Capítulo 22

—La chica bonita me dijo que era buena idea. Ella me ayudó a entrar en la habitación de tu madre —respondió Arthur.

Verónica y William se miraron, preguntándose de qué chica hablaba. Si había alguien conocido que trataba de dañar a Mildred, querían saber quién era. Arthur les mostró el número de teléfono que ella le dio y cuando William lo vio, se quedó congelado por la sorpresa. Allí, frente a sus ojos, estaba el número de Magnolia.

William casi no esperó por Verónica, en cuanto estuvo dentro del automóvil, aceleró para llegar a la casa de su amiga. Quería repuestas y las iba a encontrar. Cuando tocó a la puerta y le abrieron la puerta, Magnolia le tiró los brazos al cuello pensando que él había ido porque no podía seguir lejos de ella.

—Viniste, viniste, Will —repetía una y otra vez besándole la mejilla.

Ni siquiera se daba cuenta de que él trataba de apartarle los brazos.

—Basta, Magnolia. Mi visita no es social —le dijo, apartándola de él—. Déjanos entrar a tu casa, tenemos que ha
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