Verónica llegó a la casa del trabajo emocionada. Buscó por las habitaciones y no encontró a William. Eso le gustó, le daría tiempo de preparar la cena que, junto a la guía de Hope, iba a preparar para él.—Bien, estoy lista, comencemos —le dijo a Hope, treinta minutos después, con todos los ingredientes listos.—¿Ya tienes listo el pato y la salsa de frutos rojos? —preguntó Hope con su mejor rostro de profesora estricta.—¡¿Pato?, ¡¿salsa roja?!, ¿de qué me hablas? —preguntó Verónica poniéndose las manos en la cabeza mientras miraba hacia el teléfono—, ¿y la receta que me enviaste?Verónica se desesperaba con cada segundo de la videollamada, Hope le preguntó de qué receta le hablaba. En todo momento había pensado que cocinaría magret de pato con calabaza y salsa de frutos rojos. Verónica buscó la receta en internet, se veía un plato exquisito, pero no tenía el pato, ni se creía capaz de cocinar un plato tan elaborado.—Abuela Hope —la anciana le había pedido, la noche anterior, que la
Verónica caminaba al lado de William con la barbilla levantada sin mirar a ninguna parte que no fuera frente a ella. Desde que entró al edificio, estuvo recibiendo muchas miradas curiosas, algunas se veían maliciosas.—Te dije que sería mala idea que llegáramos juntos —le dijo ella entre dientes.—No me voy a estar escondiendo, solo tú, tienes problemas para que nos vean juntos —dijo él, encogiéndose de hombros.Ella le lo miró con los ojos entrecerrados, él no quería entender, que todos pensarían que, si lograba algo dentro de la empresa, dirían que sería gracias a la relación que tenían, no por mérito propio. Pero no se lo repitió, sería caer en oídos sordos. No gastaría saliva, William estaba decidido a acompañarla hasta la puerta del departamento donde trabajaba. Cuando se sentó en su mesa de trabajo, siguió sintiendo las miradas maliciosas.—Señorita Gardener, no me importa si está detrás del jefe, tiene que llegar en tiempo, hay trabajos que no pueden esperar. —Franklin Peak, no
En la tarde, cuando verónica visitó a su madre en el hospital, tuvo que explicarle casi, nada más llegar, porque tenía vendas en algunas partes del cuerpo. Trató de no mencionar mucho, a la amiga de William, no quería darle preocupaciones de más a su mamá.—Tu jefe es muy atento contigo, ¿tienen algo ustedes dos?—Él es así, ya te lo dije, lo mismo hubiera hecho por otro empleado.—Es un hombre muy guapo —insistió Mildred.—Lo sé, lo veo a diario. Pero, aun así, no tenemos nada —le dijo Verónica.Mildred la miró con suspicacia, pero no siguió insistiendo. Conocía a su hija, en cuanto estuviera lista, le contaría lo que estaba sucediendo en su vida.No obstante, las sospechas de que su hija y William tenían más que una relación laboral, se incrementaron cuando él fue por Verónica para llevarla a la casa. Mildred no veía normal, tanta amabilidad. Incluso, llevó flores para ella.—Nicki es mi única hija, solo tengo tiempo para cuidarla a ella. Si me hubiese enterado antes, lo que hizo el
Cuando terminaron la jornada laboral, por pedido de Hope, fueron a la mansión. La anciana quería tener una cena en familia. Pero en cuanto llegaron, Hope se dio cuenta, que debajo de las sonrisas que mostraban había algo que no decían. ¿Qué era ese algo?, era lo que iba a descubrir.—¿Está todo bien entre ustedes? —preguntó de forma casual.—Sí, abuela, todo está perfecto entre nosotros —respondió William rodando los ojos.—¿Eso quiere decir que me darán un bisnieto pronto? —la anciana se preguntó si había ido muy lejos con su duda, sin embargo, no se retractó.Verónica y William se miraron con incomodidad, mentir, diciendo que tendrían un hijo, era ir muy lejos con la mentira.William encontró una distracción, le dijo a su abuela que le exigiera a Simon casarse, así tendría a todos sus nietos en pareja y no tendría que poner todas sus ilusiones en él. Recibió una palmada detrás de la nuca de parte de su hermano, Simon se sentía muy bien siendo soltero, por el momento, no quería casar
—Lo acepto —respondió Verónica, moviendo el papel haciendo que temblara mientras lo movía.—Sabía que eras de esas mujeres. No me equivoqué —Magnolia creía que había sido fácil deshacerse de ella.—No, no te equivocaste. Lo tomaré y gastaré, me lo merezco —dijo Verónica con ironía. Luego abrió la puerta del automóvil, se bajó y levantó la mano que traía el papel—. A William le va a gustar el vino que compraré con este dinero.Dejó a Magnolia con la boca abierta, que por un tiempo se quedó congelada dentro del vehículo. No se esperaba que la mujer de William actuara así, ni que le fuera a mostrar el cheque. Cuando Nicki comenzó a alejarse mientras reía, se bajó y fue detrás de ella. No la dejaría poner a William en su contra, así que la abrazó por detrás y comenzó una lucha para detenerla. Nicki trató de liberarse, pero la mujer no aflojaba el agarre. No lo quedó más que tirar el codo hacia atrás y dale un golpe en el estómago.—No vuelvas a tocarme. No seré tan suave como ahora —le ad
Desde que se abrió la puerta, Verónica vio algo distinto, pero estaba tan emocionada contándole lo que pensaba hacer, que no prestó mucha atención a su alrededor.Pero cuando entró por completo, no pudo dejar de observar a su alrededor. El salón tenía una decoración con temática de San Valentín. Había velas esparcidas por toda la habitación creando un ambiente romántico. Y cuando William se alejó de ella y regresó con un ramo de rosas. Su corazón se derritió.—Mi abuela me dijo que no podía dejar pasar por alto tan importante celebración. Espero que no te importe lo que hizo para nosotros.—Adoro a tu abuela. Que ella tenga estos detalles, me hacen quererla un poco más —respondió ella, estaba un poco decepcionada porque no había salido de él ese gesto tan romántico, pero de igual modo, seguía emocionada por la sorpresa.—Hope también nos preparó una cena. Me dijo que era muy especial para ti, que te iba a gustar en cuanto la vieras —le informó él, llevándola al comedor para que viera
La relación de Verónica y William se fortalecía con los días. Para todos, era evidente que estaban pasando por su mejor momento. Las miradas enamoradas que se dirigían cuando pensaban que no eran observados, despertaba ternura entre los espectadores. En el trabajo las cosas fluían mejor. Sin Franklin, frente al departamento de diseño, los joyeros aportaban ideas para propuestas novedosas que podrían impulsar el consorcio Bijoux. La familia Tanner estaba cada vez más comprometida, aunque se recriminaban por no relacionarse más con la empresa cuando Aaron Tanner vivía.—Mi Aaron construyó un imperio de la nada, estaría encantado de ver cómo continúan su legado —les dijo Hope a sus nietos, en una de las reuniones familiares que ella misma planificaba.William, Simon y Emmet, cada vez que veían la felicidad de su abuela con cada nuevo logro, se convencían más, que regresar, para que no fuera a la quiebra, la empresa que tanto les había dado a sus abuelos, había sido un acierto.Después de
Verónica estaba abandonando las oficinas, cuando recibió una llamada de un número desconocido. Frunció el ceño preguntándose quién podía ser. Pensó que podía ser Magnolia. La mujer había intentado, dos días después de la boda, contactar a William después de protagonizar el espectáculo bochornoso, donde intentó dejarla mal frente a los invitados. Guardó el teléfono en el bolso, no quería darle ni un poco de su tiempo, sin embargo, la persona que llamaba fue insistente. Ella volvió a sacar el dispositivo móvil y respondió, podía ser alguien de la empresa intentando contactarla, algo que dudaba porque acababa de salir, pero no podía descartarlo.—¿Nicki?, ¿eres tú, cariño? —un hombre habló del otro lado de la línea cuando ella respondió.Que le hablara con tanta familiaridad la sorprendió. Ella no reconocía la voz.—¿Usted quién es? —inquirió Verónica, sin responder la pregunta.Del otro lado de la línea hubo silencio. Luego, el sonido de alguien aclarándose la garanta, rompió el mutismo