—Señorita… no tenemos tiempo. —Carraspeo al llevar su mano a su boca, y ella se giró secando sus lágrimas, que fueron solo algunas.— ¡Dígame señor Sánchez! —Respondió al mirarlo, quedando perplejo el trigueño de unos ojos tan verdes; como lindos, además de las pequeñas pecas que adornan sus pómulos.—Primero que nada le debo una disculpa solo soy un guardaespaldas, que sigue ordenes de su jefe y sé que mantenerla cautiva, no es legal en nuestro país, pero mi jefe cometió el error de…—De equivocarse de persona, lo sé y por lo otro ya nada importa; solo quiero ir a casa. —Lo interrumpió, logrando que el pelinegro asienta.—Tienes razón y sé también, que su nombre no es Vega; sino Alba Ward. —Aclaro, dejándola sorprendida.— ¿Cómo lo supo? —Agrego, en voz baja mirando a todos lados.—Digamos que esa información no sé la puedo decir yo, habrá otra persona que lo haga por mí, solo confórmese con saber, que mañana será libre y para eso debo contar con que usted; sea muy precavida y más co
… Con el pasos de la horas, la tarde llego y con ello el trabajo finalizo, para Alba que había limpiado los jardines y como también regar las plantas que tuvo el placer de conocer, había muchas sobre todo las petunias casi no sé daban en su tierra, pero justo la mansión donde esta cautiva crecen con mayor fuerza, su sonrisa se ensancho que decidió terminar recogiendo los implementos que uso, para dejarlos en un invernadero, que sirve para guardar los instrumentos de jardinería. Habiendo colocado todo a detalle, sin faltar nada fue interrumpida por la voz de la Sra. Betania que ella no tuvo más remedio, que respirar hondo y girarse sobre sus pies para encararla.—Hiciste el trabajo Usurpadora. —hablo ofendiéndola, pero ella decidió no discutir, seria perder el tiempo.—Sí señora. —Respondió, manteniendo su rostro lleno de seriedad.—Por lo menos… ahora ve a la cocina tú comida esta lista y no quiero quejas al respecto. —Aclaro con dureza, pero Alba decidió caminar, para ir en busc
Para la mente de Darío le era difícil olvidar esos labios, los que solo probo una vez y siente que necesita más; para saciar su ser; al cambio sus ojos verdes tan brillantes y con un fulgor indescifrable, lo tienen perdido; sin nada que le permita mirar a otro lado, porque siempre esos ojos, vuelven a invadir su mente nublando su visión por duro que sea, de solo pensarlo dio un golpe sobre los azulejos de la pared, como morder sus labios, levantando el rostro y fijar sus ojos celestes, sobre su puño sellando una promesa.—Volverás a casa Alba eso te lo aseguro, solo espero me permitas estar cerca de ti. —determino; al girarse sobre sus talones y salir de la ducha, habiendo cerrado el grifo antes y tomar la toalla envolviendo su cintura.… Sin embargo; desde otra habitación algo deteriorada Alba esperaba sentada en el mullido colchón con algunos resortes, que se sienten al estar acostado o sentado; algo a lo que ella no le dio importancia, manteniendo sus manos juntas como respirar
Con algo de sutileza ella extendió su mano, donde el caballero la tomo y beso el dorso con suma caballerosidad, tanto que hizo que ella se sonrojara levemente; algo que Izan no le gusto, al carraspear dándole a entender al ruso que era suficiente.—Bueno vamos a sentarnos Denisse está por llegar, y podemos cerrar el acuerdo. —informo nuevamente en ruso, para que la pelirroja no pudiera entender nada. Después de cinco minutos la asistente de Izan llego y los caballeros comenzaron hablar de negocios como acuerdos, eso pudo ver Alba; sin entender nada por parte de ellos, solo se concentró en ver el restaurante con sus mesas en color blanco con dorado y en los centros un hermoso decorado de pecera con unos pequeños peces que ella no podía dejar de ver, sonriendo levemente y seguir admirando el lugar con excelente decoración y la mayoría de los comensales disfrutar entre familias o parejas, mientras ellos eran los únicos que estaban en una junta de trabajo, o eso pudo entender de la señ
La rabia era palpable en el rostro de Vega, que alboroto un poquito su cabello corto rojo, pero las mirada de más de un hombre que pasaba no podía ser dejada a un lado, era el centro de atención de esa playa de la provincia muy apartada de la ciudad, para no llamar la atención.— ¡Oh cierto! Pero sabes que mi paciencia tiene un límite Pecosa y necesito más dinero o ya sabes, que puede pasarte si no llegas a cumplir. Cuando hubo dicho eso, un escalofrió se instaló en el cuerpo de Vega, sabiendo que las amenazas de George no son en vano, pero decidió volver hablar.—Lo tengo bien en claro… solo necesito más tiempo, pero es seguro que termine tu deuda y desaparezcas de mi vida de una vez. —Eso espero cariño, sino tu vida será mi pago y como disfrutaré. Colgó la llamada, y ella se encargó de beberse el licor de un solo tirón saciando su sed, jamás imagino que involucrarse con traficantes le traería problemas en el presente; pero de algo estaba segura no pagaría, siempre seria
— ¡Quítate la camisa! —demando, obteniendo la atención de ella al negar.—Eso está mal, no tiene usted derecho. — hablo en su defensa, haciendo sonreír al rubio.—No me importa si algo está bien o mal, solo obedece; sino puedo castigarte. ¿Tú decides? —sugirió, observando su molestia en todas sus expresiones. La rabia, como la impotencia eran los protagonistas en la vida de Alba, jamás imagino que alguien le pidiera algo así; menos un hombre que dice ser un caballero y tratar bien a las mujeres, pero reconociendo que los periódicos pueden mentir en ciertos aspectos, contando una idea inequívoca sobre un sujeto, que dicen por encima lo que representa, más dejan de lado el relleno con la mayoría de los secretos, que nunca han salido a la luz ni piensan contar, es allí donde desea ser abogada y destapar la crueldad de ciertas personas que hablan ser pudientes y presentables ante el público, bufo por lo bajo al no poder hacer nada.— ¡Entonces! no tengo todo el día, quita la prenda de
Por otro lado la familia Cook se encontraba emocionada de ir a ver el nuevo hogar de su hijo, tanto que la Sra. Elia no podía dejar de sonreír, aun amamantando a su bebé Lucero, que concentrada miraba a su Madre sin parar de alimentarse, estando en el auto blindado, mientras el sr. Jorge se mantenía en su celular atendiendo llamadas de último momento, pero al notar como su esposa negaba; por traer el trabajo a la noche que compartirían con su hijo mayor, no dudo en dejarlo en claro.— ¡Amor! Ya deja el teléfono, te dije que hoy vamos a estar en familia y sabes que eso involucra el trabajo. —ordeno enarcando una ceja, cosa que le hombre bufo por lo bajo teniendo razón.—Odio que tengas razón cariño. —añadió al acercarse a ellas, tocando la mejilla de su pequeña que estaba muy concentrada viéndolos sin perder detalle de ambos.—Pero me amas. —Comento sonriendo, mientras su esposo le toco su mejilla y beso sus labios con todo el amor.—Eso no se discute cariño, mi familia son mi todo.
—No tengo porque venir a mentirles señores, saben que la familia Price; somos honestos y directos en decir la verdad, no tengo porque engañarlos con esto; pero hay otros que desean guardar secretos y pensar que nunca serán encontrados. —argumento al mirar al rubio, que de inmediato se acercó para agarrarlo de las solapas de su saco azul.— ¡Izan! Suéltalo ahora. —grito la Sra. Elia, al colocarse de pie con la bebé que comenzó a llorar por la agitación del mismo ambiente. Los ojos azules de Izan estaban encendidos de ira y más, por como tuvo que darse cuenta de la falla, demasiado tarde conociendo que Sánchez le dio parte de la evidencia; solo que su mente no podía creer el error que cometió, lo único que lo termino de sacar de dudas; fue no ver el lunar en su seno izquierdo, ese que le grito que la persona que retenía no era Vega Hill, su mandíbula la apretada con saña, hasta que los brazos de su Padre lo jalaron con fuerza; hacia atrás marcando la distancia entre los dos caballer