Despierto por unos movimientos en mi cama, abro los ojos y veo que es la pequeña Eliana.
― Hola cariño - le digo medio adormitada. Y pienso - Que lindo deber ser tener un hijo y dormir junto a él.
― Hola mamá dice ella y se lanza a repartir besos por toda mi cara. Yo comienzo a hacerle cosquillas y ambas caemos de la cama riéndonos. De repente se escucha el timbre de la puerta principal.
― Vamos pequeña princesa, arriba que alguien llama a la puerta y no sé quién pueda ser tan temprano.
Bajamos al primer piso para abrir la puerta, ambas aún en pijama. Bueno, la niña está usando una de mis blusas y le llega casi a los tobillos, se ve muy graciosa.
― Buenos días, princesas bellas.
Nooo, este hombre está muy loco para presentarse a esta hora en mi casa. ―Pienso en mi interior.
― Buenos días, Wilmer ¿qué te trae por aquí tan temprano?
― Bueno, es que como no sabía a qué hora te ibas a trabajar, decidí venir temprano y traerle su ropita a la niña. Además de invitarte a desayunar.
― ¿Pero, y eso no lo podías preguntar por teléfono? Que a qué hora me iba a trabajar. ― Digo, poniendo los ojos en blanco.
En eso la niña ve a su padre y se nos acerca
― Buenos días, papito. ― Saluda la niña y se tira a sus brazos.
―Buenos días, mi pedacito de cielo, ¿cómo amaneció la princesa de papá?.
Saluda Wilmer, tomando en brazos a la niña y besando su cabecita.
― Mira papá, mamá me prestó su camisa para dormir porque tú no me trajiste mi pijama. ― Dice la niña haciendo un puchero.
― Lo siento mi amor, de ahora en adelante te prometo que cargaré unos en el auto para cuando decidas quedarte con tu mami de nuevo.
― Síiii, gracias papi.
― Bueno, quédate aquí que nosotras iremos a cambiarnos.
― Por mí, encantado si te quedas con ese pijama sexy, preciosa.
Me dice Wilmer al oído y yo siento mi entrepierna húmeda y palpitante.
Tomo a la niña de la mano y me apresuro a subir, escucho una carcajada de Wilmer y yo voy casi tropezando por los nervios que me causa su presencia.
Visto a la niña y tomo los libros y todo lo que necesito en el instituto. Fuimos a desayunar a un lugar bastante tranquilo y Wilmer me comentó que por hoy la niña se quedaría con el tío porque había despedido a la niñera y hoy llegaría la otra para la entrevista.
― ¿De qué trabajas tú, Marleny?
― Soy consejera en el instituto y también doy clases.
― Vaya, qué sorpresa con usted profesora. ― Me dice con una sonrisa ladeada
― ¿Y tú a qué te dedicas? Supongo que tienes un buen trabajo porque los tipos de auto que usas necesitan de un buen sueldo porque deben de costar una buena fortuna.
― Trabajo como asistente del director de un hospital.
― ¡Oh! Vaya, qué bueno.
― Claro, cuando te sientes mal, ve a ese hospital y yo te ayudaré, es más, te recomiendo al ginecólogo de ese hospital, aseguran que es bueno en esa rama.
― Gracias. Pero la verdad no me puedo permitir la atención médica de un hospital privado.
― No te preocupes, cuando necesites solo dímelo. El director es muy amigo mío y le diré que mi amiga irá y él no te cobrará.
― No. Cómo crees que haría eso, me da pena porque tú pensarás que soy una oportunista.
― Claro que no pienso y ni pensaría eso. Anímate y haz una cita cuando quieras con el ginecólogo es más, puedes llegar sin hacer cita previa y él te atenderá porque él sabrá que vas de mi parte.
― Está bien. Vamos a probar que tan bueno es ese ginecólogo famoso, y llegaré sin hacer cita para ver que tan cierto es que tú eres muy amigo de él.
― Ve y verás que no te vas a arrepentir, quedarás encantada con sus servicios.
― Perfecto, en este mes me toca revisión porque cumplo los seis meses. Ah, no, no sé ni porque estoy hablando de estas cosas personales contigo.
― Tranquila, eso ahora ya es normal, ya no es un tema tabú.
Terminamos nuestro desayuno y el chofer llegó por nosotros, me pasaron dejando por mi institución y se marcharon a su destino.
A la hora del almuerzo me entró una llamada de Wilmer diciendo que si tenía tiempo para que fuéramos a almorzar, pero lastimosamente yo ya tenía planes con mi amiga de ir a almorzar juntas porque quiere que le cuente personalmente acerca del hombre apuesto que he conocido.
Así que le dije a Wilmer que hoy no podía almorzar con él porque ya tenía planes, que lo dejáramos para otra ocasión.
Llego al restaurante donde habíamos quedado de vernos con Anastasia.
Anastasia es mi amiga de la infancia, con ella fuimos a la primaria, la secundaria y luego fuimos a la universidad también.
Nada más que ella escogió otra carrera, entonces ahí nuestros caminos se separaron, pero siempre seguimos siendo buenas amigas.
― Hola, mi amiga del alma como estás. ― Dice Ana.
― Bien, gracias a Dios, amiga. Y tú cuéntame cómo están esos ánimos con tu novio.
― ¿Novio? Ese tipo no es mi novio, con el solo paso las noches, pero no hay nada sentimentalmente.
Es más, creo que él está casado en su país y por mientras dure su estadía aquí aprovecharemos la oportunidad para darle rienda suelta a nuestros deseos sexuales.
― Ja, ja, ja amiga, tú eres única, porque no te buscas una relación estable, alguien que ames y que te ame.
― Y mira nada más quién me da ese consejo, ¿una mujer felizmente casada? Pues no, ¿verdad?
― Lo mío es diferente, Ana. A ti nunca te han roto el corazón como a mí.
― Hay Marleny, yo no he nacido para enamorarme y estar para un solo hombre. Mira tú cómo sufriste por lo que te hacían tus parejas anteriores.
No mamita yo nací para ser libre y disfrutar de los placeres que el sexo nos da.
― Ahí te voy a ver cuando llegue la persona adecuada y te enamores. Te voy a recordar lo que me has dicho hoy para que veas que cuando uno se enamora se vuelve loca de amor por esa persona, aunque uno trate de hacerse el duro, ya lo verás.
― Pues verás que no te daré el gusto de reírte de mí porque eso nunca pasará, jamás me involucraré sentimentalmente con un hombre.
― Te quiero amiga.
― Yo te adoro. Pero ahora cuéntame cómo es eso que te ha salido una hija así tan de repente.
Le conté todo lo que pasó con la niña desde el principio cuando la encontré.
― Y vieras Ana, su padre es tan, pero tan guapo que no creo poder soportar más días sin probar sus labios.
― Me alegro mucho, amiga. Sería bueno que te des una última oportunidad en el amor. Qué tal que él sea el indicado.
Vamos coquetéale, gánatelo y al final sabremos si funciona o no.
― Me ha dicho que cambie de ginecólogo y que vaya con el que trabaja en el hospital donde él trabaja, que se supone que él es bueno, pero me da pena porque tú sabes que la que nos ha estado tratando desde siempre es una mujer.
― Ay, Marleny, ya deja las tonterías y disfruta que el doctor te toquetee, total sentirás más rico.
― Ay, Ana, definitivamente tú no cambias, eres una golosa.
― ¿Me acompañarás dentro de tres días a hacerme la citología entonces?
― Claro que sí, amiga, yo te acompaño y de paso conoceré al doctorcito, y si está bueno, pues me lo tiro también, claro si tú no lo quieres.
Hoy tenemos planeado ir al hospital. Wilmer no sabe que iré hoy y como la niña está ahí también, aprovecharé a visitarla y le he preparado una torta para llevársela. Le daré una sorpresa. Me coloco un vestido verde menta que me queda arriba de las rodillas, la verdad es que cuando no voy al instituto me gusta vestirme con ropa informal, claro que no sea muy corta o demasiado llamativa. Me calzo unas zapatillas negras y me dirijo a tomar un taxi para pasar por Ana para irnos juntas. Llegamos al hospital y nos dirigimos hasta dónde se encuentra la recepcionista. ― Buen día, señorita. Vengo a revisión con el ginecólogo. ― Buen día, señorita, ¿tiene usted cita? ― No. No tengo. ― En ese caso no le puedo ayudar porque el doctor solamente atiende mediante cita. ― Entiendo. Permítame hacer una llamada, ya regreso. Me retiro un poco y le llamo a Wilmer, creo que él me mintió. ― Hola bonita. Me responde al tercer tono. ― Hola Wilmer estoy en recepción, pero la señorita me dice que e
Llegamos a la habitación de la pequeña Eliana, su padre abre la puerta y nos hace pasar. La niña solo nos ve y viene corriendo hacia nosotros, bueno hacia su padre. ― ¡Papá, mamá está aquí! ― Sí, hija. Mamá, vino a visitarte. ― Hola mamá, mira, tengo muchos juguetes. ¿Jugarás conmigo? ― Claro que sí jugaré contigo mi princesa. Mira, tu tía y yo te trajimos un pastel. ― Yo, ¿tengo un tío y una tía? ― Si hermosa, yo seré su tía. ¡Dios, eres una niña muy bella! ―Dice Ana, inclinándose a la altura de la niña para poder abrazarla y besar sus lindos cachetitos. ― Ahora sí, princesa, vamos a comer una rebanada de este delicioso pastel. ― Bueno, yo las dejo porque tengo que seguir trabajando. ― Dice Wilmer. ― Está bien, nosotras al rato nos iremos. ― Adiós papi. ― Adiós, hija querida, pórtate bien con tu mamá y con tu tía Ana. Wilmer se va y nosotras nos quedamos con la niña y la niñera. Yo siento que esa chica me ve un poco raro, pareciera que no le caigo nada bien. Después de j
Después de pasar una tarde muy amena con la niña, su tío loco y Ana. Nos dirigimos a casa de Wilmer porque nos invitó a cenar a su casa y que él sería quién cocinaría unos deliciosos platillos típicos de la ciudad 《palabras del flamante chef Wilmer Montoya》.La niña va muy feliz con sus tíos y su mamá, no sé en qué va a terminar todo este mal entendido porque se nota que la pequeña me tiene cariño y sin mentir yo también ya me encariñé de ella, es tan dulce que a cualquiera le robaría el corazón.Llegamos a nuestro destino, el señor Antonio nos venía mostrando todo el camino. La casa queda un poco fuera de la ciudad pero es muy bonito el lugar, y ni digamos la casa. No, esta no parece casa es una mansión.Es súper grande parece que viviera una gran familia aquí, cuenta con un hermoso jardín con diferentes tipos de flores y de todos colores se ve muy hermoso.A lo lejos está una piscina y se ve un
Cuando estamos devorando nuestras bocas y al mismo tiempo acariciándonos, de repente se abre la puerta y aparece la pequeña Eliana.Nosotros de inmediato nos separamos, y la pequeña le dice a su padre con ojitos suplicantes.- Papi, me duele mi barriguita. Puedo dormir aquí contigo. Di que sí papi para que el dolor se me vaya.- Ja ja ja, hija ese truco ya lo conozco, a ti no te duele nada lo que no quieres es dormir sola.- ¿Mami dormirá con nosotros?. Pregunta la niña.- No princesa, en otra ocasión será. Le digo a la niña tomandola en brazos y dandole besos en su carita. La bajo al suelo y camino hacia la puerta.- Quédate aquí hija, bajaré a despedirme de tus tíos.- Vamos. Le digo a Marleny tomándola de la mano, pero ella de inmediato se suelta.¿Qué pasa? pregunto con una sonrisa.- Es que no quiero que pienses mal de mí. Digo
Al día siguiente...Marleny se dirigía hacia el Instituto, cuando recibió la llamada del director y este le comunicaba que hoy a las diez y treinta minutos de la mañana habría una reunión por parte de la dirección departamental de Educación para nombrar al nuevo director y sustituto del actual director.Marleny no se emocionó porque ya se sabía quién sería la nueva directora.Quién más que una maestra que acababa de entrar a trabajar y no tenía ni la mínima experiencia como maestra, y así la pondrían de directora.Todo por el cuello político que tiene con su amante, y no lo digo yo, toda la institución lo sabe y aunque uno no esté de acuerdo, no puede decir nada porque corre el riesgo de que lo despidan y en los tiempos en que estamos ahorita al encontrar un trabajo hay que cuidarlo y no arriesgarse a perderlo.El autobús se detiene en la estación que queda a una cuadra del instituto. Agar
Hacemos el llamado a nuestro jefe, el señor Wilmer Alexis Montoya.Dice el maestro de ceremonia y yo me quedo en shock, volteo a ver a Wilmer que está a mi lado y este me sonríe y me guiña un ojo, debe estar feliz al ver mi cara de sorpresa.Se levanta como el gran jefe que es y camina hacia el estrado principal, toma el micrófono y comienza a hablar.Yo, ni siquiera presto atención a lo que él está diciendo porque aún no salgo de mi trance. Este hombre además de ser doctor es empresario, que más detalles me ocultará.Y entonces recuerdo cuando él me dijo que el ginecólogo del hospital era muy amigo de él y al final salió que él era el ginecólogo. Ahora sí ya me siento un poco intrigada por saber la vida de este hombre.Antonio se acerca a mi y se sienta en el asiento de Wilmer.- Hola cuñada.- Hola, pero yo no soy su cuñad
Llegué a mi habitación y no quería ni bañarme para no quitarme el aroma de mi macho.Disfruté del sexo con él como nunca lo había disfrutado. Este tipo me hace sentir cosas que jamás he sentido por los novios anteriores.Qué estúpida fue su ex esposa por dejar a un magnífico hombre como él, él es tan guapo y es todo un caballero, sabe cómo tratar a una mujer.Estoy tan metida en mis pensamientos, que no me he dado cuenta de cuando empecé a tocarme pensando en lo que pasó hace unos minutos.Siempre me ha gustado el sexo, pero nunca me había sentido tan satisfecha como hoy.Suena mi teléfono y es un mensaje de texto de Wilmer, sonrío cuando veo su contenido.- Me tienes loco mujer, quisiera estar contigo en este momento haciendo el amor nuevamente.Te deseo tanto que creo que nunca me saciaré de ti.- Yo también te extraño, y me tienes
Marleny se molestó sólo porque la niñera me llamó, pero yo no le encuentro razón para que se moleste.Ella debería de ser consciente de que la muchacha tiene la orden de que en cualquier momento puede llamar, pero no es por otra cosa solo es cuando mi hija necesita algo.Arranco mi auto y me voy para el hospital, por la tarde llamaré a Marleny para invitarla a cenar a mi casa. Tal vez ya se le ha pasado el enojo porque ya vi que esta mujer tiene su carácter.Marleny...Wilmer se marchó cuando yo entré a la institución y ni siquiera me ha llamado para disculparse por hacerme sentir mal.Me encuentro en mi oficina revisando unos exámenes en mi escritorio y escucho que alguien toca la puerta, les digo que pasen y dentra mi compañero de trabajo; el maestro encargado de dar la clase de computación.- Hola señorita Marleny.- Hola Pablo. - Respondo seca porque yo ya me