Capítulo 5. Toda maldad

Capítulo 5. Toda maldad

Milenka Müller

Meses después

Milenka estaba sumida en lo que pensaba, era una pesadilla, sofocada y delirante, se había tomado una taza de té que su hermana le había preparado, pero empezó a sentir sueño al momento de haber dado el primer sorbo. Y ahora estaba sudando frío. 

Se había quedado profundamente dormida, pero empezaba a experimentar algo que le causaba dolor en sus brazos. Tenía el vientre duro y pensó que el bebé se había adelantado, algo que el doctor le había dicho que podía pasar.

Abrió los ojos y varias mujeres le sujetaban los brazos y sus piernas las mantenían abiertas atadas a los pieceros de la cama. No entendía que era lo que estaba pasando.

Ataron sus brazos y piernas, impidiéndole moverse, y ella tenía miedo que le hicieran daño al producto de una noche de pasión de hacía 8 meses, donde perdió su virginidad y no supo con quién. Pero que cuidaba celosamente porque no se iba a deshacer del resultado, de lo que sucedió aquella noche.

Daría su vida para defender lo que tanto amaba. Ni siquiera nadie lo había sabido, solo el doctor y su hermana gemela. Ella iba a ser madre por encima de quien fuera. Amaba el resultado de aquella alocada noche.

– ¿Qué están haciendo? Déjenme en paz, no me toquen.

Pero las mujeres no le hacían caso, estaban como poseídas y ella temía lo peor, cuando se percató que en la puerta de la habitación se encontraba su hermana gemela, Yulenka. No se veía de forma normal, su sonrisa era malévola, y no se parecía en nada a su querida hermana. 

–Me hubiera gustado que dieras a luz de forma natural, que se cumplieran los nueve meses, pero yo no voy a esperar un mes más, así que ese bebé será mío.

La cara de Milenka se tornó angustiada, no podía creer lo que estaba escuchando, su hermana no le podía estar diciendo eso. Su corazón se empezó a llenar de un fuerte dolor. Era en la persona que había confiado siempre y ahora estaba mostrando su verdadera naturaleza, le iba a hacer daño, de eso estaba segura, pues esas mujeres estaban ejerciendo mucha fuerza.

“Me empieza a doler el vientre y mi hijo corre peligro”

–Hermana, ¿Qué quieres decir con eso? No entiendo nada de lo que está pasando, diles a estas mujeres que me suelten.

“Por qué me ve de esa manera tan horrorosa”

Yulenka sonrió y la miraba con ojos llenos de maldad, Milenka quería proteger su abdomen, pero sus brazos estaban atados con fuerza a la cabecera de la cama. Se había despertado para ver toda la maldad en los ojos de su hermana. Ahora se daba cuenta de que todo había sido una trampa. 

En un principio ella había deseado no estar embarazada, pero con el transcurso de los meses se fue encariñando con el fruto en su vientre, lo amaba, ahora no podía creer lo que le decía su hermana. No le podía quitar lo que más amaba en la vida, porque era todo lo que poseía.

–Este niño será mío, tengo grandes planes con él, así que ya no me eres útil.

Milenka nunca hubiera esperado escuchar esas palabras. Ahora entendía por qué Yulenka la había cuidado, alimentado y consolado cuando ella le contó todo, cuando sus padres le negaron la entrada a su casa, los había deshonrado y la única que le tendió la mano había sido su hermana gemela y el doctor. Pero se daba cuenta de que todo era una farsa para hacerle daño.

–No podemos tardar más, señorita, el suero no hizo casi nada de efecto, por eso se ha despertado y debemos operar. Es ahora o nunca.

Lo que esas mujeres no sabían era que el fruto del vientre de la otra chica había tomado parte del sustrato y por eso Milenka había despertado antes de tiempo. Era algo que ellas nunca hubieran esperado. Pero tenían que actuar lo antes posible, querían terminar con lo que les habían ordenado.

–Por mí no hay problema, hay que hacer una cesárea lo antes posible.

Los ojos de Milenka se abrieron de par en par, su hermana no le podía estar haciendo eso, ella la quería demasiado y nunca llegó a pensar que le podía hacer un mal.

Estaba tan aterrorizada, no podía reconocer a esa mujer que se hacía llamar su hermana. Así que empezó a luchar con todas sus fuerzas. No veía la posibilidad de escapar de las garras de esas mujeres, la habían amarrado con sogas muy fuertes.

–Yulenka, hermana, déjame ir, debes haber cometido una equivocación y haré de cuenta que no ha pasado nada, si me dejas libre, yo haré por ti lo que quieras, no me lastimes por favor, piensa en tu sobrino.

Su hermana gemela no albergaba ningún sentimiento hacia ella, por su culpa siempre había quedado en segundo plano, su padre en especial había preferido a Milenka, pues había nacido tres minutos ante que ella y la llamaba la primogénita.

–El fruto de tu vientre vale mucho y no estoy hablando de dinero, yo seré lo que siempre he soñado, así que deja de rogar. Y tú, no sé qué es lo que esperas para sacar a ese niño. Les he pagado mucho dinero y no han hecho nada. Son unas inútiles.

Le dijo Yulenka a la matrona, y esta reaccionó a sus palabras. Tomó un bisturí y procedió a cortar la tierna piel de la chica acostada en la cama, la sangre empezó a brotar.

–Sí, señorita, de inmediato extraigo el producto.

Yulenka miró con fascinación como la matrona cortaba el vientre de su hermana y sacaba a un bebé. Pero Milenka no pronunció ningún sonido, estaba viendo como sacaban a su bebé sin tener ninguna compasión de ella.

–No lastimes a mi bebé, si le haces daño a mis hijos, no vivieras para contarlo.

Milenka se dirigió a la matrona, sintiendo que no le podía hacer más daño, un sudor frío empezó a bajar por su frente, estaba concentrada en que no tocaran a su bebé, luchará hasta el cansancio por él.

–Todavía tienes fuerzas para amenazar, veo que no has aprendido nada de esto, tú no vales absolutamente nada, por eso estás aquí, nuestros padres te echaron como una vil perra a la calle. Ya no eres la preferida de papi y mami, te acostaste con el primero que se te puso al frente.

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