Shary salió llorando y temblando viendo a Laila muy mal y le dijo.
—¡Por Allah!
—Sha… Shary… Busca a Malak…
—Pero debo ayudarte.
—¡No hay tiempo! Búscala y dile que se vaya de Fez… Ahora…—le indicó lo que tenía que hacer.
La niña tomó su celular y el de Laila, dinero y algunas joyas de Laila. Buscó un transporte y se dirigió a la Mansión del Placer.
Advertida
Después de una tormenta de arena y esta se asienta es cuando se ven los verdaderos destrozos que causa. Malak pensaba en las palabras que su madre solía decirle, era cierto, ella terminaba de hacer un traje de danza para una de las jóvenes.
—Me quedó zwino—dijo la joven.
En ese momento le avisaron que alguien deseaba verla y que era urgente. Ella se asustó porque nadie sabía que ella estaba allí. Cuando le dijeron que era una niña llamada Shary, se alarmó más, pues era la hija de Amed.
La hizo pasar a los jardines y l
Hasta aquí la parte uno, ahora viene La venganza de Malak, queridas, espero comenten y sigan esta apasionante historia de amor.
Tres años después “Dicen que el tiempo lo cura todo, lo sana todo y te hace asimilar las cosas pasadas, de forma que al ver el presente te sientas bendecido o resignado a tu realidad—pensaba Malak al ver el horizonte—Sobre la tumba de mi madre juré hacerle pagar por su desamor. Ahora, sobre la tumba de la señora Laila, presento a mí, hijo, y hago otro juramento”. Las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras apretaba el cuerpecito de su pequeño bebe contra ella, dejaba un ramo de rosas silvestres y muchos sinsabores en ese lugar. —Si pudiera verlo, es varón, es perfecto y sé que si lo viera sentiría que todo lo que hizo por mí, valió la pena… Le prometo hacer de él un gran hombre y hacer pagar a Amed Ansar su desdicha final… Lo juro. Bullá miraba a todos lados listos para cualquier problema que se presentase, entonces le apuró. —¡Yalah! —Nunca olvidaré a la mujer que cambió mi existencia. Bullá la tomó del brazo y le dijo a l
Jotán les explicó emocionado. —Me alegra que llegaran a tiempo para nuestro show estelar—hizo una pausa para decirles—El club Ojos Dorados tiene un espectáculo único. Jóvenes danzaban en distintos lugares deleitando las miradas de los presentes y luego con el cambio de la música se despidieron agitando sus velos. Jotán les comentó. —Es el momento de nuestra danzarina estrella—vio su desconcierto—Es una Virtuosa de la danza, dicen que la misma Diosa del Desierto se encarnó en ella. Les sirvieron las bebidas y Hanza contempló el contenido de la suya y era dorada como los ojos de Malak, ¡qué ironía! Se la llevó a los labios y Jotán le previno al caballero. —Tenga cuidado, es un trago engañoso, empieza suave y termina mareando al que lo bebe. Hanza hizo caso omiso de la advertencia y bebió de un solo sorbo el contenido y en verdad era dulce y luego se sintió lo fuerte del licor que calentó sus sentidos. Salieron unas
Amed estaba recostado en una cama ancha a su lado tres bellas mujeres desnudas lo deleitaban con caricias y besos. —Preciosas, divinas… Me han satisfecho en todo, me siento como un dios con ustedes. Ellas sonreían a su amante, entonces entró Rania y dio de palmas y ordenó. —Akhruji min huna ya eahirat, antahaa waqtuk. (Salgan de aquí rameras, ya terminó su tiempo) Ellas se levantaron de mala gana y desnudas salieron delante de ella y Amed se le rio en la cara. —Harbi, ¿estás celosa de unas concubinas? —Estoy celosa de cualquiera que comparta el lecho contigo, eres mi esposo y mi medio de vida, no voy a perderte. Él le hizo una seña y ella cruzada de brazos lo ignoró. —Vamos, ven, Harbi, tengo mucho para ti también. Ella se acercó a él y le dijo cerca de su boca. —No me importa compartirte de vez en cuando, ni las orgías que hagas en este lugar, si participo lo hago porque te quiero, pero debes entender q
Cuando Jotán le entregó el presente, ella lo abrió y encontró una joya de piedras ámbar, meneó la cabeza, porque se dio cuenta de que todavía pensaba en ella y entonces le dijo a Jotán. —Cuando termine el show, dígale al señor Ansar que puede venir a mis aposentos, le agradeceré el presente personalmente. Jotán entonces le preguntó. —¿Bullá lo sabe? —Nunca haría nada sin que él lo sepa—sonrió. Jotán le hizo una reverencia y salió para darle al recado y cuando lo recibió se quedó cortado. Amed llegó al hotel junto con su esposa y Rania le dijo un poco molesta. —Hay bastantes clubes en Fez y tú quieres venir a uno en Marrakech. —¿Acaso no puedo? —Puedes; pero, no sé Amed, me da mala espina todo eso... —Harbi, no seas supersticiosa, es solo una bailarina de cabaret, quiero ver qué tal se mueve. Ella estaba celosa de cuánta mujer pudiera quitarle a su ingreso y entonces le dijo a su ma
Amed llegó al hotel golpeado y Rania lo vio escandalizada. —¡Te golpearon! —Yo golpeé también…—tenía que decir algo a su favor. —¿Quién lo hizo? Le costó decir su nombre. —Hanza—dijo lleno de ira—ese maldito estaba allí. Rania daba vueltas y le dijo molesta. —¿Se pelearon por una bailarina? —No… —Amed, te conozco bien, estás picado con esa mujer y viste al tonto de tu hermano que no es tu hermano y te quisiste hacer el sobrado. —Le dije algunas cosas sobre esa p**a de Malak. Malak, de nuevo, entonces le dijo molesta. —Hago lo que deseas y te complazco en todo, te comparto y ahora por una estúpida bailarina te desbancas. Amed no la escuchaba y comentó. —Si la hubieras visto, Harbi, era la Diosa encarnada, se movía como serpiente en la arena y sus caderas… —¡Ya basta! Miró a los guardaespaldas de Amed. —¡Ineptos! ¡Les descontaré el golpe de mi esposo
David vivía en Portugal, con su bella esposa Rebeca, que le había llenado la casa de gatos después de la muerte del Señor Bigotes. Él paseaba con un bello gatito negro que era su engreído y le decía delicadas palabras, cuando llegó un mensajero con un paquete y era para él. Se extrañó, no solía recibir envíos por correspondencia y lo tomó curioso y abrió el paquete. Lo que encontró fueron fotos, documentos de operaciones, de envíos de dinero y de armas, cuando se sentó a ojearlas detenidamente vio que se trataba de envíos de Fez hacia lugares como India y otros sitios; pero, que no llegaban a su destino. Eran fotos de cargamentos con el sello del escorpión y el sello de su casa. Hablaban de que en el camino se desviaban al desierto donde se observaba fotos con extremistas armados. David exclamó. —Walakin ma hadha. (Pero qué es esto) Rebeca salió con una gata hermosa en sus brazos y vio a su esposo pálido. —¿Qué tienes?—tomó los documentos y miró
Daba vueltas por su casa, desde que Amed la había lanzado al viento, vivía sola rumiando sus penas, si tan solo estuviera Shary con ella; pero, había desaparecido y no se la encontró en Fez. Tal vez huyó por ese matrimonio forzado y ella en las nubes no se dio cuenta de las intensiones de su hija y nada de lo que hizo por conservar su matrimonio ayudó. Amed se casó en una fastuosa fiesta y ella, repudiada, segregada de todo, no era justo; esa mujer era joven, hermosa, vital y lo tenía cautivado, ni lo veía… Tres penosos años así. Una de sus empleadas llegó con un presente. —¿Será de Amed? Al abrirlo era una joya hermosa y la invitación decía: Te invito a un viaje al pasado del que no te arrepentirás. Envía un sí, si aceptas o un no si te niegas. ¿Qué puedes perder? Ya lo perdiste todo. ¿Qué puedes ganar? Dicha y una renovación a la vida que llevas. Eso llamó su atención y después de considerarlo, envió el mensaje “sí” y esperó
Ella lo esquivó y le dijo indignada. —Tiraste al viento a una mujer y no te importo nada de ella y ahora reclamas a su hijo. —No sabía… Estaba dolido… Ella me engañó. —Murió jurando en su lecho que nunca te faltó y yo le creo. —Siento que… Me diste… ¿Qué me hiciste? —Te di lo mismo que le dieron a ella para hacerla caer en esa trampa; te di engaño y miseria. —¿Quién eres? —Soy tu conciencia… Esposo—lo vio caer adormecido. Interceptando el cargamento Cuando el camión iba por la carretera clandestina con las jóvenes nerviosas en su interior. De pronto fue interceptado por los hombres de Bullá que con jeep del desierto y armas los desbancaron, los hicieron detenerse, fue toda una sorpresa ser atacados por desconocidos; entonces hicieron el traslado de las muchachas hacia otro camión. Ellas, visiblemente asustadas y nerviosas, subieron al otro camión, sin saber qué esperar. En