Capítulo 1. Noche de celebración
Milenka Müller
El cuerpo de la joven loba, ardía en llamas, era lo que sentía Milenka. No se acordaba cuando fue la última vez que había visto a su hermana y ya se quería regresar a su casa, pues se empezaba a sentir verdaderamente mal. Algo estaba muy raro, porque se encontraba en una habitación extraña, acostada en una cama inmensa, y no sabía cómo había llegado ahí. Cerró los ojos e intentó, con todas sus fuerzas, moverse, aunque fuera un poco.
– ¿Qué intentas hacer?
Al escuchar la potente voz del hombre que estaba acostada a su lado y que no notó cuando abrió los ojos, giró su cabeza y lo vio de frente. La cara del hombre se le quedó grabada en la mente, era hermoso y tenía un aura dominante. Poco podía hacer ella delante de este ser formidable. Pero dejó de pensar por un segundo en él y habló de lo que más le estaba preocupando en realidad.
–No sé quién eres y necesito ir a casa. Mis padres estarán preocupados si no llego a tiempo.
El hombre se había encaprichado con la chica y se juró que no la iba a dejar ir hasta que se saciara de ella, y a pesar de que ya habían pasado varias sesiones de intenso enlace, no dejaba de desearla, todavía no tenía suficiente de ella, el deseo lo consumía cada vez que la miraba durmiendo a su lado.
–Ahora me perteneces preciosa, y aún no he acabado contigo.
El hombre se abalanzó sobre la tierna joven, y la besó como antes lo había hecho, sin que ella lo evitara, respondió al ardiente beso, pensando que eso ya había pasado antes, porque reconoció su sabor, Milenka llevó sus manos al pelo espeso del hombre y metió sus dedos en la cabellera para poder acercarse más a él.
Un fuego ardiente corría por sus venas, pero no se sentía mal, al contrario, por su mente pasó la loca idea de que estaba hecha para eso. La sensación de estar en las nubes, se sentía tan real, tan exuberante, como algo único, y ella no era nadie para perderse de esos encantos del fornido hombre. Los gemidos y suspiros no se hicieron esperar, pues se empezaron a escuchar en toda la habitación.
–Hazme tuya, te pertenezco solo a ti.
Él había sido sutil la primera vez que la poseyó, pero una vez que rompió esa barrera, las demás veces había sido salvaje, pero a ella no le incomodó, pues estaba bajo el efecto de una potente droga, de un afrodisiaco que la había hecho resistente a todo.
–Desde luego que eres mía, eres toda mía, pequeña.
Sus labios recorrieron todo el cuerpo de la pequeña loba, la pasión ardiente comenzó de nuevo a avasallarlos, necesitaban con desesperación acabar con el fuego líquido que amenazaba con consumirlos. En la cama se estaban reconociendo dos cuerpos, dos almas y ellos mismos no sabían el poder que estaba desatando esa unión.
–Me gusta lo que me haces sentir.
Milenka no se reconocía, no sabía de donde había salido esa voz llena de lujuria, de deseo y que imploraba que la hiciera suya. Ya no sabía si lo que decía estaba mal o bien, ella solo quería seguir sintiendo todo lo que ese hombre le producía, era algo nuevo para ella y le gustaba demasiado.
–Tú también me haces sentir demasiado, no sé qué me has hecho, pero no quiero pararme a averiguar, eres mi bruja preferida, tu hechizo ha funcionado a la perfección.
Ella había pensado lo mismo, que él la había hechizado y por eso se estaba comportando de esa manera tan abierta, que no le daba miedo estar en sus fuertes brazos, como si lo que le habían advertido sus padres no valiera nada. Definitivamente, era otra persona en los brazos de ese hombre y no se arrepentía de lo que estaba haciendo.
– ¡Tócame!
Como movido por la magia de sus palabras, él comenzó a buscar sus piernas y poco a poco las fue separando, estaban cegados por la pasión y tenían que calmar esa sed que cada uno tenía del otro. La volvió a hacer suya y en medio de su creciente pasión solo necesitaba sellar esa unión.
–Dame tu cuello.
Le dijo como si nada, él ya había decidido que ella sería la madre de su hijo, de su heredero, la que lo cautivó en cuanto sus miradas se cruzaron. No había vuelta atrás, ella era la indicada, su loba destinada, por lo tanto, sería marcada, y completaría en enlace cuando se unieran en matrimonio.
– ¿Cómo?
En cuanto las palabras salieron de sus labios, su cuello se arqueó hacia el hombre, era como si el embrujo que él había hecho estuviera dando resultados, no podía hacer más que obedecer. Milenka estaba bajo el efecto del poder de un hombre posesivo. No le quedó más remedio que entregar su alma y su cuerpo cuando él se lo pidió.
Bajando su boca hacía el cuello blanco y tierno de la joven loba, él mordió la suave piel, estaba dejando su marca en ella, así nadie más la podía reclamar como suya. Y estaba seguro de haber dejado sembrada su semilla en ella, había encontrado lo que tanto buscaba, a su luna y engendrado a su heredero.
Sintió como los colmillos se clavaban en su piel, emitió un aullido ronco que solo se escuchó en la habitación, era una loba joven, apenas experimentado lo que había considerado que pasaría cuando encontrara a su lobo destinado, aquello no tenía nada que ver con lo que se decía que pasaría, eso había sido la consumación de una pasión desmedida que había nacido de los dos.
–Ahora eres mía, estás marcada por mis colmillos y no serás de nadie más, he dejado mi huella en ti.
Limpió el líquido vital de sus labios, bebió todo lo que había querido y se enlazó con la tierna loba, y supo que ella era su loba destinada, nunca nadie antes le había llamado la atención de esa forma, las demás lobas habían sido solo para el disfrute de sus actos carnales. Esta era diferente, la que la Diosa Luna tenía destinada para él.
–No tengo a nadie más.
Milenka miró a los ojos del hombre, eran rojos como una llamarada, era inconfundible que se trataba de un lobo poderoso, dominante y salvaje, pero ella nunca había escuchado hablar de él. Ni siquiera en las noticias que llegaban hasta su manada.
–Lo sé, yo soy el único que puede poseer tu cuerpo, porque yo te he hecho mujer. De ahora en adelante solo responderás a mí.
El hombre la abrazó y los dos pronto encontraron el descanso que se merecían, después de haber llegado al punto máximo de su unión. Muy temprano en la mañana, Milenka se dio cuenta de que en algún momento de la noche el sujeto la había dejado libre, por lo que aprovechó y se vistió con las ropas que encontró tiradas en el piso y decidió salir de la habitación sin hacer ruido. Tendría que buscar a su hermana, no podía llegar sola a la casa.
Ella miró por última vez hacia la cama donde se encontraba el hombre que la había convertido en mujer, no pensaba que lo volvería ver en su vida, después de esto, no creía que sus padres la dejaran salir de nuevo, por lo que sonrió y se guardaría el secreto en su alma y en su corazón. Se dirigió al balcón y saltó sin ningún miramiento.
Milenka no sabía que le esperaba al llegar a su casa, pero de seguro no sería nada bueno.
Capítulo 2. ¿Dónde se encuentra esa loba?Ramsés Keller Ramsés abrió los ojos esperando ver a la hermosa loba a su lado, pero solo encontró que la cama estaba desordenada y no había rastro de ella. Dónde podía estar, no se escuchaba nada en la suite, por lo que se levantó y fue hacia el cuarto de baño,– ¿Dónde te has metido, pequeña?Dijo sin tener respuesta, en la habitación solo se encontraba él. Necesitaba salir a buscar a esa loba, no se iba a escapar ahora que la había encontrado, y lo peor de todo es que no sabía el nombre de la joven, ni a qué manada pertenecía.–Esto no me puede estar pasando, no debí quedarme dormido.Con el cuerpo en alerta, se puso lo primero que encontró en el closet, una bata de seda negra y salió en busca de su Beta, de seguro él la ha visto.La suite presidencia constaba de tres habitaciones, afuera de la del Alfa se encontraban dos guardias custodiando la puerta. Era imposible que no la hayan visto salir, estaba empezando a sospechar que al llamarla
Capítulo 3. Destierro y sufrimiento Milenka Müller Por más que quiso comunicarse con su hermana Yulenka nunca pudo lograrlo, y en casa sus padres esperaban a Milenka con mucho enojo, ella debió llegar con su hermana, no tenía permiso de quedarse en ningún otro lado. Eso sería un duro castigo para ella y lo sabía muy bien. Milenka, al ser la hermana mayor, debía dar el ejemplo, por eso Yulenka la odiaba, porque sus padres no dejaban de compararlas y este era un triunfo sobre su hermana gemela, sabía que sus padres la iban a repudiar, ya les había llegado la noticia de que se había escapado de la celebración con un hombre ajeno a su círculo de amigos. – ¿Se puede saber dónde estabas? Tu hermana llegó hace horas. Su padre la recibió con esas palabras en cuanto entró por la puerta, ya todos en la manada White Claw sabían de su desliz, secretamente Yulenka había corrido la voz y ninguno de los miembros de la manada se atrevió a ir en su búsqueda. Las sanciones del alfa Müller eran muy
Capítulo 4. La búsqueda del Alfa con amor Ramsés Keller Habían sido dos semanas agotadoras para el Alfa y sus guardias de seguridad y todas las posibilidades se habían agotado, por más que buscaron en todos lados, nadie conocía a una loba con las características que tenía la Luna del Alfa Ramsés. Desgraciadamente, todo el esfuerzo que habían empleado fue en vano. El Alfa, se paseaba de un lado a otro por todo su despacho, demasiado inquieto, demasiado agotado de tanto pensar y padecer, desde que había desaparecido su loba, no podía dormir como lo hacía antes de conocerla. Su vigilia era permanente y no podía descuidar sus otros deberes, aunque para eso estaba su Beta al mando. –Puedo sentir que ellos están en peligro, pero se me escapa su olor, algo está impidiendo que los encuentre, daría mi vida entera por tenerlos aquí conmigo. En sus sueños siempre estaba ella, era tan real que volvía a experimentar todo lo que había pasado esa noche y parte de la mañana siguiente. Solo había
Capítulo 5. Toda maldadMilenka Müller Meses después Milenka estaba sumida en lo que pensaba, era una pesadilla, sofocada y delirante, se había tomado una taza de té que su hermana le había preparado, pero empezó a sentir sueño al momento de haber dado el primer sorbo. Y ahora estaba sudando frío. Se había quedado profundamente dormida, pero empezaba a experimentar algo que le causaba dolor en sus brazos. Tenía el vientre duro y pensó que el bebé se había adelantado, algo que el doctor le había dicho que podía pasar.Abrió los ojos y varias mujeres le sujetaban los brazos y sus piernas las mantenían abiertas atadas a los pieceros de la cama. No entendía que era lo que estaba pasando.Ataron sus brazos y piernas, impidiéndole moverse, y ella tenía miedo que le hicieran daño al producto de una noche de pasión de hacía 8 meses, donde perdió su virginidad y no supo con quién. Pero que cuidaba celosamente porque no se iba a deshacer del resultado, de lo que sucedió aquella noche.Daría
Capítulo 6. Nacimiento apresuradoRamsés Keller Como si se tratara de un sueño, pero muy real, Ramsés, despertó de su estupor, presentía el nacimiento de su hijo, de su heredero, pero sabía que algo no estaba saliendo bien, solo habían pasado ocho meses. Debía ponerse en marcha, su Luna lo necesitaba a su lado.Salió como pudo de su habitación y de inmediato fue recibido por su Beta, Usher estaba muy al pendiente de todos los movimientos del Alfa, desde el día anterior lo había visto muy inquieto, incluso más de lo que había estado los días anteriores, y ahora se enteraría del porqué de sus acciones.– ¡Hoy es el día, mi hijo está por nacer! Tenemos que salir a buscarlos, algo me dice que las cosas no están bien.Nada ni nadie le podía sacar de la cabeza que su primogénito, su heredero, estaba pronto a nacer, bajo un sufrimiento que era parte de él mismo. Su corazón se lo gritaba, su piel se calentaba a cada momento y necesitaba respira fuera de esas cuatro paredes que habían sido su
Capítulo 7. Con garras y colmillos los defenderéMilenka Müller No muy lejos de donde se encontraban los guardias de seguridad del Alfa Ramsés, sin detener la búsqueda de la Luna del Alfa, estaba sucediendo algo increíble, pero a la vez perturbador. Nadie se lo hubiera imaginado nunca, como esas mujeres, podían actuar de manera tan fría y despiadada.En ese momento el bebé que tenía la matrona en las manos emitió un potente llanto, como un aullido de dolor, como sabiendo que se encontraba en grave peligro. Milenka se llenó de odio hacia su hermana, ella defendería a sus hijos con garras y colmillos. No los iban a poder tocar.La partera le entregó el bebé a Yulenka, y esta sonrió llena de poder y triunfo, por fin tenía en sus manos al bebé que tanto estaban esperando. Ella sería la reina del territorio Keller. De eso no iba a quedar ni la menor duda. Miró al bebé, lo acarició con delicadeza y le dio un beso en la cabeza.– ¡Dame a mi bebé!Gritó Milenka, pero nadie le prestó atención
Capítulo 8. El heredero ha nacidoRamsés Keller Los doctores mantenían a Ramsés bajo los efectos del sedante, pero estaba en un terrible episodio de delirios, la fiebre le había aumentado y parecía que se iba a consumir por dentro. De los labios del Alfa lograban escuchar entre lamentos un nombre, parecía que definitivamente se trataba del nombre del príncipe heredero. Alexey. No sabían si era el nombre que él había elegido o si en verdad así ya lo habían nombrado.–No debemos dejar que suba la fiebre, llenemos la bañera con hielos para que sea introducido en ella, no debemos dejar pasar más tiempo.Uno de los doctores que llevaba los signos vitales del Alfa lo había sugerido, de alguna manera tenían que ayudar al Alfa a que su temperatura volviera a la normalidad.El Alfa Ramsés, luchaba entre la conciencia y la inconciencia, veía entre sueños a su hijo, lo escuchaba llorar, como si estuviera en grave peligro, pero en otras ocasiones, lo miraba alegre, jugando en el patio del castil
Capítulo 9. Segundo bebéMilenka Müller Mientras en aquella cabaña seguía la lucha de supervivencia de la joven loba. Otras dos mujeres entraron a ayudar a la matrona, Yulenka no se había confiado de un todo que ellas pudieran matar con facilidad a su hermana, por eso había mandado a esas otras mujeres, pero al entrar vieron que la chica estaba sometida.La matrona había aprovechado ese momento de debilidad de la chica y la sujetó de ambas manos, pero Milenka se soltó y la tomó por el cuello, haciendo que este tronara de un solo movimiento. Había caído la primera de las hienas que la habían sometido.La horda enardecida de las ayudantes, al ver a la matrona tirada en el suelo sin vida, no se hizo esperar, pero la pequeña señorita Müller, era más rápida que ellas, tomó la cuerda que estaba aún en la cama y de un solo movimiento de su muñeca, lo enredó en el cuello de dos de ellas. Jaló y sonó un chasquido en la habitación.Milenka sacudió la cuerda y las mujeres cayeron al piso. Su mi