Mi nombre es Marleny Romero, tengo veintinueve años de edad, soy Pedagoga y actualmente trabajo en un colegio público de la zona como consejera y maestra.
Voy saliendo de mi centro de trabajo cuando una bebé de algunos tres añitos se acerca a mí llorando y se abraza a mis piernas. Yo, confundida, la tomo en brazos y le pregunto:
Al rato de estar afuera de la institución sentada en una banca y con la niña dormida en mis piernas, aparece un señor preocupado, pero cuando ve a la niña su rostro demuestra alivio.
El señor se retira a hacer la llamada y yo me quedo pensando ¿Y si ese hombre piensa que yo le quise robar a su hija y me quiere entregar a la policía?
En pocos minutos llega otro señor y el primero le hace una señal en dónde estamos, con paso apresurado él se acerca y yo al verle la cara tiemblo de miedo porque se ve que tiene una cara de pocos amigos.
Cuando se acerca a nosotros, toma a la niña en sus brazos y me dice que gracias por cuidar de su hija, en eso la niña se despierta.
La niña llora y le dice a su padre:
El Señor, mal encarado, solo abraza a su hija y me voltea a ver con mirada triste. Mientras yo me quedo pensando que por qué no le aclara a la niña que yo no soy su madre.
La niña aplaude emocionada y le dice a su padre que la tiene en brazos:
Cuando la niña se baja al suelo toma mi mano y comenzamos a caminar al auto. Yo aprovecho la oportunidad para acercarme al señor.
Ya dentro del coche, los tres nos sentamos en el asiento de atrás mientras nos dirigíamos a mi apartamento, tardamos veinte minutos aproximadamente en llegar.
El auto se estaciona frente a mi humilde hogar.
Entramos a mi apartamento y el señor Montoya se queda observando todo a su alrededor. Yo me siento nerviosa porque pienso que le ha dado asco estar en mi humilde morada.
― Está bien, tomen asiento. Me daré un baño pero salgo rápido.
Yo corro escaleras arriba nerviosa, este hombre inspira temor con solo verlo, pero tiene una voz tan seductora y un rostro tan bello que cualquiera se derrite con su belleza.
Me baño rápido y salgo envuelta en una toalla a buscar lo que me voy a poner, cuando ya tengo todo listo me dirijo a la cama, coloco la ropa ahí y cuando me inclino para colocarme mis bragas, la puerta se abre y entra la pequeña Eliana corriendo y se abalanza sobre mí haciendo que la toalla caiga al suelo.
En ese preciso momento llega corriendo el señor Montoya buscando a su hija y se me queda viendo, yo trato de recoger la toalla con la niña en brazos, pero me es imposible.
Senté a la niña en la cama y me terminé de cambiar. Pasaron varios minutos y yo no quería salir por la pena que sentía, pero lo haría por esta preciosa muñequita.
Tomo de la mano a la niña y nos dirigimos a la pequeña sala en donde está su padre. Me da mucha pena, pero aquí voy.
Cuando él sonríe, Dios, casi me lanzo a cerrarle la boca con un beso. Qué sonrisa tan más bella la que tiene, como dicen por ahí, una sonrisa moja bragas.
Llegamos a una tienda y nosotras nos bajamos del auto. Ingresamos y se acerca una dependienta a atendernos y la niña muy entusiasmada le dice que venimos a comprar su vestido y zapatitos porque es su cumpleaños y le dijo que estaba muy feliz porque su madre la acompañaría a comer.
La dependienta me miró confundida, seguramente pensó que era una mala madre y que por primera vez salía a comer con mi hija.
En fin, no le pare bola y continúe a lo que venía, ya que se nos estaba haciendo tarde. La pequeña bebé quedó muy hermosa, parecía una verdadera princesita.
Salimos hacia el auto y el señor Montoya nos abre la puerta para que entremos.
La cena transcurrió tranquila, platicando de cosas triviales. Cuando el señor pidió una rebanada de pastel para su hija, esta me pregunta haciendo unos ojitos graciosos ―Mamá, ¿tú puedes hacer un pastel?
Yo volteo a ver nerviosa a su padre porque no sé qué respuesta darle para no lastimarla porque de hoy en adelante no nos volveremos a ver.
Al terminar con la cena y el postre me fueron a dejar a mi apartamento. La niña llorando me abrazó y no quería despegarse de mí hasta que su papá le dijo que mañana se podrá quedar conmigo a dormir.
Ella me dio un beso en la mejilla y le dijo a su padre que me diera un beso a mí. Yo me puse bastante nerviosa y su papá no lo pensó dos veces y me dio un beso en la mejilla como ella lo pidió.
Salí del auto con las piernas como gelatina, me temblaban de los nervios y sorprendida porque no se hizo de rogar para darme ese beso.
Hoy seguro que no dormiré pensando en ese evento y en su aroma varonil que me está volviendo loca, ese hombre es un encanto.
Hoy me levanté un poco tarde porque ayer me dormí hasta en horas de la madrugada pensando en ese hombre que conocí ayer. Yo que juré no volver a tener sentimientos por un hombre, y ahora se atraviesa en mi camino semejante obra de arte creada a la perfección por todos los dioses de la belleza que existen. ¿No es justo, verdad? Me intriga saber qué pasa con la madre de la pequeña Eliana, su padre es muy raro, no dice nada de ella y al parecer la niña no la conoce. ¿Será que está muerta? Hay no, Dios quiera que no, porque eso debe ser muy triste crecer sin su madre. A las siete de la mañana me dirijo al instituto "Sagrado Corazón de Jesús", Allí trabajo de consejera y doy un par de clases a varios cursos también. Trabajo la jornada completa, mañana y tarde. Me estoy postulando para ser la directora general de esta institución educativa, porque el director actual está a punto de jubilarse y me sugirió que concursara para poder tomar su lugar, él es muy bueno conmigo, me trata como
Mi nombre es Wilmer, tengo treinta y tres años de edad. Soy padre soltero de una bebé de tres añitos, bueno hoy está cumpliendo sus cuatro años de edad. Es una niña muy bella e inteligente, como padre estoy muy orgulloso de ella. Se preguntarán que ¿cómo llegué a convertirme en padre soltero? Bien les contaré. Hace un par de años atrás estuve casado con la que creí, era la mujer de mi vida, jamás se me pasó por la mente que ella no me quería. Y cuando se dio cuenta de que estaba embarazada quiso ocultármelo para poderlo abortar, pero como yo soy médico ginecobstetra me pude dar cuenta a tiempo por sus cambios. Hablé con ella y le rogué que tuviéramos a la bebé y que si ella aún no la quería al nacer nos divorciaríamos y le daría lo que me pidiera y yo me haría cargo de mi hija porque la verdad yo sí estaba emocionado porque sería padre. Y así fue, desgraciadamente durante todo su embarazo no demostró ningún afecto hacia nuestra hija. Sandra se convirtió en un ser desalmado c
Despierto por unos movimientos en mi cama, abro los ojos y veo que es la pequeña Eliana. ― Hola cariño - le digo medio adormitada. Y pienso - Que lindo deber ser tener un hijo y dormir junto a él. ― Hola mamá dice ella y se lanza a repartir besos por toda mi cara. Yo comienzo a hacerle cosquillas y ambas caemos de la cama riéndonos. De repente se escucha el timbre de la puerta principal. ― Vamos pequeña princesa, arriba que alguien llama a la puerta y no sé quién pueda ser tan temprano. Bajamos al primer piso para abrir la puerta, ambas aún en pijama. Bueno, la niña está usando una de mis blusas y le llega casi a los tobillos, se ve muy graciosa. ― Buenos días, princesas bellas. Nooo, este hombre está muy loco para presentarse a esta hora en mi casa. ―Pienso en mi interior. ― Buenos días, Wilmer ¿qué te trae por aquí tan temprano? ― Bueno, es que como no sabía a qué hora te ibas a trabajar, decidí venir temprano y traerle su ropita a la niña. Además de invitarte a desayunar.
Hoy tenemos planeado ir al hospital. Wilmer no sabe que iré hoy y como la niña está ahí también, aprovecharé a visitarla y le he preparado una torta para llevársela. Le daré una sorpresa. Me coloco un vestido verde menta que me queda arriba de las rodillas, la verdad es que cuando no voy al instituto me gusta vestirme con ropa informal, claro que no sea muy corta o demasiado llamativa. Me calzo unas zapatillas negras y me dirijo a tomar un taxi para pasar por Ana para irnos juntas. Llegamos al hospital y nos dirigimos hasta dónde se encuentra la recepcionista. ― Buen día, señorita. Vengo a revisión con el ginecólogo. ― Buen día, señorita, ¿tiene usted cita? ― No. No tengo. ― En ese caso no le puedo ayudar porque el doctor solamente atiende mediante cita. ― Entiendo. Permítame hacer una llamada, ya regreso. Me retiro un poco y le llamo a Wilmer, creo que él me mintió. ― Hola bonita. Me responde al tercer tono. ― Hola Wilmer estoy en recepción, pero la señorita me dice que e
Llegamos a la habitación de la pequeña Eliana, su padre abre la puerta y nos hace pasar. La niña solo nos ve y viene corriendo hacia nosotros, bueno hacia su padre. ― ¡Papá, mamá está aquí! ― Sí, hija. Mamá, vino a visitarte. ― Hola mamá, mira, tengo muchos juguetes. ¿Jugarás conmigo? ― Claro que sí jugaré contigo mi princesa. Mira, tu tía y yo te trajimos un pastel. ― Yo, ¿tengo un tío y una tía? ― Si hermosa, yo seré su tía. ¡Dios, eres una niña muy bella! ―Dice Ana, inclinándose a la altura de la niña para poder abrazarla y besar sus lindos cachetitos. ― Ahora sí, princesa, vamos a comer una rebanada de este delicioso pastel. ― Bueno, yo las dejo porque tengo que seguir trabajando. ― Dice Wilmer. ― Está bien, nosotras al rato nos iremos. ― Adiós papi. ― Adiós, hija querida, pórtate bien con tu mamá y con tu tía Ana. Wilmer se va y nosotras nos quedamos con la niña y la niñera. Yo siento que esa chica me ve un poco raro, pareciera que no le caigo nada bien. Después de j
Después de pasar una tarde muy amena con la niña, su tío loco y Ana. Nos dirigimos a casa de Wilmer porque nos invitó a cenar a su casa y que él sería quién cocinaría unos deliciosos platillos típicos de la ciudad 《palabras del flamante chef Wilmer Montoya》.La niña va muy feliz con sus tíos y su mamá, no sé en qué va a terminar todo este mal entendido porque se nota que la pequeña me tiene cariño y sin mentir yo también ya me encariñé de ella, es tan dulce que a cualquiera le robaría el corazón.Llegamos a nuestro destino, el señor Antonio nos venía mostrando todo el camino. La casa queda un poco fuera de la ciudad pero es muy bonito el lugar, y ni digamos la casa. No, esta no parece casa es una mansión.Es súper grande parece que viviera una gran familia aquí, cuenta con un hermoso jardín con diferentes tipos de flores y de todos colores se ve muy hermoso.A lo lejos está una piscina y se ve un
Cuando estamos devorando nuestras bocas y al mismo tiempo acariciándonos, de repente se abre la puerta y aparece la pequeña Eliana.Nosotros de inmediato nos separamos, y la pequeña le dice a su padre con ojitos suplicantes.- Papi, me duele mi barriguita. Puedo dormir aquí contigo. Di que sí papi para que el dolor se me vaya.- Ja ja ja, hija ese truco ya lo conozco, a ti no te duele nada lo que no quieres es dormir sola.- ¿Mami dormirá con nosotros?. Pregunta la niña.- No princesa, en otra ocasión será. Le digo a la niña tomandola en brazos y dandole besos en su carita. La bajo al suelo y camino hacia la puerta.- Quédate aquí hija, bajaré a despedirme de tus tíos.- Vamos. Le digo a Marleny tomándola de la mano, pero ella de inmediato se suelta.¿Qué pasa? pregunto con una sonrisa.- Es que no quiero que pienses mal de mí. Digo
Al día siguiente...Marleny se dirigía hacia el Instituto, cuando recibió la llamada del director y este le comunicaba que hoy a las diez y treinta minutos de la mañana habría una reunión por parte de la dirección departamental de Educación para nombrar al nuevo director y sustituto del actual director.Marleny no se emocionó porque ya se sabía quién sería la nueva directora.Quién más que una maestra que acababa de entrar a trabajar y no tenía ni la mínima experiencia como maestra, y así la pondrían de directora.Todo por el cuello político que tiene con su amante, y no lo digo yo, toda la institución lo sabe y aunque uno no esté de acuerdo, no puede decir nada porque corre el riesgo de que lo despidan y en los tiempos en que estamos ahorita al encontrar un trabajo hay que cuidarlo y no arriesgarse a perderlo.El autobús se detiene en la estación que queda a una cuadra del instituto. Agar