tenía un mensaje de ella. En el mensaje me pedía que nos reuniéramos en la suite principal del hotel Hilton, una sonrisa se dibujó en mis labios. - “¿Qué tendrás preparado la peligrosa señora Graham?”- pensé, mientras le daba la nueva direcc
Keanu. Me sentía nervioso, sabía que William no me iba a engañar, pero como jefe de escoltas de la señora Powell, le debía su lealtad a ella, primero, así que el único mensaje que recibí de él fue el siguiente: - “Señor, aumentado el nivel de protección de la señora, va a ser una noche larga, preparado plan de escapé para el que pierda, y lamentablemente, hoy pude ser el día en el que pierda la batalla, sea usted.”- ante esto mi mente se preparó para lo que quiera que hubiera previsto, esa estratega de amiga de Napoleón. Pero ni en mis mejores previsores me prepararon para ver a la diosa tentadora que entró del brazo del Gordon, esa noche, ni yo, ni ningún hombre con sangre en las venas, estaría preparado. Sabía de la belleza de esa maldita mujer, hasta la había visto desnuda, cosa que, en estos momentos, no era mejor no pensar, o mi derrota sería la más rápida de la historia, para colmo mi cuerpo estaba más que dispuesto a perder, sólo mi mente luchaba con lo que mi traidor cora
Arianna. - “Ahora sí que veo porque el idiota de Keanu ha perdido el interés en su esposa, al parecer señora Cortes, tiene usted unos motivos más que deseables, comparados con los que yo detecté al principio. Se ha vuelto usted un problema interesante.”- una voz me interrumpió mientras yo recorría el pasillo para llegar al salón de festejos, donde se producía la fiesta, William hizo un amago de quedarse conmigo, pero yo hice una señal disimulada con mi mano, para que continuara sin descubrirnos a los dos. Así que mi fiel escolta continuó su camino como si hubiera sido un invitado que regresaba del aseo masculino, sabía que, desde que doblara la esquina del pasillo, se quedaría allí controlando la situación, mientras daba parte a los otros escoltas que estuvieran preparados por si tenían que intervenir. Me giré hacia la impertinente voz, y me encontré de bruces con el enemigo empresarial de mi esposo, Calthon Memphis, al parecer hoy no era mi día de suerte, todas las ratas habían s
Arianna. -” No importa cuánto las llame, esas tres no cogen el teléfono, ¿Qué demonios estarán haciendo?.”- me queje en alto tras ducharme, y quitarme ese maldito color rojo de mi pelo, y tras ponerme un camisón ligero, mientras me tomaba una copa de vino blanco. -” Como si no supieras, o están descansado de haber tenido un sexo alucinante, o están por tenerlo, dependiendo del uso horario en el que se encuentren. La única que está aquí comiéndose los mocos, por estúpida, eres tú.”- me dijo mi conciencia, diciéndome lo que ya sabía, que mi orgullo y mis miedos, cada día me ponían las cosas peores. Simple y llanamente, teníamos que acabar con este juego estúpido y hablar como una pareja, nada de temores, ni de imposiciones, acuerdos, y ya está, nos amábamos, no podía ser tan difícil. Una lágrima de impotencia rodó por mi mejilla, tras la ira inicial, y al mirar ese lujoso salón tan solitario, comencé a echar de menos mucho a mi marido, hacía ya más de tres semanas que no estábamos
Arianna. Me encontraba en la sala de espera del consultorio médico en espera de las pruebas antes de que el doctor me diera los resultados, sufrió un ligero mareo durante la junta de jefes, por insistencia de mi jefe Gordon, la verdad era que llevaba varios días con mareos y nauseas, Keanu insistió que fuera al médico, pero yo siempre eludía que era pasajero. Hasta que llegó el chantaje de mi jefe, que me obligó ir al médico a hacerme un chequeo, o como opción alternativa, me despediría, y llamaría a mi marido para comunicarle el motivo de mi despido. Es por esto por lo que odiaba que mi identidad se hubiera descubierto, todo el mundo estaba pendiente de mí. Hace un maldito mes que, toda la sede de Nueva York había descubierto que la pelirroja y extraña señora Cortes, no era otra, sino que la señora Powell, desde el evento donde mi marido había terminado a puños con su rival Calthon Memphis, detalle que había salido por todos los periódicos de sociedad, que pronto fue retirado por
Arianna. Mientras estaba en el piso que compartía Keanu, sola, tras dejar a la prueba de embarazo y todo sobre la mesa, me senté en el salón, estaba como ida, y me sentía herida, traicionada, lo que era, pero totalmente manipulada. Los sentimientos que debían rodearme ahora de felicidad no podían salir a flote. Decidí hacer la llamada mis amigas, y juntas tomaríamos una decisión. - “Acabo de llegar ¿podéis esperar a que deje mis maletas? ¿no?, ¿dónde está Emy? no la veo en la llamada”- fue la primera respuesta de Elena. - “Regresó a España, tenía que resolver cosas antes de su baja por maternidad, está muy embarazada ahora, su marido fue con ella. Os llamaba porque, hemos sido engañadas, las tres podemos estar embarazadas ahora mismo.”- le solté de una vez. - “de hecho yo ya lo estoy”- y rompí a llorar, sin poder evitarlo. - “¡Repítemelo otra vez!”- grito Miriam. - “Fuimos engañadas otra vez, por el maldito abuelo, no sé qué le pasan a los Powell, pero se pasan la vida manipulan
Arianna. -“ Ya hemos llegado Arianna, estate tranquila en breve Miriam estará aquí, y juntas resolveremos todo.”- me dijo Elena, la verdad que durante todo el viaje estuve como ida, mi mente esta con en shock, aún no había asumido las repercusiones del lio en que ese maldito viejo nos había metido. -“Adoro nuestra tierra, este calor es maravilloso, y el olor a mar, es lo mejor.”- pensé, sabía que no estaba bien, y por la mirada de Elena ella también lo sabía. Entramos en la casa de la abuela de Miriam y sin pensarlo, me dirigí como una zombi a la terraza donde me senté sobre los sofás de mimbre, y sin tan siquiera quitarles la cubierta que los protegen. Elena me miró, y agitando la cabeza, comenzó a adecentar la casa. Mientras mi adorada amiga, preparaba todo, yo lo único que hacía era pensar en mi ambivalencia de sentimientos. Por un lado estaba dichosa, quería ser madre, pese a las veces que regué de ello, no es que no quiera darle una hijo o una hija a Keanu, saber que en mi
Keanu. Es la pesadilla de todo hombre vera tu familia amenazada, así fue como me sentí yo cuando bajé del coche, al ver a mi mujer sujetaban y amenazada con un cuchillo. La ira homicida y el miedo incontrolable, bloqueo todo a mi alrededor, y en mi mente. Si atrapamos a esos cobardes, aquel que puso una mano sobre lo que más amo en este mundo, como mínimo pierde esa mano, después ya veré si sobrevive, a lo que soy capaz de hacerle. Durante todo ese momento, sólo pensaba, en que nada me detendría si ese cobarde trataba de arrebatármela, pero cuando la valerosa Miriam, quiso salvar a sus amigas, y se sacrificó por ellas, cuando por una vez tuve a mi Sirena en mis brazos, aunque ella se negaba a quedarse a mi lado, ya que, en su locura, sólo pensaba ayudar a su amiga, pero yo sentí como si un peso se liberaba en mi interior. Sé que es egoísta, que no debería pensar así, es hasta censurable, por mi parte, que diga esto, pero por un segundo, sólo por un segundo, me alegré de que no h