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Despertar a tu lado parte II

En el despacho, Ana miró repetidamente el reloj, pero parecía que el tiempo no pasaba nunca y el dolor de cabeza no hacía más que aumentar. - No volveré a beber", se preguntó. - Ana, necesito que traduzcas este documento al italiano antes del mediodía, ¿puedes hacerlo? -le puso unas páginas sobre la mesa. - Voy a salir un momento, pero no tardaré -la dejó sola en la habitación. Carlos fue a la habitación de Marcos y le llamó. - ¿Qué quieres?" Marcos estaba molesto porque había cancelado la reunión que había concertado con dos mujeres. - ¿Por qué estás de tan mal humor? preguntó entrando en la habitación. - ¿Sigues preguntando? Sabes las ganas que tenía de estar con esa mujer y me has dejado plantado. - Estaba con Ana en un bar. Ella se sentó delante de Marcos. - ¿Tan rápido? Marcos sabía que cada vez que llevaba a una mujer a un bar siempre acababa pasando la noche con ella. - ¡No, no pasó nada! - ¿Cómo que no ha pasado nada? Hermano, has estado mejor -se rio-. - Ese era mi plan, pero estaba tan borracha que se quedó dormida -río Marcos-. - He venido a preguntar si tenéis alguna medicina para el dolor de cabeza. - No tenía nada y aun así le dolía la cabeza. - volvió a reírse. - Para mí no, idiota. Es para Ana. - Ten cuidado, acabarás enamorándote. - Ja, ja, ja, ¡muy gracioso tú! ¿Lo eres o no lo eres? - ¡Sí! A ver dónde lo he puesto -rebuscó en el primer cajón de su escritorio-. - Dile a la mujer de la limpieza de casa que venga a mi piso y que tire las sábanas y las limpie bien para que no quede nada de esa mujer allí. - Tú eres el jefe. Carlos volvió a su despacho y la encontró concentrada en su trabajo. - Toma -le puso la medicina y un vaso de agua sobre la mesa. Ana no sabía cómo debía reaccionar ante aquello, pero no podía negar que incluso en tan poco tiempo él ya la había conmovido de alguna manera. Lo que no sabía era de qué manera. - Gracias. Lo necesitaba. - Supongo que era verdad lo de no beber. - En realidad no bebo, o mejor dicho, no puedo beber. - ¿Por qué no? - Por unos medicamentos que tomo. - ¿Y cuáles serían? Antes de que pudiera contestar, Marcos entró en la habitación. - Uy, perdona que te interrumpa, pero necesito que veas esto. Su expresión no era nada buena. - ¿Qué demonios se cree que está haciendo? Ana pudo ver como una vena aparecía en la frente de Carlos después de ver lo que había en el móvil de Marcos. - ¿Y ahora qué? - se preguntó Marcos. " Ahora tienes que controlarte para no acabar haciendo daño a mi propio tío."

Había un artículo que anunciaba la venta de las acciones por parte de tu tío. " Si tanto deseaba vender, debería hablar primero con nosotros."

Desde que la familia de Carlos decidió invertir en el negocio hotelero, nadie podía tener acciones, salvo la propia familia.

Era una forma de mantener el patrimonio solo entre los Hernández.

Ella no entendía muy bien la situación, pero de una cosa estaba segura, no quería estar en el pellejo de su tío.

"Ana, voy a tener que marcharme y no sé si podré volver, así que te dejo la responsabilidad de cancelar todas mis citas y reprogramarlas."

Carlos se marchó antes de que Ana pudiera contestar nada.

La jornada laboral había terminado y por fin podía irse a casa a descansar.

Terminó de organizar su mesa y la de Carlos, cogió el bolso y se dirigió al ascensor.

"Llevar el negocio familiar no es fácil", susurró mientras pensaba que a ella le podría pasar algo parecido y probablemente no sabría cómo enfrentarse a algo así.

Cuando llegó al hotel encontró a su padre esperándola.

" Hija, ¿podemos hablar?"

Al ver la expresión de preocupación en su rostro decidió escucharle. - Sé que estás dolida por lo que hice, pero pensé que era lo mejor, al menos en ese momento.

"No debiste ocultarme la verdadera situación de mamá... ¿Sabes cómo me hizo sentir verla así?"

"Lo sé... ¡Lo siento! Pero cariño, tienes que entenderme, estabas pasando por un momento muy delicado, tú tampoco estabas bien y esta fue la única solución que encontré en ese momento" se le cortó la voz- "perdí una hija, y casi pierdo a la otra, mi mujer ya no era la misma y lo único que menos quería era que sufrieras aún más" -John no pudo contener las lágrimas.

" No tendrías que haber pasado por esto solo, padre, yo podría haberte ayudado" -Ana tampoco pudo contener las lágrimas- "tendrías que haberme dejado ayudarte."

"¿Con qué? Sé que toma medicación a diario, que no puede estar en una habitación con baño, sé de sus pesadillas y de sus constantes visitas al psiquiatra. Mandarla lejos fue demasiado doloroso, pero mantenerla aquí después de todo lo que pasó fue mucho más aterrador. Pedir una hija no era estar dispuesto a perder otra."

Su padre tenía razón, Ana no soportaba ver a su madre así por mucho tiempo, más aún culpándola de la muerte de Sara.

Aunque sabía que ella no tenía la culpa, Ana no podía evitar sentirse así.

Después de hablar con su padre, Ana no podía dormir y de nuevo tuvo que recurrir a su medicina. Pero sintió que eso solo no sería suficiente, así que llamó a la que siempre estaba allí cuando su alma se angustiaba y su espíritu se entristecía.

" Clara, ¿estás ocupada?"

" ¿Ha ocurrido algo?"

"Solamente necesitaba oír su voz."

"Amiga, si quieres que vaya, puedo pedir unos días de vacaciones y si mañana hay un vuelo allí estaré."

" No hace falta, ya me he tomado unas medicinas y dentro de un rato me harán efecto y dormiré como una roca."

Los dos hablaron durante unos minutos y Ana se durmió sin darse cuenta.

A la mañana siguiente se despertó con el móvil sonando, era su jefe.

"¡Qué desastre! ¡He dormido demasiado!"

Dijo mientras esperaba a que Carlos desistiera de la llamada, pero como no desistía decidió contestar.

"Te espero aquí en la puerta del hotel."

"Creo que es mejor que vayas tú primero, luego nos vemos en la empresa."

"No vamos a la empresa."

" ¿No? ¿Y adónde vamos?"

"Tengo que firmar un contrato... ¿No te lo dije ayer?"

"No, no te lo dije."

"Bueno, ahora te lo digo... nos vamos en diez minutos." Colgó.

"¡Este hombre tiene la fea costumbre de colgarme de la nada! Ana, no tienes tiempo para quejarte" se reprendió a sí misma.

Se decidió de nuevo por un vestido, unos tacones un poco más cómodos y corrió hacia donde estaba el coche.

" ¡Buenos días! Perdona el retraso."

Estaba jadeando por la carrera.

"¿Has vuelto a beber?"

"No, no he bebido."

"¿Saliste?"

"No, solo me quedé en el hotel." Al darse cuenta de que insistía en hacer preguntas, intentó justificarse. No pude dormir bien por la noche.

"Si era eso, entonces todo está bien."

"¿Por qué?"

"No querría que salieras con otra persona."

No me gustaría que salieras con otra persona, y menos a tomar una copa.

Al decir esto se pasó el pulgar por el labio inferior como si le hubieran besado.

"¿Qué querrá decir este loco? Me pregunto sí... no, me pregunto sí... Si le hubiera besado me habría acordado... peor que no."

Involuntariamente, su pierna derecha empezó a balancearse mientras intentaba recordar lo que había pasado aquella noche.

"¿Ha pasado algo?"

Ana sintió la mano de Carlos en su pierna derecha. Lo siento, es que pareces nerviosa, así que yo...

"Ah, no, no es nada."

Choryah

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