Capítulo 2. ¿Dónde se encuentra esa loba?
Ramsés Keller
Ramsés abrió los ojos esperando ver a la hermosa loba a su lado, pero solo encontró que la cama estaba desordenada y no había rastro de ella. Dónde podía estar, no se escuchaba nada en la suite, por lo que se levantó y fue hacia el cuarto de baño,
– ¿Dónde te has metido, pequeña?
Dijo sin tener respuesta, en la habitación solo se encontraba él. Necesitaba salir a buscar a esa loba, no se iba a escapar ahora que la había encontrado, y lo peor de todo es que no sabía el nombre de la joven, ni a qué manada pertenecía.
–Esto no me puede estar pasando, no debí quedarme dormido.
Con el cuerpo en alerta, se puso lo primero que encontró en el closet, una bata de seda negra y salió en busca de su Beta, de seguro él la ha visto.
La suite presidencia constaba de tres habitaciones, afuera de la del Alfa se encontraban dos guardias custodiando la puerta. Era imposible que no la hayan visto salir, estaba empezando a sospechar que al llamarla bruja no se había equivocado.
– ¿Todo bien, mi Alfa?
El Beta Usher, que se había acercado, estaba preparado para cuando su Alfa saliera de la habitación, se había preocupado por la expresión de su cara, algo no estaba bien.
–Nada está buen, ¿dónde está mi loba?
Los guardias apostados en la puerta se miraron extrañados, esa loba no había salido por esa puerta, ellos no se había movido de ahí y ni siquiera podían dormir cuando se trataba de la seguridad del Alfa.
¡Ella había desaparecido!
–Alfa, nosotros no nos hemos movido de aquí, ella no ha salido por esa puerta.
El corazón del Alfa corría con celeridad, no podía perder a su loba, a su Luna, estaban destinados, si ella no aparecía se iba a escapar toda posibilidad de tener a su heredero, no quería saber de ninguna otra loba si no era ella. Se había enlazado con la loba indicada, pero ella no respetó esa unión.
– ¡Búsquenla por donde sea! Ella tiene que aparecer y no respondo por lo que pase si no la traen ante mi presencia.
Todos sintieron como si hubiera caído un rayo en mitad de la sala, el Alfa Ramsés estaba enojado, y no era para menos, la loba que había considerado suya, no se encontraba por ningún lado, no se la pudo haber tragado a tierra.
–Enseguida, mi Alfa.
Dijeron los tres hombres al mismo tiempo, tenían que dar con el paradero de la joven a la que el Alfa Ramsés consideraba su Luna, no debía estar muy lejos,
–No regresen aquí hasta no traérmela, ella es importante para la manada.
Ninguno de los presentes dudaba de las palabras del Alfa Ramsés, nunca antes él había actuado de esa forma delante de una loba, ellas eran las que tenía que venir a él, no al revés, como había sucedido la noche anterior. El Alfa había caminado hacía su presa, la había dominado y con ella llegó a la suite.
Todos lo presenciaron, hasta vieron como los amigos de ella no impidieron que se la llevara, lo demás no tenían como contarlo, pero bien que sabían qué había pasado detrás de las puertas de la habitación del Rey. Ramsés dio la media vuelta sin mirar a sus súbditos y entró a la habitación.
–Tenemos que encontrarla, no podemos dejar pasar más tiempo, ella tuvo que haber salido por alguna parte y no hace mucho, el Alfa tiene el sueño muy ligero y eso lo tuvo que haber despertado.
–Vamos, no quiero morir tan joven.
El nuevo guardia de seguridad lo había dicho de broma, pero los demás sabían que no estaba fuera de toda posibilidad, serían castigados de alguna manera si no daban con la chica.
–Creo que no sabes de lo que estás hablando, el Alfa se toma todo esto muy en serio, nosotros somos sus guardias de seguridad y esa chica huyó delante de nuestras narices.
Eso no era verdad de un todo, el Beta Usher no se había movido de su sitio y ella no había salido por la puerta, a no ser que fuera un fantasma. Siguieron buscando y preguntando por la joven, nadie la había visto por ningún lado. No podían llegar con las manos vacías delante del Alfa. Eso sería comprobar que haría válidas sus amenazas.
Hasta que al más joven de los guardias se le había ocurrido algo y se lo hizo saber al Beta de la manada. Era de suma importancia que tuvieran también esa información.
–Beta Usher, tal vez la chica escapó por otro lado, nosotros no la vimos salir por la puerta de la habitación, eso es imposible, la puerta nunca se abrió ante nuestros ojos. Las cámaras nos pueden decir mucho.
Devon estaba sudando frío, le habían sonado muy reales las palabras del Alfa, si no llegaban con nada, los iba a mandar a fusilar y no quería morir joven, como lo había dicho antes de broma.
–Eso lo sé, yo estaba vigilando cualquier eventualidad que se presentara.
Usher conocía a la perfección a su Alfa, si la chica no le llegaba a satisfacer lo suficiente, dejaba que saliera a su gusto, pero esta vez había sido diferente, aunque sus oídos se preparaban para no escuchar lo que pasaba tras las puertas, esta vez el Alfa había permanecido todo el tiempo con la loba.
–Muy bien, busquemos en el área de seguridad, las cámaras nos podrán decir hacia donde ha huido.
Llegaron al área donde se encontraban los circuitos cerrados del gran hotel y el Beta Usher, pidió que le enseñaran las grabaciones. Los empleados del hotel tenían medidas estrictas de seguridad, nadie entraba, ni salía, sin que ellos lo supieran.
–Desde luego, estamos a las órdenes del Alfa Keller, enseguida le indicaremos en qué dirección ocurrió el hecho.
El Beta Usher, se había quedado asombrado, con los ojos abiertos de par en par, la loba que tanto habían estado buscando se escapó por el balcón, saltando al vacío sin ninguna protección y sin haberse causado daño, cayendo de pie y empezaba a correr a una velocidad inimaginable, definitivamente, eso era imposible, pero sus ojos no lo podían estar engañando.
Llegó lo antes posible a donde se encontraba el Alfa, notó que su cara de enojo no había cambiado para nada y eso no auguraba nada bueno, solo esperaba que creyera en lo que le venía a notificar.
–Mi Alfa, la chica ha huido, vimos en las cámaras de seguridad como escapaba saltando por el balcón.
La mirada del Alfa no dejaba otra alternativa, tendrían que mover cielo y tierra hasta encontrarla y eso era de vital importancia.
–Estamos a varios pisos, es imposible que ella no haya sufrido ningún daño, seguramente ella escapó delante de todos, son unos inútiles, yo no les pago para que se duerman en sus horas de trabajo. Están todos despedidos.
Usher no estaba de acuerdo con lo que acababa de decir su Alfa, esa loba no era cualquier loba, ella había saltado desde alto, parecía como si hubiera volado delante de todos.
–Ahí está los videos, mi Alfa, nada podíamos haber hecho, ella saltó como si nada.
Ramsés miró a los guardias de seguridad y a su Beta, con el corazón en la mano, desconocían el sufrimiento del Alfa más temido, se notaba que algo le estaba sucediendo en su interior.
–Tenemos que encontrarla, ¡ella lleva en su vientre a mi cachorro!
Aulló, lamentando el hecho de no haberla retenido, de no amararla a él.
Capítulo 3. Destierro y sufrimiento Milenka Müller Por más que quiso comunicarse con su hermana Yulenka nunca pudo lograrlo, y en casa sus padres esperaban a Milenka con mucho enojo, ella debió llegar con su hermana, no tenía permiso de quedarse en ningún otro lado. Eso sería un duro castigo para ella y lo sabía muy bien. Milenka, al ser la hermana mayor, debía dar el ejemplo, por eso Yulenka la odiaba, porque sus padres no dejaban de compararlas y este era un triunfo sobre su hermana gemela, sabía que sus padres la iban a repudiar, ya les había llegado la noticia de que se había escapado de la celebración con un hombre ajeno a su círculo de amigos. – ¿Se puede saber dónde estabas? Tu hermana llegó hace horas. Su padre la recibió con esas palabras en cuanto entró por la puerta, ya todos en la manada White Claw sabían de su desliz, secretamente Yulenka había corrido la voz y ninguno de los miembros de la manada se atrevió a ir en su búsqueda. Las sanciones del alfa Müller eran muy
Capítulo 4. La búsqueda del Alfa con amor Ramsés Keller Habían sido dos semanas agotadoras para el Alfa y sus guardias de seguridad y todas las posibilidades se habían agotado, por más que buscaron en todos lados, nadie conocía a una loba con las características que tenía la Luna del Alfa Ramsés. Desgraciadamente, todo el esfuerzo que habían empleado fue en vano. El Alfa, se paseaba de un lado a otro por todo su despacho, demasiado inquieto, demasiado agotado de tanto pensar y padecer, desde que había desaparecido su loba, no podía dormir como lo hacía antes de conocerla. Su vigilia era permanente y no podía descuidar sus otros deberes, aunque para eso estaba su Beta al mando. –Puedo sentir que ellos están en peligro, pero se me escapa su olor, algo está impidiendo que los encuentre, daría mi vida entera por tenerlos aquí conmigo. En sus sueños siempre estaba ella, era tan real que volvía a experimentar todo lo que había pasado esa noche y parte de la mañana siguiente. Solo había
Capítulo 5. Toda maldadMilenka Müller Meses después Milenka estaba sumida en lo que pensaba, era una pesadilla, sofocada y delirante, se había tomado una taza de té que su hermana le había preparado, pero empezó a sentir sueño al momento de haber dado el primer sorbo. Y ahora estaba sudando frío. Se había quedado profundamente dormida, pero empezaba a experimentar algo que le causaba dolor en sus brazos. Tenía el vientre duro y pensó que el bebé se había adelantado, algo que el doctor le había dicho que podía pasar.Abrió los ojos y varias mujeres le sujetaban los brazos y sus piernas las mantenían abiertas atadas a los pieceros de la cama. No entendía que era lo que estaba pasando.Ataron sus brazos y piernas, impidiéndole moverse, y ella tenía miedo que le hicieran daño al producto de una noche de pasión de hacía 8 meses, donde perdió su virginidad y no supo con quién. Pero que cuidaba celosamente porque no se iba a deshacer del resultado, de lo que sucedió aquella noche.Daría
Capítulo 6. Nacimiento apresuradoRamsés Keller Como si se tratara de un sueño, pero muy real, Ramsés, despertó de su estupor, presentía el nacimiento de su hijo, de su heredero, pero sabía que algo no estaba saliendo bien, solo habían pasado ocho meses. Debía ponerse en marcha, su Luna lo necesitaba a su lado.Salió como pudo de su habitación y de inmediato fue recibido por su Beta, Usher estaba muy al pendiente de todos los movimientos del Alfa, desde el día anterior lo había visto muy inquieto, incluso más de lo que había estado los días anteriores, y ahora se enteraría del porqué de sus acciones.– ¡Hoy es el día, mi hijo está por nacer! Tenemos que salir a buscarlos, algo me dice que las cosas no están bien.Nada ni nadie le podía sacar de la cabeza que su primogénito, su heredero, estaba pronto a nacer, bajo un sufrimiento que era parte de él mismo. Su corazón se lo gritaba, su piel se calentaba a cada momento y necesitaba respira fuera de esas cuatro paredes que habían sido su
Capítulo 7. Con garras y colmillos los defenderéMilenka Müller No muy lejos de donde se encontraban los guardias de seguridad del Alfa Ramsés, sin detener la búsqueda de la Luna del Alfa, estaba sucediendo algo increíble, pero a la vez perturbador. Nadie se lo hubiera imaginado nunca, como esas mujeres, podían actuar de manera tan fría y despiadada.En ese momento el bebé que tenía la matrona en las manos emitió un potente llanto, como un aullido de dolor, como sabiendo que se encontraba en grave peligro. Milenka se llenó de odio hacia su hermana, ella defendería a sus hijos con garras y colmillos. No los iban a poder tocar.La partera le entregó el bebé a Yulenka, y esta sonrió llena de poder y triunfo, por fin tenía en sus manos al bebé que tanto estaban esperando. Ella sería la reina del territorio Keller. De eso no iba a quedar ni la menor duda. Miró al bebé, lo acarició con delicadeza y le dio un beso en la cabeza.– ¡Dame a mi bebé!Gritó Milenka, pero nadie le prestó atención
Capítulo 8. El heredero ha nacidoRamsés Keller Los doctores mantenían a Ramsés bajo los efectos del sedante, pero estaba en un terrible episodio de delirios, la fiebre le había aumentado y parecía que se iba a consumir por dentro. De los labios del Alfa lograban escuchar entre lamentos un nombre, parecía que definitivamente se trataba del nombre del príncipe heredero. Alexey. No sabían si era el nombre que él había elegido o si en verdad así ya lo habían nombrado.–No debemos dejar que suba la fiebre, llenemos la bañera con hielos para que sea introducido en ella, no debemos dejar pasar más tiempo.Uno de los doctores que llevaba los signos vitales del Alfa lo había sugerido, de alguna manera tenían que ayudar al Alfa a que su temperatura volviera a la normalidad.El Alfa Ramsés, luchaba entre la conciencia y la inconciencia, veía entre sueños a su hijo, lo escuchaba llorar, como si estuviera en grave peligro, pero en otras ocasiones, lo miraba alegre, jugando en el patio del castil
Capítulo 9. Segundo bebéMilenka Müller Mientras en aquella cabaña seguía la lucha de supervivencia de la joven loba. Otras dos mujeres entraron a ayudar a la matrona, Yulenka no se había confiado de un todo que ellas pudieran matar con facilidad a su hermana, por eso había mandado a esas otras mujeres, pero al entrar vieron que la chica estaba sometida.La matrona había aprovechado ese momento de debilidad de la chica y la sujetó de ambas manos, pero Milenka se soltó y la tomó por el cuello, haciendo que este tronara de un solo movimiento. Había caído la primera de las hienas que la habían sometido.La horda enardecida de las ayudantes, al ver a la matrona tirada en el suelo sin vida, no se hizo esperar, pero la pequeña señorita Müller, era más rápida que ellas, tomó la cuerda que estaba aún en la cama y de un solo movimiento de su muñeca, lo enredó en el cuello de dos de ellas. Jaló y sonó un chasquido en la habitación.Milenka sacudió la cuerda y las mujeres cayeron al piso. Su mi
Capítulo 10. Alexey KellerRamsés Keller Usher llegó hasta donde se estaba formando el gran alboroto, sus ojos no daban crédito a lo que veían, ante él se erguía la luna de la manada con un bebé en brazos que los presentes no dejaban de mirar. Pues el bebé irradiaba tal magnetismo que todos querían verle la cara.–Beta Usher, este es el hijo del Rey Ramsés, nuestro Alfa ya es padre.Miró a la joven y al recién nacido en sus brazos, sin duda alguna ese era el hijo del Rey, no se necesitaba ninguna prueba más que ver a la chica que hacía 8 meses se había ido con el Alfa a esa habitación del gran hotel.– ¡Rápido, el Alfa los necesita!Los tres se encaminaron, con celeridad, hacia la habitación del Alfa, pero antes de que llegaran a subir los primeros escalones, el Alfa ya estaba bajando como si de un tornado se tratara y más atrás venían los antiguos reyes. Se habían sorprendido de la rapidez con la que se había recuperado su hijo.–Mi luna, has traído a mi heredero, estaba esperando e