William se dejó caer junto a su abuela, agotado por la locura de Magnolia que había drenado su energía. Ni siquiera había conseguido la información que buscaba, todo había girado en torno a la obsesión enfermiza que ella sentía por él. Tendría que dejar el asunto en manos de la policía para que investigaran si el auto de Maggie era el vehículo involucrado en su accidente.—Esa chica está peor de lo que pensaba. ¿Cómo es posible que nunca nos diéramos cuenta del desequilibrio emocional que padece? —A pesar de lo que había presenciado esa noche, a Hope le costaba procesar que esa mujer fuera descontrolada era la misma que había conocido muchos años atrás.—Cada vez que Nicki me advirtió sobre ella, no le di la importancia que merecía; resté peso a sus palabras y permití que continuara molestando a mi mujer.—No sigas culpándote. Dadas las circunstancias médicas en las que te encontrabas, era comprensible que no creyeras que tu amiga de tantos años fuera tan malvada —Hope deseaba ayudar
Reconquistar a mi esposaA pesar de un pasado ensombrecido por el dolor y la tristeza, Verónica logra consolidarse como una de las mejores Orfebres a nivel internacional. Decidida a luchar por superar los obstáculos que le impiden encontrar la felicidad, regresa a su ciudad natal para enfrentar el miedo que no deja de acecharla. Un concurso inspirado en sus diseños es la excusa perfecta.William nunca le dio el divorcio y aunque transcurrieron los años, la considera su esposa. Arrepentido por el sufrimiento que le hizo pasar, ha decidido recuperarla. Hará todo lo posible para demostrarle que todavía hay amor entre los dos.¿Estará ella dispuesta a construir una relación más fuerte y duradera? ¿Podrán aprenden a sanar juntos o pesarán más los errores del pasado? ∴ ════════ ∴ ❈ ∴ ════════ ∴Prologo«Tres años, Will, tres años con una vida social casi nula. Esta fiesta no solo será bue
El murmullo de las conversaciones a su alrededor se escuchaba muy lejano. No siquiera la voz de Christian a su lado pudo lograr sacarla del trance que le paralizó el cuerpo. El vestido que un momento antes sentía que realzaba su figura, ahora la ahogaba. Pasaron años desde la última vez que había visto a su ex, pero lograba el mismo efecto en ella que cuando era su esposo.El traje de gala que vestía William realzaba lo guapo que era. La mirada fija que tenía sobre ella seguía logrando que el mundo a su alrededor se desvaneciera. La misma chispa de que iluminaba sus ojos continuaba ahí, burlándose de ella.El corazón de Verónica comenzó a latir con fuerza. A pesar de los años que permaneció alejada, no podía negar que todavía la afectaba. Ni siquiera el resentimiento y los recuerdos dolorosos que seguían dañando su corazón lograban que lo olvidara. Obligándose a fingir, dibujó una sonrisa en los labios antes de hablarle.—No ha pasado el tiempo suficiente, aún te quiero lejos de mí —d
Las sorpresas continuaron para William cuando Verónica anunció que un concurso inspirado en sus joyas se iba a celebrar y que, además, ella iba a ser la jueza principal.—Las reglas se anunciarán un mes antes del inicio del concurso, están todos invitados a participar, ya sea como concursante o un simple espectador —dijo ella, para terminar el concurso.Después del discurso, a William se le hizo imposible acercarse a Verónica como deseaba. Todos querían a felicitarla y agasajarla con elogios. Cada persona allí presente ansiaba congraciarse con el juez principal de un concurso que estaba seguro había pasado a ser el más esperado del año. Tomando una respiración profunda, decidió ser paciente una noche más.Una hora después, William se encontraba buscando una bebida para su abuela y otra para él, cuando de repente, Verónica se detuvo a su lado. Cuando la mirada de ella se cruzó con la de él, en sus ojos se vio sorpresa. Era evidente que no había esperado estar de nuevo a su lado. Para
William estaba inquieto. Verónica había accedido a la cena, pero había pasado veinte minutos después de la hora acordada y no llegaba. La expectativa de si iba a llegar o no flotaba en el aire. La mirada de todos en el jardín pasaba de la entrada hacia él cada vez que se escuchaban pasos y terminaba siendo un empleado. Estaba seguro de que su familia rogaba más que él que apareciera su esposa. Estaban al tanto que se había preparado todo el día para ese encuentro y sería una desilusión total si no podía compartir, aunque fueran pocas horas con ella.Cuando el ama de llaves salió a la terraza seguida de Nicki, el corazón le dio un vuelco. Estaba allí, con una sonrisa dibujada en los labios y hermosa como siempre. Había pasado mucho tiempo y aunque todavía no recordaba los días donde fueron un feliz matrimonio, no podía negar que seguía enamorado de ella. Un hilo invisible tiraba con fuerza hacia ella; la conexión que compartían seguía allí, intacta. Sintió la necesidad de acercarse a e
La cena había terminado hacía unas dos horas que a William se le hicieron interminables. El poco progreso que había logrado, parecía que lo había perdido mientras comían. Verónica volvía a ignorarlo y mantenía toda su atención en su familia. Cada vez que cruzaban la mirada, ella la desviaba de inmediato hacia otra parte. Las esperanzas que sintió mientras bromeaban, se estaban quebrando a cada segundo que pasaba.Ella seguía riendo, con la misma energía de horas antes. La atención se mantenía sobre ella la mayoría del tiempo, pero él se sentía como un espectador mientras los demás se divertían. Observaba con avidez cada gesto que ella hacía, y cada vez que un mechón de su cabello que había escapado del moño elaborado, quería acercarse para quitarlo de en medio.Mientras ella contaba sobre su vida en Italia, él se sentía cada vez más molesto. Era doloroso para él escuchar lo fabuloso que era vivir en una ciudad donde convivía con un hombre que no era él y que, además, quería arrebatarl
Verónica sonrió mientras subía en el ascensor que la llevaría al apartamento donde vivía. Contra todo pronóstico, pudo salir temprano del trabajo y llegar a casa antes de la hora que acostumbraba hacerlo. Bajó la cabeza, le dio una breve mirada a la bolsa que traía en la mano y apretó la mano en un puño con emoción, allí llevaba el regalo que compró para su novio. Ese día estaban de aniversario, dos años como pareja, un año viviendo juntos. Como no pudo reservar en uno de los restaurantes que tanto le gustaban a Gustavo, ella decidió preparar su comida favorita, quería demostrarle cuanto disfrutaba estar con él, aunque la celebración sería muy sencilla.Cuando se abrieron las puertas del ascensor y llegó frente a su apartamento, acomodó las bolsas de tal forma en sus brazos, que no le molestaron para abrir la puerta muy despacio y no revelar su presencia tan pronto, quería sorprender a su novio. Sin embargo, cuando la puerta se abrió por completo, la sorprendida fue ella. En el sofá d
—¿Casarnos? ¿Tú y yo? —preguntó Verónica, aguantando la risa.—Sí, tú y yo —respondió él. Ante la carcajada que escapó de los labios de ella, William se puso de pie y, dando una vuelta para que ella lo viera bien, bromeó—: Estoy seguro de que soy más guapo que el infiel de tu ex.Verónica le pidió que diera otra vuelta, pero esta vez un poco más lenta. Quería ver mejor la mercancía, lo que tendría a su lado mientras estuvieran casados. Él obedeció con gusto, aunque estaba bastante ebrio. A pesar de estar bajo los efectos del alcohol, era consciente de que su físico atraía. No tenía problemas para conquistar a una mujer cuando se lo proponía.Varias bromas y copas después, ella aceptó. Con el juicio nublado por el alcohol, pensó que, si Gustavo regresaba a molestarla, se llevaría una sorpresa al ver a su atractivo esposo. No consideró que era una locura casarse con un extraño, con un hombre que acababa de conocer en el primer bar al que entró.—Seré la señora… ¿Cómo te apellidas? —Ella